14.1.08

Nunca subestimes el poder de la bilis

Wikipedia nos enseña que

La bilis es una sustancia líquida alcalina amarillenta producida por el hígado de muchos vertebrados. Interviene en los procesos de digestión funcionando como emulsionante de los ácidos grasos. Contiene sales biliares, proteínas, colesterol y hormonas. No contiene enzimas digestivas.

Su secreción es continua, por lo que en los periodos interdigestivos se almacena en la vesícula biliar, y se libera al duodeno tras la ingesta de alimentos.


El gentil elenco del suplemento Cultura del diario Perfil contribuye a la educación biológica/anatómica popular con este patético "exposé" sobre los premios literarios.

Alcanzaría con señalar que nadie puede decir de una novela de Pablo de Santis que es"aburrida y mal escrita" y abrir el siguiente párrafo de su texto con la frase "Un premio interesante, aunque con altibajos, pero que ha sabido definir un perfil atractivo para los lectores en idioma español, es el Premio Herralde de Novela" : que se dedique a explicar antes de emitir juicios de valor literario cuáles son sus credenciales para emitirlos, qué lo hace un adecuado guardián de la calidad de la escritura y qué carajo hace ese "pero" en la oración (a menos que "definir un perfil atractivo para los lectores" sea de alguna extraña manera un concepto opuesto a "interesante", cuando en realidad la frase es redundante ya que "interesante" es sinónimo de "definir un perfil atractivo").

Pero el punto realmente choto de este artículo es el argumento berreta prefabricado: los premios de las editoriales y los diarios son herramientas de mercado y son malos malos malos, el premio Indio Rico y el de Página/12 son buenos buenos buenos. Esto de manos del mismo diario que nos "regaló" el año pasado las confesiones de las miserias y contradicciones personales de Daniel Guebel en la entrega de los Premios Clarín. Guebel nos recordó, justamente, que los que más critican a los premios, a los premiados y a los buscapremios no se eximen a sí mismos de perseguirlos, aunque sí de mezclarse con la runfla.

De Hernán Arias desconozco prácticamente todo menos que escribió este artículo y que compartimos alguna antología (La Joven Guardia), pero me atrevería a venturar que en lo profundo de sus cajones guarda el recibo de su obra en algún premio que no lo favoreció, y que quizás hasta haya salido favorecido en alguno — como Borges, a quien Arias cita en el artículo criticando a los premios en el suplemento El Hogar pero que obvia completamente cuando, no muchos años después, mete púa y mala saña en El Aleph contra el escritor que "le robó" un Premio Municipal. El día que se abra el "Sindicato de Jóvenes que Escriben" el primer acto va a ser una marcha al Correo Central para reclamar por el precio del envío de las "plicas" a los concursos municipales de España.

El artículo abre con el demoledor basamento intelectual de 1 (una) fuente, citas de un libro reciente de Adriana Laera publicado por Beatriz Viterbo ("Che, salió este libro que les pega a los premios literarios, ¿quién quiere hacer una nota quilombera para el verano?"). La piece de resistance es la pregunta "¿Podría decirse que, aun sin saberlo, las demandas del mercado están internalizadas en el novelista, en la mano que escribe?”. De ahí, salta a los que según Laera son las características premiables y premiadas en una novela :

Les interesa que la novela reproduzca “la agenda de los temas de moda en clave idiosincrática”, y en general no son tolerantes con las innovaciones en el plano “estético, ni formal ni estilístico”. Laera anota además cuáles son los rasgos formales que se suelen premiar: “Una escritura rápida, de frases relativamente cortas, en las que la alianza entre acción e información, con las dosis descriptivas necesarias, es fundamental para lograr eficacia”.

Como estamos en el párrafo 4 y ya vendimos la conclusión del artículo, ahorremos todos los pasos lógicos del razonamiento: ya sabemos que las vacas vuelan, dediquémonos a buscar en las vacas del 2007 los muñones de las alitas y la evidencia de sus excursiones por las nubes. Y entonces disecciona los blancos fáciles (el eterno Clarín, Pablo de Santis), intenta con algo que para la tribu de Arias ya se parece más a un tótem ensayando un par de jabs contra Martín Kohan y definitivamente no se le atreve a lo que, en su visión de la literatura, ya son dos vacas sagradas: un exótico como Ariel Magnus premiado por César Aira, un alumno de Laiseca en un premio elegido nuevamente por César Aira y Daniel Link, y una escritora de 85 años bendecida por Página/12. De manual.

O sea que, para empezar, a Arias no le dan los números: si su monumental demostración le da dos a favor, tres en contra y uno 50/50 es momento de colgar los botines y decirle al editor "mejor llenemos con fotos de Sarlo y Fogwill en los paradores de Punta del Este".

Ahora bien: supongamos que nos tomamos en serio la única idea (prestada) de este artículo, eso de que las demandas del mercado están internalizadas en el novelista. Si la vamos a hacer, la vamos a hacer bien: las demandas están internalizadas en todos los novelistas, incluso en los que "jamás ganarían un premio", sólo que son demandas distintas de públicos diferentes. El que no escribe para los premios escribe para los críticos, para sus referentes, para sus maestros, para sus tíos o para sí mismo, pero todos escriben "internalizando" ciertas "demandas".

Bob Dylan es más sintético: It may be the Devil or it may be the Lord but you gotta serve somebody.

El mecanismo es el mismo, lo que cambia es la orientación. Todos los premios son iguales, pero usan esa igualdad para fines distintos. Todos proponen un modelo literario y lo colocan por sobre los demás. Cada uno propone el suyo, y en todo caso habrá para todos los gustos y que cada uno elija.

Es divertido ver las contorsiones que tienen que hacer tipos como Arias ahora que César Aira, paladín argentino de la "ineficacia narrativa" y el "antimarketinerismo literario" (falso antimarketinerismo, ya que es el mejor vendedor de sí mismo de todo el campo literario), empieza a ser jurado de premios — y no solo de proyectos "alternativos" como Indio Rico sino también de premios multinacionales de Editorial Norma.

Pero lo más divertido es como, en la mejor tradición de la revista Noticias de la misma editorial, lo que se planteaba en la tapa y en su apertura como un artículo de tesis, fuerte, crítico, polémico, se va poniendo chirle hasta tener un cierre intrascendente y genérico que no dice absolutamente nada. Se disuelve como las burbujitas de un Alka Seltzer, y termina teniendo la misma función: está al pedo.

3 comentarios:

ERLAN dijo...

Buen post. Buena respuesta.

Anónimo dijo...

Pablo: Arias escribe mucho mejor que vos, y no creo que nadie deba andar mostrando credenciales (por lo demás, sus libros son mejor comentados que el tuyo, pasa que no te detenés en leer mucho quiénes se refieren a él). Ganó un premio en Córdoba, como también los ganó Bolaño, pero por necesidades económicas. Un premio tiene un horizonte de lectores, por eso el Planeta no es el mismo que el Herralde. Pero después de todo, ¿quién soy yo para escribir esto? Nadie. Un ser-sin-credenciales.
Te mando un abrazo.

Guiasterion dijo...

Señor Toledo:

Quisiera destacar su valentía. En un país donde la crítica literaria está casi totalmente prostituida por el amiguismo y los compromisos, que alguien se atreva a desnudar ciertas pequeñas miserias de los grandes medios y la camarilla literaria no puede sino elogiarse. Y lo afirma un sujeto que trabaja en un diario.
Sospecho que usted no ganará amigos con la edición del blog, incluso hasta corre el riesgo de lo que incluyan en alguna informal lista negra, pero permítame asegurarle que sus opiniones me resultan muy estimulantes.
G.B.