31.12.06

¿Nuevo? ¿Cine? ¿Argentino?

Los muchachos de Perfil están locos, locos, locos. Puntualmente, son esquizofrénicos. En la edición online de hoy reproducen un cable de Télam que, previsiblemente, echa unos serviles laureles a la gestión del INCAA (Instituto del Cine, o máquina de dispensar subsidios a una cohorte de favorecidos)... mientras que en la versión impresa hay una lúcida crítica a esta misma situación, en la que se muestra la otra cara de la estadística que cita el panegírico oficialista.

Básicamente, lo que queda claro para cualquiera: las películas son cada vez peores, le interesan cada vez a menos gente, se estrenan cada vez en menos salas, duran más por las cuotas de pantalla y las entradas subsidiadas que por cualquier tipo de relación con el espectador. Y acá es donde entramos en la vuelta retórica de costumbre: la gente quiere ver Bañeros superpoderosos y todas las pelotudeces de Hollywood, hay que dar una alternativa, hay otro espectador, etc. Pero lo cierto es que el Nuevo Cine Argentino no tiene nada de nuevo, nada de independiente, nada de original. Es simplemente malo. Por cada verdadero director que tenga algo que decir hay 25 chotocopias con diploma de la FUC, por cada película que vale la pena hay 50 gansadas a las que no se les niega el Escarbadientes de Oro del Festival de Cine de Mushumeshi o la Palmeta de la Crítica del Encuentro de Cine de Conchilaló.

Pero a llorar a Luján: el cine es un arte caro, probablemente el más caro, pero eso no quiere decir que al "pueblo argentino" le corresponda financiar la expresión de algunos, sobre todo cuando no son talentosos. Expresarse es un derecho humano, contar con unos cuantos miles de pesos en subsidios para filmar difícilmente lo sea. Y en todo caso, si lo es espero que los encargados de administrar tan miuníficamente el dinero que no les pertenece tengan algún tipo de criterio para repartirlo que no sea político y/o oportunista. Si tipos como Burman o Szifrón saben contar una historia sin caer ni en George Lucas ni en Abbas Kiarostami, supongo que tal hazaña es posible: entonces no caigamos en la enésima versión del peor plagiarista de Trapero o de Martel (o, por caso, de Kiarostami). Ese camino se agotó, y la única forma de hacer que la gente vaya a verlos sería una campaña intimidatoria del estilo "Señor contribuyente argentino, el último año repartimos X millones de pesos SUYOS a estos geniales cineastas. Si insisten en no ir a ver sus películas, vamos a seguir dándoles cada vez más. Saquen las cuentas y hagan lo que les convenga, porque lo qeu es nosotros no pensamos cambiar la dirección ni a palos".

La independencia en el arte nunca se logra desde los subsidios del estado. Eso lleva a la perpetuación de lo mismo, al arte oficial, a que todos hacemos lo que nos garantiuza un subsidio. El único que los cagó en eso fue el director de "No a los papelones", que pidioó un subsidio para hacer un documental, lo consiguió y a mitad de camino cambió el tema y usó plata del estado K para mirar críticamente a los asambleístas mimados del estado K. Pero cuando en vez de productores y directores haya comisarios políticos no se quejen, y piensen hasta qué punto son preferibles a los comisartios contables de la producción privada. El mercado no financia la innovación pero el Estado es 15 veces más reaccionario.

¿Y a mí qué me interesa, si con una bebé de un año y medio soy esclavo del DVD? El ex-gestor del INCAA ahora quiere hacer un Instituto del Libro, con lo que a los ya poco transparentes pero escasos subsidios a la literatura que da el FONA y alguna fundación/institución perdida (esos a los que aspiran los supuestos proyectos "pequeños e independientes" en desmedro de los que realmente son esas dos cosas) quiere agregarle un repartidor oficial de dádivas a los políticamente correctos (en el sentido más estricto de la palabra). Y lo peor no es que los quiere dar, si no que la cola para recibirlos va a llegar de acá a La Quiaca.

Como decía uno de los chicos de Dailán Kifki, "estamos fritos".

21.12.06

Bothy Band en vivo

Hace varios posts recomendé a la Bothy Band como suma absoluta de la música irlandesa. Lo sostengo, y tengo la evidencia:



Están todos: Paddy Keenan en uilleann pipes (la gaita irlandesa, que no se sopla sino que se infla a fuelle - de ahí que bombee todo el tiempo con el brazo derecho), Michel O Dhomhnaill en guitarra (maestro entre los maestros), Triona Ni Dhomhnaill en voz (conmovedora como siempre) y bodhran, Donal Lunny en bouzouki (un instrumento griego que parece una especie de mandolina con cuatro pares de cuerdas dobles y cuello de guitarra o muy parecido), Kevin Burke en fiddle (violín, para los amigos) y Matt Molloy en flauta.

La calidad del video no es la mejor, pero el tema la rompe y estos tipos en vivo eran una aplanadora. A las pruebas me remito.

16.12.06

Literatura de anticipación

En algún momento de 1998 empecé a escribir Se esconde tras los ojos, a partir de una anécdota que me contó un amigo de mis padres. Relaté esa anécdota como cuento, y me interesó el tono que encontré para contarla, y antes de que me diera cuenta el cuento era el capítulo 1 (lo sigue siendo en la versión final) y se fueron agregando historias, situaciones, personajes, y así llegué a la novela.

Para esa época, una modelo que había tenido carrera como Lolita estaba orquestando un regreso con bombos, platillos, semi-desnudos e imagen de "ahora que cumplí 18 saqué patente de comehombres". Me interesó la desesperación con la que se entregaba a la prensa, su forma de vivir la mediaticidad, el hambre de ojos que le mostraba a la cámara, y las fotos de esa modelo fueron en mi cabeza el rostro, el cuerpo y la actitud de Marga Arriazu, una de las dos partes de la ex pareja alrededor de la que gira la novela.

En la novela se cuenta (entre tantas otras cosas, y, como todo, en esa novela, de modo deliberadamente enrarecido) como Marga acepta por primera vez una sesión de desnudos totales, en una operación de prensa orquestada por su agente. Este mes, la modelo real sobre la que construí el personaje hizo una sesión de desnudos, la primera de su carrera, para una revista "especializada".

No estuve ahí, pero, hace ya 6 o 7 años, narré ese momento con estas palabras:

Cerca de la Plaza Congreso, el Prestigioso Fotógrafo de Modelos ordena a un asistente que desplace una de las luces hacia la derecha y acomode los pliegues de la tela que hace de fondo para la escena en la que sólo falta Marga, demorada en un taxi a la salida del Prestigioso Hotel Internacional. Unos minutos después ella hace una entrada magnífica, escoltada por el Agente que guarda el teléfono celular en el bolsillo de su impermeable inglés y se disculpa en nombre de su representada, mientras promete una sesión espléndida que compensará la brevísima espera. Marga esboza un saludo y busca con la mirada a la maquilladora y por un momento a la vestuarista, hasta que recuerda que esta última no será necesaria. Ya maquillada, sale del camerino en ropa interior y se acerca a las telas iluminadas por reflectores y paraguas que en realidad no protegen ni cubren ni paran si no que proyectan luz, una luz blanca que llena los pliegues de la tela y crea también sombras que Marga no ve, así como tampoco ve la tela, y no porque, como suponen el Fotógrafo y la Asistente y su Representante, esté asustada por dejar detrás de las cámaras la ropa que siempre puso entre ella y la lente, si no porque lo único que puede ver, como la luz en el fondo de un túnel obscuro que dicen ver los Actores que Han Muerto, es el punto obscuro en el medio de la luz, la lente de la cámara que absorbe todas las imágenes y las procesa y las devuelve no a ella si no a los otros, a todos los otros que desearán un cuerpo que no es el que en ese momento se ubica frente a la cámara que lo acerca y aleja, que no es el que el fotógrafo estudia complacido y acomoda con palabras ahora corteses pero profesionales y secas. Sobre papeles que reproducirán las mismas luces en las que ahora Marga se pierde, los ojos de los otros buscarán un cuerpo que se crea para ellos, el cuerpo que Marga proyecta pero no posee, que sólo existe en la mirada que lo crea perfecto, inasible, siempre del otro lado, y ella siente en cada chasquido del disparador, en cada movimiento, en cada cambio de luz, que los ojos que se adivinan detrás de la lente la llevan hacia ese otro lado, que por ciento veinticinco milésimas de segundo ella abraza su propio cuerpo distante, y que en ese contacto nace, sin historia, sin marcas, sin pasado, sin Financistas ni Banqueros ni Agentes ni Actores ni Fausto, sin Fausto, sobre todo sin Fausto y sin el hombro de Fausto que la sostuvo aquella tarde y sin la conversación en el café unos días después y sin el estúpido impulso de llamarlo el sábado para que la acompañara a una estúpida cena. La cámara la desprende de todo, especialmente de Fausto, y entonces ella desprende los breteles de su corpiño y los sostiene entre los puños cerrados que cubren ahora sus senos, que los elevan como armas que replican las armas en sus ojos que por primera vez se clavan en los ojos detrás de la cámara, y retienen por un último instante el deseo antes de rendirse, antes de caer.

El resto del capítulo, y de la historia de Marga, Fausto y todos los demás, en Se esconde tras los ojos, disponible en su librería amiga (realmente amiga, porque me dicen los libreros que, sin estar descatalogado, el libro es difícil de conseguir y la editorial se hace rogar a la hora de entregarlo).

11.12.06

Grillé

¿Sienten el olor a uniforme tostado? Es Pinochet que comienza a dar explicaciones en un tribunal del que no va a zafar haciéndose el enfermo.

9.12.06

Lo parió! recomienda...

Escuche, divulgue y recomiende una de las bandas más famosas de la movida de la música tradicional de Québec: La Bottine Souriante.

Los muchachos hacen música tradicional de la zona, que tiene varios puntos en contacto con la música celta en general/irlandesa en particular (mucho reel, canciones, aires, la instrumentación tiende a parecerse aunque sin ninguna variante de la gaita/uillean pipe). Los tiupos vienen tocando hace casi 30 años y tienen miles de discos dando vueltas, así que para los interesados en la primera época hay una antología (titulada, para confundir a las masas, Anthologie) y un disco en vivo que la rompe (En spectacle). Son básicamente una banda divertida de muy buenos músicos con swing, ritmo y ganas de joder tocando un gran repertorio con soltura y onda, sobre todo mucha onda. Tienen, incluso en estos primeros discos, bastante influencia jazzera.

Pero lo que verdaderamente sorprende son sus últimos discos, Xeme (lanzado en los Estados Unidos como Rock & Reel), Cordial y J'ai jamais tant ri (el favorito de la casa). Ahí se ponen locos del todo, y empiezan a mezclar canciones más zafadas y ritmos de jazz, electrónica, música latina y vaya a saber cuántas cosas más. El resultado es apabullante en temas como La Gronde (de J'ai jamais tant ri, aunque en realidad el disco entero es una patada al sistema), un reel que empieza con una guitarra phaseada, sigue con una formación tradicional dándole duro y en cada vuelta van agregando alguna instrumentación rara a la mezcla hasta que suena como una especie de cruza entre Ornette Coleman, los bronces de James Brown, la Bothy Band y Jimi Hendrix. Otros como Le reel du forgeron (de Xeme/Rock & reel, disco que está en la fundamental colección hEMIsphere a la que me refería en algún otro post y gracias al que descubrí a la banda) hacen lo mismo más contenidos.

Hay algún jugueteo con la música electrónica/dance que no me resultó demasiado feliz, pero básicamente es una banda de la hostia con una cabeza muy abierta y grandes canciones (Tiguidou sans-pack, Chanson de l'allouette o J'ai jamais tant ri son perlas, por más que mi anémico francés no descule las letras más allá de lo mínimo indispensable) que garantiza horas de placer musical. ¡¡¡A gozarrrrrrrrrrr!!!

En su kiosco más cercano

En la revista Ñ de hoy, una verión reducida (en cantidad de caracteres, por cuestiones de espacio) de uno de los Lados B que los lectores de este recóndito blog ya conocían.

4.12.06

Las cosas se ponen calientes

Pinochet está internado después de un infarto y, aparentemente, con un pie del otro lado.

Un fulano de TN describió su estado clínico como "está en las manos de dios". Yo diría que, si hay algo de cierto en todo eso, está empezando a sentir un calor que le viene de abajo y le calcina los pelos del orto. Tomate tu tiempo, viejo sorete, que no vas a tener la muerte que te merecés pero igual escupiremos sobre tu tumba.

2.12.06

Gyoja

En el Monte Hiei, de Japón, está el monasterio de los "monjes maratonistas". Son monjes zen que buscan la iluminación por el camino del sacrificio físico hasta convertirse en gyoja, los monjes espirituales.

Para eso, tienen que correr 100 noches seguidas de maratones. O sea, se levantan a la medianoche, se ponen un par de sandalias, se atan una cuerda alrededor de la cintura a la que anudan un cuchillo, agarran su libro de plegarias y un par de sandalias extra y salen a correr alrededor de la montaña (unos 54 kilómetros). Terminan el recorrido entre las 7 y las 9 de la mañana. Van a rezar una hora, se bañan, almuerzan, descansan, limpian el templo. Comen a las 6 de la tarde, se acuestan entre las 8 y las 9, se levantan a la medianoche y así sucesivamente durante 100 días. Ah, y van todo el tiempo rezando mientras corren. Sólo se pueden sentar una vez en todo el recorrido. Si paran, tienen dos opciones: agarrar la soga y colgarse de un árbol al costado del camino, o agarrar el cuchillo y hacer seppuku (eviscerarse, o sea hacer un corte a lo ancho del abdomen para que salgan todas las tripas hacia afuera, una manera lenta y dolorosa de morir). Mientras corren, rezan por los monjes que tuvieron que suicidarse.

Cuando terminan los 100 días, pueden pedir permiso para, a lo largo de 7 años, pasar al nivel superior luego de correr 1.000 días de maratón. Y en el medio tienen 2 pruebas (doiri) que los llevan, literalmente, al borde de la muerte: en una no comen ni beben ni duermen durante 9 días, en la otra meditan junto a una fogata en un espacio cerrado durante varios días.

¿Cuál es el truco? El truco es que no hay truco. Se llevan al límite, más allá del límite, porque tienen la voluntad suficiente. Buscan la iluminación, y la motivación religiosa siempre fue la que llevó las cosas más lejos. Menos mal que buscan desprenderse de todo para alcanzar el satori, porque si estos tipos se proponían recuperar el Santo Grial marchaban hacia Jerusalem y en el camino no dejaban ni las cenizas.

Y a mí me cuesta hacer dieta... el ser humano occidental está ablandado a extremos inconcebibles. Tiene razón Robert Fripp, lo que hace falta es disciplina interna y ascetismo.

24.11.06

Reseñéitor ataca de nuevo

Una nueva reseña de libros (en inglés), esta vez sobre la reedición por Interzona de Cosa de negros de Washington Cucurto.

Y, para dar crédito a quien le corresponde, el título (que en castellano sería algo así como Medio chic, medio kitsch, medio cumbiero, medio decepcionante) es un toque maestro de Martín Gambarotta, editor del suplemento (además de eximísimo poeta).

20.11.06

Agreguemos

Los blogs se volvieron locos con el escandalete del Premio Planeta de novela (el premio generalmente reservado para autores y amigos de la casa al que los incautos son convocados como extras para la coronación del delfín de turno), y los diarios informaron del premio mas no del escandalete. En pocas palabras, le dieron el premio a Andahazi más o menos de la misma manera que, hará unos 10 años, le dieron el premio a Piglia (con un contrato previo, para levantar las ventas flojas de los últimos libros con la promoción que trae un premio, etc.), y pasándole por encima a una "primera mención" que vendría a ser algo así como el auténtico premiado hastra que Schavelzon levantó el teléfono para hablar con la gente de Planeta.

Pues bien, lo que no se menciona es quién era esa primera mención que se sacaron de la manga y que anunciaron tan mal el día de la entrega del premio. Pues bien, esa mención fue para Cristina Feijóo con la novela La casa operativa, que sale por Planeta en diciembre. Cristina, además de ser amiga de la casa, ganó el Premio Clarín en el 2001. Quedan todos notificados.

Algunas reflexiones claramente sectarias

Perfil publica hoy una entrevista de Magdalena Ruiz Guiñazú a Horacio Sanguinetti. Comentarios de un hermano en el aula y en la vida:
  • A los muchachos de Perfil: gente, guarda con la parrilla y los cierres de los suplementos. Ponen en tapa, en el copete de la nota y en la nota misma que Sanguinetti desterró la vuelta olímpica. Pero el viernes la alegre purretada de Bolívar 263 se despachó todo el día en plena calle en una vuelta olímpica que lo único que no tuvo de tal fue el recorrido por los claustros. Está bien que los suplementos cierren antes que el diario, pero un poco de actualización (y algún editor despierto) no están de más...
  • Sanguinetti, antes de hacerte el procer desatornillate del asiento de rector, vos y la caterva shuberoffista que está instalada en todos los cargos docentes y no docentes de la prestigiosa casa que desprestigiás con tu acomodaticia gestión que ya se va estirando a límites que sólo se pueden catalogar como de monarquía absoluta por derecho divino. Y ni sueñes con que el espacio vacío frente al busto de Jacques en las escaleras de entrada, o que rincón alguno del Colegio, sean alguna vez profanados por tu grosera efigie. Rechiflados en nuestra tristeza, te evocaremos para ver que habrás sido en nuestra pobre vida paria sólo un mal tipo.
  • El mito que intentás imponer sobre el origen antisemita de la bacanal estudiantina mejor conocida como vuelta olímpica es tan falso como verdadero es el imborrable recuerdo de tu padre corriendo un chancho por los claustros, y de allí el mote de Chancho Sanguinetti. Lo tuyo es vendetta familiar. Cuando tu hijo te suceda en el cargo, quién sabe qué otra culpa ancestral obsederá su vida institucional. Sorpréndannos, Sanguinettis.
  • Si la vuelta olímpica se desbanda en violencia, Foucault diría, es sólo porque en un día los egresantes te vomitan en la cara 5 años de violencia institucional. Construí un espacio más vivible y va a poder haber fiesta sin desbandes. Pero la fiesta ocurre igual, con o sin tu anuencia, con o sin sanciones, con o sin tus impagables adjetivaciones (exemplae gratia aquello de "desbordes polinésicos": cagate en la corrección política, embajador de la Micronesia).
  • Cuando estaba en primer año, una de las primeras cosas que hice fue ir a entrevistarte para la revista del taller de periodismo. Era después de la séptima hora del turno tarde, en tu despacho. Las preguntas giraban sobre la disciplina, los programas, temas variados. Al final, tu saludo fue "hace demasiadas preguntas, vamos a tener que hacer algo al respecto más adelante". No me olvido, Sanguinetti, no me olvido.

16.11.06

Más vale Solas

Apéndice al post original sobre música irlandesa, siguiendo recomendaciones de Carlos y de Xandru, mi nuevo profesor de guitarra. Sostengo todo lo dicho sobre Bothy Band y Lúnasa, y todavía no le pesqué la vuelta a los Chieftains o a Planxty, pero agrego un nuevo auto de fe: la guitarra de John Doyle es la voz del profeta encarnada en 6 enfermantes cuerdas.

Los discos de Solas, la banda con la que se hizo famoso Doyle (dentro de los límites acotados de la fama para una banda de música tradicional irlandesa), tienen un poco de todo, desde los temas más gloriosos hasta pelotazos seudo-pop-seudo-newage (sobre todo los últimos discos, con Deirdre Scanlan, la cantante posterior a Karan Casey... aunque A miner's life es quizás la versión más hermosa y elevada de música irlandesa cantada que escuché hasta ahora). Pero dejando de lado esos temas para consumo del público yanqui no afecto a la música más tradicional, Solas hace cosas que dan miedo. La guitarra rítmica de Doyle es una máquina, con todos los matices del universo y una habilidad para generar climas y llevar la canción que dan ganas de arrancarse los dedos y las orejas: es capaz de tocar reels de 6 minutos mezclando 5 tunes diferentes sin repetir dos malditos compases (y eso que el reel puede ser cuadrado, tanto en el ritmo como en la armonía...), y después hace la canción más sutil del planeta. Y no es que Doyle se cargue la banda al hombro porque los demás sean mancos espásticos - los demás músicos son monstruos en lo suyo y le dan con gusto, amor y talento, pero lo que hace estallar a Solas es la guitarra de Doyle.

Y para terminar de demostrarlo, basta con escuchar tres segundos de cualquiera de los temas que toca a dúo con la tremebunda violinista Liz Carroll. Violín + guitarra + música irlandesa puede ser la gloria o el sopor, y en este caso es la gloria absoluta. Carroll le saca humo al violín, pero mientras la chica pela lo suyo Doyle está machacando atrás como si fuera la avanzada del ejército de Irlanda con Cuchulain a la cabeza. No sólo toca a 200 mil pulsaciones por minuto, sino que le pone swing, onda, precisión, y se nota nomás de escucharlo que el tipo tiene una sonrisa de oreja a oreja. No es humano.

Encima es zurdo (como otros grandes guitarristas...), y para sacar le el sonido justo a la guitarra tiene un encordado especial en el que la sexta cuerda es una cuerda de bajo eléctrico (más o menos el cuádruple de grosor de una cuerda normal de guitarra), o sea que para que suene hay que darle de a dos manos con un palo de amasar pero que cuando suena se enteran hasta en el pueblo de al lado.

Seguiremos reportando a medida que la exploración de Irlanda continúe. Esto es todo para este boletín.

12.11.06

La fábula de los chicos y la torta de chocolate

En la salita de la maestra Edy Torial, cada semana se entregaba un premio al chico que cumpliera mejor con una consigna determinada. El premio era una torta de chocolate que los chicos se podían llevar a su casa al terminar la semana.

A todos los chicos les gustaba el chocolate, pero también había muchos que decían que aceptar la torta de la maestra Edy era un acto servil y humillante. Para ellos, la maestra representaba muchas cosas feas y malas a las que ellos se oponían, y se divertían mucho hablando mal de los chicos que ganaban la torta. Ganar la torta era motivo suficiente para que esos chicos no fueran considerados dignos de pertenecer al grupo de los chicos piolas de la salita.

Pero lo que nadie decía era que, en secreto, varios de ellos intentaban hacer la tarea que cada semana planteaba la maestra Torial, tentados por el chocolate. Tampoco les hubiera molestado que su nombre figurara durante una semana en el mural de la clase en el que la maestra mostraba los nombres de los chicos que lo habían ganado, y estaban seguros de que, si su nombre aparecía en esa lista, quedaría claro que el caso de ellos sería diferente, y que sólo los chicos rebeldes y brillantes como ellos tenían derecho a llevarse a su casa las tortas de chocolate. De hecho, con lo que soñaban era con, algún día, adueñarse de la cocina en que la señorita Torial preparaba sus tortas, para repartir el chocolate entre sus amigos y decidir qué recetas se servirían en el comedor del jardín.

Una semana, uno de los chicos piolas compitió para conseguir la torta. Le gustaba mucho el chocolate, y esa semana tenía más ganas de comerlo que nunca. Su trabajo fue muy bueno, pero para la señorita Torial su trabajo no fue el mejor de todos. Pero como era realmente bueno, dijo a toda la clase que ese chico había hecho algo excepcional, no tan bueno (a su criterio) como el del chico que se llevaría la torta de chocolate, pero con suficiente mérito como para ser mencionado frente a la clase. El chico, que se acababa de despertar de la siesta cuando la maestra dijo su nombre, pensó que había ganado la torta y agradeció a la maestra la distinción que le estaba dando.

¡Imagínense la cara del chico cuando se dio cuenta de que la torta de chocolate no era para él! ¡Y cuando vio las caras de sus amiguitos, que ahora se reirían de él por haber buscado la torta de chocolate! ¿Lo seguirían invitando a tomar la leche? ¿Se burlarían de él en los recreos?

A la salida del colegio, el chico les contó a todos que en realidad era todo una confusión, pero sobre todo que él no era uno de los chicos sumisos y mediocres que buscaban las tortas de chocolate de la señorita Torial: él quería el chocolate, sí, pero su caso era diferente porque él era un chico piola y especial, tan piola y tan especial que podía conseguir una torta de chocolate sin parecerse a los demás. Tan piola y tan especial que podía reírse de los chicos que se reían de él por la forma en la que había quedado expuesta su ambición chocolatera y la contradicción entre lo que decía y lo que elegía hacer. Tan piola y tan especial que tenía que decir, con gritos cada vez más altos, lo piola y especial que era. Y gritó tanto, pero tanto tanto, que todos se dieron vuelta para mirarlo, y cuando algunos de los chicos se rieron del ridículo que estaba pasando se puso a hablar mal de esos chicos.

Y siguió gritando y gritando hasta que su mamá se lo llevó a la casa, y algunos dicen que todavía seguía gritando a la hora de la cena, y que en toda la semana siguiente evitó mirar a la pared de los chicos destacados, donde su nombre aparecía por debajo del de la chica que se había llevado a su casa la preciada torta de chocolate.


Y colorín colorado, este cuento se ha terminado.

Moraleja: Si criticas a las tortas de chocolate, pelear por ellas es un disparate. Y si te agarran con las manos en la masa, mejor es callarse y volver a casa.

Limerick II

Un célebre artista porteño
se ufanaba de no tener dueño,
pero para financiarse
no dudaba en conchabarse
aunque después lo negara tan risueño.

Limerick

Había una vez un artista
que posaba de rebelde y polemista,
pero por plata suficiente
no tenía inconveniente
en bailar en cualquier circo de tres pistas.

Risposta

Chabón, sos un ganso. Seguí editando en tu suplemento notas alabadoras a Jorge Lafauci (escritas por su hija), Sofovich, los figurones de turno y cuanto "revolucionario" ande dando vueltas, que tu lugar renovador de la cultura está garantizado y no necesita de detalles tales como la coherencia para sostenerse. Seguí dando cátedra de cómo predicar pureza superior mientras vadeás el mismo barro que los demás. Seguí pontificando con tu clave del mundo. Seguí tapando tus cagadas con aserrín. Seguí tomando, que tan bien te hace.

Y para pulir tus bronces hacé como los porteros, usá Venus, que viene en botellas de medio litro y es más barato.

chick lit à la gaucho

Gran alboroto en pasillos editoriales y los suplementos culturales STOP Descubrimos pólvora STOP Libros de chicas lindas que den bien en tapa se buscan STOP


Pues bien, la chick lit llegó a la Argentina. Digamos que las sugerencias de que a nivel internacional el asunto paga no tenían ningún grado de sutileza: si no entró por el lado de los libros y sus traducciones, por lo menos las películas de Bridget Jones y Sex and the City tendrían que haber avivado a alguien. Hasta ahora, los universos femeninos eran trajinados por esa profunda y conmovedora literatura de mujeres latinoamericanas despeinadas por la vida, o la variante folletinesca del best seller o la novela romántica, pero el target pre-menopáusico quedaba a manos de las colecciones para madres modernas y amas de casa desaprensivas.

Aparentemente, nuestras escritoras jóvenes mujeres creían (con gran tino de su parte) que es más interesante escribir para alguien más que para las mujeres jóvenes sobre algo más que las mujeres jóvenes, o en todo caso que se puede escribir sobre mujeres jóvenes más variopintas que chicas Cosmo à la Elle Woods en un ataque hiperestrogénico o versiones universitarias de Carrie Bradshaw que cambiaran los Manolo Blahniks por un mate. Y lo bien que hacen, y lo bien que les sale.

Pero ahora una editorial hizo el dosmásdossoncuatro (si funciona afuera intentémoslo acá, generemos la literatura cool para los palermitanos con ADD que no ven el mundo más allá de sí mismos, la prensa va a ser más fácil con gente que dé bien en cámara y no con esa colección de carcamanes mal peinados y pasados de kilos con los que solemos lidiar), y comenzaron "tímidamente" con las confesiones de una anoréxica para pasar ahora a lo que sólo puede ser, pavorosamente, el primero de una chorrera de libros blogueriles de niñas cool. A decir de Maxi Tomas, lo más probable es que esta nueva apuesta por convertir a bloggers en autores se deba a una moda, o al desoncierto actual de los editores (no es casualidad que, salvo en el caso de Casciari, que es muy anterior y viene acompañado de un premio internacional, no se trate de hombres-con-blog sino de chicas-lindas-con-blog; de hecho, el mandato interno que más se escucha por estos días en los pasillos de las editoriales es "queremos libros escritos por mujeres jóvenes sobre mujeres jóvenes").

Una advertencia y una sugerencia, entonces:
- advertencia: tengan en cuenta que las capitales mundiales del género son Londres y Nueva York, donde ya existe el affair Bucay del Chick Lit. Se llama Kaavya Viswanathan, chica de 19 años pega contrato supermillones con editorial firma adaptación a película antes de lanzamiento boom prensa hit pesos dólares yenes BANG, resulta que chica milagrosa en realidad era ladrona prodigiosa y le había robado no sólo a otras chicklitters sino al mismísimo Salman Rushdie (que está casado con una supermodelo y se afeita prolijo, pero es lo menos parecido a una niña cool que hay). En un par de años, cuando descubran que el libro de Celeste Cid o de Chiquita Bananera la Bloggera de Turdera es un afano de las obras selectas de Silvina Bullrich, recuerden que yo les había avisado.

- sugerencia: si lo van a hacer, háganlo bien. No se conflictúen con la búsqueda. Consigan a la modelo menos conocida de Pancho Dotto o a la chica más producida de la UBA, hagan una sesión de fotos y endílguenle el trabajo de algun ghost writer. El guión perfecto para esa puesta en escena es, por supuesto, el insuperable La pequeña vendedora de prosa, el tercer libro de la saga de Belleville del maestro Daniel Pennac: a Benjamin Malaussènne lo contratan para representar a JLB, el megaproducto hiperexitoso superguachiautor de los recontrarequetebestsellers que hace de sus lanzamientos manifestaciones masivas (como todos los libros de Belleville, -La felicidad de los ogros, El hada carabina, etc.- , lectura obligatoria). Digo, para qué gastarse buscando chicas lindas que además escriban cancheras y cool si tenemos las dos cosas por separado y las podemos juntar sin que nadie se dé demasiada cuenta, ¿no? (para el caso, hay tanto libro escrito por ghost writers dando vuelta que ni siquiera sería un escándalo el tema...).

9.11.06

La delgadísima línea roja

Uno cree que es todas esas cosas maravillosas que uno cree que es hasta que el más leve de los raspones borra por completo la brevísima capa de civilización que disimula el animal que seguimos llevando dentro...

Cuando leo una noticia como ésta, pienso lo mismo que piensa cada padre (sobre todo cada padre de mujeres): a esta chica la siguieron desde su clase de gimnasia, la llevaron a punta de pistola hasta una estación de subte, la hicieron viajar de terminal a terminal de una línea de subte, la bajaron en Plaza de Mayo (en PLAZA DE MAYO), la subieron a un taxi, la metieron en una obra en construcción abandonada a 5 minutos de viaje, la violaron, escapó por suerte y voluntad de una segunda violación. En el recorrido entre la salida del lugar donde hacía gimnasia (del lugar al que los violadores se habían metido antes varias veces y en donde habían guarreado a todas las chicas de la división) a la estación Plaza de los Virreyes, en la estación, en el subte, en la estación Bolívar, en la Plaza de Mayo, en el taxi, bajando del taxi para entrar en el lugar donde la violaron, a las 7 de la tarde de un día de semana, se debe haber cruzado por lo menos con unas 150 personas. Algunas de esas personas pasaban por la calle, otras los vieron de lejos, algunas compartieron un andén (el subte E tiene una frecuencia muy baja), un viaje de al menos 20 minutos, no nos olvidemos de los policías y los guardas del subte y las cámaras, un taxista vio a una chica evidentemente desesperada a la que estaban encañonando y lo único que hizo fue cobrar el viaje e irse.

Y uno quisiera pensar que cree en las condenas justas y en el imperio de la ley y en el estado de derecho y en que todos tienen una oportunidad de rehabilitarse. Y uno nunca marchó con Blumberg (casualmente, la primer noticia en la página a la que linkeé antes), sino que más bien puteó contra su idea retrógrada de la seguridad y los castigos. Y uno tiene un cierto interés teórico en el tema de la anonimidad de las grandes ciudades, de cómo uno marcha entre millones de personas rodeado de un halo de invisibilidad y anonimia.

Pero miro a mi hija y pienso que en trece años y medio va a tener la edad de esta chica.

Y a todos y cada uno, desde los hijos de remil puta que la secuestraron y violaron hasta el sorete del taxista hasta los "guardianes del orden público" que no vieron nada (a 150 metros de la casa de gobierno, en pleno centro de la ciudad, en hora pico) hasta cada uno de los imbéciles que se cruzaron con ellos y no les resultó extraña la situación, a todos ellos los mataría. No los metería presos, los mataría muy lentamente. A todos. Los vería sufrir. Y me sentiría mejor después de hacerlo.


La línea roja no es delgada, es inexistente. Y cualquiera, si se le aprieta el botón adecuado, la cruza en una millonésima de segundo.

5.11.06

El embarazo sorpresa ataca de nuevo

Un par de semanas atrás, la sorpresa era un embarazo en España que "se le había pasado por alto" a la madre y a sus médicos. Parece que es una epidemia: en Estados Unidos, una mujer "no se dio cuenta" de que estaba embarazada - en una vuelta de tuerca interesante, dice que "el bebé se estaba escondiendo" (si mi madre fuera así, yo también me escondería).

Más allá del freak factor, la pregunta es si se llega a esto por la desconexión con el cuerpo qie tiene nuestra era, por la "sobredoctorización" que delega todo lo fisiológico a la ciencia médica o porque las cosas siempre fueron así. OK, son dos casos aisladísimos, pero es interesante como ocurren en un momento en el que el cuerpo se convirtió en un espacio cada vez más remoto y disociado. Para conectarse con el cuerpo hoy las fórmulas son marciales y de choque: dietas, ejercicios, disciplinas, exámenes invasivos, operaciones que lo plantean como materia rebelde a la que domar, moldear, castigar, "arreglar". Es siempre un tercero, un otro. En este contexto, donde se perdió el registro, me llama mucho más la atención la repetición de la noticia de mujeres que no se dan cuenta del hecho de estar embarazadas.


BONUS TRACK: pensando en esto me acordé de una ilustración magistral de Frato (Francesco Tonucci), en la que mostraba a un chico yendo a la escuela por primera vez y como, con el paso de los cuadritos y de la educación "cerebral", salía hecho una cabeza caminante. Frato escribió mucho y muy bien sobre el tema de creatividad y educación, y además era un gran ilustrador de ideas en unas tiras muy simpáticas y contundentes. Esas tiras están compiladas en un libro llamado Con ojos de niño, y en este sitio pueden ver muchas de ellas (aunque no la que yo buscaba, cachendié...).

2.11.06

7 clases de inutilidad

Acaban de publicar en la Argentina la primer traducción al español de 7 Kinds of Ambiguity, un libro de William Empson que revolucionó la crítica literaria inglesa y definió a generaciones enteras de lectores y autores... de 1930 en adelante. Digamos que a 76 años el interés es más antropológico que literario, porque cualquier lector interesado o lo había leído en inglés (es un clásico absoluto del New Criticism, padre intelectual del estructuralismo británico y de autores como David Lodge, tanto en su obra de ficción como en su trabajo teórico) o había descifrado el contenido por las referencias en los trabajos de la gente que lo citaba.

Pues bien, en Gawker publicaron un post sobre las 7 clases de inutilidad de los encargados de prensa de las editoriales. Mal de muchos consuelo de tontos, dicen por ahí, pero de todas formas es reconfortante saber que no sólo en Argentina el área de prensa es una de las más descuidadas o peor atendidas de las editoriales (no en calidad de recurso humano invertido, porque son gente amabilísima y bastante querible, pero sí en resultados). La prensa o no que obtenga un libro a menudo depende más de los contactos del autor en los medios que de lo que la editorial haga o deje de hacer, y muchas veces la respuesta a los reclamos es "nosotros le enviamos el libro a X, Y, Z y Q": cierto, es una batalla perdida con el ego herido del autor que no puede creer que el sol siga saliendo por el este tras la publicación de su opus, pero también es cierto que la definición de lo que significa difundir una obra literaria con la que trabaja la mayoría de la gente involucrada en el área es estrecha y bastante pasada de moda (Internet es un misteio, las lecturas en público, charlas y demás -elementos indispensables, por ejemplo, de la promoción en otros países, de ahí el book tour del que tanto reniegan los autores sajones- recién ahora entraron medio de costado al mapa sólo a veces sólo para algunos autores, etc.).

Lo que las editoriales no terminan de entender es que, en la era de Internet, el trabajo que una editorial le puede ofrecer a un autor y que al autor le costaría mucho hacer por sí mismo es:

a) edición en sí (si no el auytor tendría que contratar un corrector)
b) distribución (a ningún autor es le abren las puertas de la distribución comercial)
c) promoción
d) gestión comercial (los escritores tienden a ser malos contadores)

Si a es delegable fácilmente, y b y d se pueden resolver trabajando en cooperativas (o publicando en Internet, donde las opciones son cada vez más numerosas y más simples) o pateando la dura calle hasta lograrlo, resulta que, si yo tuviera una editorial, me pondría las pilas con c, porque sin eso resulta que mi negocio se achica bastante...

Y en eso pecan tanto las editoriales grandes como las pequeñas, aunque en las pequeñas suelken tener un manejo mejor de la promoción y bastante peor de la distribución. El resultado son esos libros que aplauden de pie en los suplementos culturales pero que sólo se consiguen de 3 a 4 de la tarde en una librería perdida de Palermo Hollywood, y que nunca llegarán a los estantes de las cadenas o librerías "no especializadas en cosas difíciles".

Media pila, gente.

30.10.06

De cómo no perder premios

Se aprende mucho de una persona al ver la forma en la que acepta una derrota. La bronca es justificable, y toda persona tiene derecho a patear un par de tachos de basura, encerrarse a putear, emborracharse, trompear a las paredes, etc. Pero hay cosas que quedan muy feas, sobre todo cuando se las hace en público. Ayer, en el suplemento Cultura de Perfil, Daniel Guebel (del que ya comentamos algo dos posts atrás) publicó una patética "crónica íntima de la entrega del premio Clarín de novela" (sic/sick) intitulada De cómo ganar premios, aunque el título de este post le hubiera sentado mucho más adecuadamente.

Para llamar a las cosas por su nombre, el artículo es un decálogo del mal perdedor. No está en la edición digital del diario (quizás por un poco de pudor de sus colegas editores, que no evitaron que el jefe del suplemento Espectáculos del diario se desgraciara en la edición impresa pero se contuvieron de mostrarle su impudicia al resto del universo a través de la página web), pero voy a reseñar los puntos más sobresalientes en orden cronológico:

- La primer frase preanuncia maravillas: Desde que dejé de ganar premios literarios (esto ocurrió a principios de los 90, debut y despedida), casi prescindí de mandar mis novelas a los concursos. En cristiano: "Yo los ganaba, manga de giles, y no esa caterva de inútiles que los gana hoy en día". Lo que en realidad dice: gané un solo premio en mi vida, cerca del principio de mi carrera, y luego intenté ganar otros (casi desistí) y fracasé. Nótese también la sutil distinción entre ganar un premio (indudablemente una distinción) y mandar novelas a concursos (elemento quizás azaroso, el concurso no implica necesariamente mérito).

- Después aclara que (su) opinión se reducía a que (...) son meras operaciones de marketing, en las cuales empresas e instituciones se premian a sí mismas eligiendo en el océano del mercado los productos o personas que mejor los representan. Como dicen los ingleses, las opiniones son como los ojetes, todos tienen una. En este caso, su opinión es la crítica standard y genérica a los premios literarios, y es absolutamente cierta. Sólo que lo mismo se aplica al trabajo de todas las editoriales: un catálogo editorial, se trate de Plantea, Mondadori, Sudamericana, Beatriz Viterbo, Interzona o Eloísa Cartonera, también es una selección de los productos o personas que mejor representan a esas empresas o instituciones (y nótese cómo sutilmente introdujo la idea de mercado, distinguiendo entre la literatura y el mercado, o quizás entregándose a la metáfora del espacio cultural como un mercado).

- Por si hacía falta, aclara: no la literatura misma, sino su simulacro. Y redunda, por si no quedó claro, que el hecho de no ganar premios (y no se olviden, gansos lectores, cuando en mis comienzos se me auguraba una carrera esplendorosamente premiable) estaba en directa relación con el progreso de mi propia escritura en los términos en que yo -y no el mercado o cualquier imaginaroi de mercado- me lo planteara. Cuanto mejor un escritor, peores sus perspectivas. ¡Esto ya es el acabóse! Soy un genio, todos dicen que soy un genio, siempre dijeron que soy un genio, soy el más premiable de todos, soy el mejor de todos, mientras menos me premien mejor y más genio soy, la literatura soy yo. El subtitulado aclara y resume: soy un nabo pagado de sí mismo.

- Después viene un plagio involuntario a Ricardo Piglia, porque después de este primer párrafo cómo levantamos el muerto de que un autor que nunca tuvo problemas en publicar, que tiene buenas críticas y reconocimiento dentro de un cierto ámbito y que tiene esta opinión al respecto, es más, que un autor tan convencido de avanzar en la dirección de la literatura y no de su simulacro, se pone a sí mismo ante la humillación de someterse al jurado de un concurso. La respuesta es un clásico de toda persona a quien agarran con las manos en la masa: una temporada de pasajeras dificultades financieras disolvió mi resistencia. Así sí, campeón, si ya lo dijo Homero Manzi, "la plata, siempre la plata, que hiere y mata sin compasión; yo digo que una mulata por oro y plata se enamoró", y antes Quevedo, "poderoso caballero es Don Dinero". Lo que no explicó ninguno de los dos es cómo se puede al mismo tiempo ponerse en el pedestal de los puristas y confesar que se hacen las cosas por dinero.

- Perla cultivada: pensé que tal vez los libros que escribía para el mejor de los futuros podrían ser apreciados en este triste presente. Al bronce.

- No se priva de pegarle un par de sopapos al premio Clarín, aclarando que eligió un seudónimo femenino "porque siempre ganan mujeres". Cuando yo lo gané, era el tercer hombre joven y varias veces escuché aquello de "el premio machista", "el perfil de los ganadores del Clarín", etc. No comments.

- Intenta ironizar con el momento en el que su novela apareció entre las finalistas, dando por sobreentendido que eso era lo menos que se merecía (dirían en Clueless, As if...). Y para continuar con las obras completas del lugar común, mi único riesgo era que tuviese la desdicha de enfrentar a un autor inédito o a un alumno de taller literario, especies ambas que son usuales fabricantes de convencionales libros que las empresas e instituciones premian para demostrar que dan oportunidad a los jóvenes talentos. Dicho todo esto no en desmedro de la ecuanimidad de los jurados sino en justipreciación del peso de las marcas. En fin. Lo que dice: lo único que se interpone entre mí y mi premio son los mongoloides poster boys que eligen las malvadas corporaciones, para mostrarse como bondadosas, gente muy por debajo de mi calibre pero más fotografiable, y no quiero decir con esto que los capitostes de los jurados sean mala gente (a ver si ofendo a alguien que importe en mi mundo y después tengo que dar explicaciones, porque para los que posamos de intelectuales putear a las instituciones está bien pero a los que se las dan de intelectuales y tienen más peso que yo no) sino que ellos también necesitan plata y se prestan a estos juegos, aunque en realidad y en el fondo de sus corazones saben que el ganadro debería haber sido yo, y si pudieran lo hubieran reconocido. Sí, se nota el tono irónico. Pero no, eso no excusa lo que está diciendo, porque (diría Ducrot) la ironía es una forma de cita, y la cita es una forma de enunciación. Y porque Daniel Guebel es a Jonathan Swift lo que Daniel Agostini es a Bob Dylan.


- Después sigue su crónica de la noche, resumida en hitos: bajó sus expectativas, fue al MALOBA (al que de paso le pega una patadita de coté), le dijeron antes del anuncio quién ioba a ganar (debe tener buenas fuentes, o por lo menos mejores que las mías; chapeau en eso), mantuvo viva su esperanza a pesar de eso adivinando que el premio a la trayectoria se lo daban a Fontanarrosa (en serio, macho, si suponías por más de medio segundo que lo ganaba Fogwill el champagne te había pegado más de lo que confesás, y tener a Fontanarrosa en primera fila creo que era el grado cero de la sutileza), se emborrachó mientras conversaba con una editora fuera de la sala (nótese la displicencia superada: ellos hacían el simulacro de literatura en la sala, yo hablaba de cosas que realmente importaban con gente que realmente mueve el asunto en el foyer: capo).

- Escucha su nombre, cree que ganó, sube al escenario en un vaho etílico, hace una dedicatoria creyéndose campeón de la noche, se entera recién después del papelón que acaba de protagonizar, se va poco menos que dando un portazo y con la cola entre las patas. Sólo que cuando Gonzalito pasa el tape (y no hizo falta estar ahí, la ceremonia se transmitió por TN), se ve claramente que la realidad es otra, que sabía perfectamente que estaba viviendo su pesadilla, que tuvo que subir a recibir un premio consuelo, que había jugado su imágen pública y había perdido la apuesta (el escritor virtuoso que se presenta y gana es un canchero, y nadie se entera del que se presenta y nunca se revela el seudónimo, pero quedar escrachado con una mención es jugarse por nada), y que se acababa de convertir en el plato del día del cotilleo de salón subsiguiente.


- Para el final, estrategia clásica: captatio benevolentia que intenta salvar prestigio con camuflaje. Queda mal arrodillarse, entonces se busca una forma de hacerlo que conmjure el arrodille sin plantar rodilla en tierra. En el juicio a Sócrates hay un ejemplo clásico cuando el tipo dice "yo podría pedirles que no me maten porque tengo familia, pero no voy a hacerlo". Acaba de mentar a su familia, acaba de arrodillarse en el modo más patético, pero lo esconde en la estrategia (Oswald Ducrot dixit, una vez más) de la cita para decirlo mientras afirma que no dice lo que está diciendo. Es lo mismo que decir "podría decir que sos un idiota, pero no lo voy a hacer", o "no es que seas un idiota, pero...": son formas cobardes y solapadas de llamar idiota a alguien. El último párrafo es un minirrelato "tierno y conmovedor" de cómo la hija (su vocecita tiembla de alegría) lo llamó y me dice que me vio en televisión y que gané el premio que le había prometido, y yo le digo que es suyo, sólo suyo, el premio que había ido a buscar para ella, y ella me pregunta si se lo voy a regalar y yo le digo que sí, que es para que lo tenga en el cuarto de casa. A ver... a) este tipo es un fenómeno, debería trabajar para Kirchner a ver si le encuentra alguna vuelta al tema del voto de Misiones (sólo que los spins que inventan los políticos tienden a ser más creíbles que ésto). b) Al igual que Nazarena Vélez, este tipo lo hace todo por Barbarita y Gonzalito. Como padre de una hija, esto me predispone bastante mal. c) A otro perro con ese hueso. La primer llamada que recibiste fue de Luis Chitarroni, el editor de Sudamericana (o peor, de Pablo Avelluto, el gerente general) diciendo "Flaco, te acabamos de sacar una novela en España y Argentina, si querés pasarte de editorial vení y decímelo en la cara, pero eso que habíamos hablado de publicar tu próxima novela ahora que te quisiste ir con la competencia lo vamos a tener que renegociar."

Guebel, te presentaste a un premio literario y saliste tercero de entre 800 y pico de concursantes. La verdad que no está nada mal. Si eso no te alcanza, no te presentes al concurso. Pero ningunear gratuitamente al premio y a la piba que ganó, a la que no conocés y no te hizo nada, es de pendejo resentido. Y aprovechar tu lugar en un diario para publicar esto te deja peor todavía. La próxima vez que no sepas qué hacer, pedile consejos a tu hija: como todos los chicos, sabe exactamente qué hacer con este tipo de cosas y cómo reaccionar. Pero imitala en lo bueno, no en las rabietas.

PD: Error, estaba publicado en Internet (aunque no en el sitio de Perfil sino en Nación Apache). En los comentarios al post también se hicieron algunos comentarios afines a lo que escribí arriba.

Esta semana estoy radiactivo

El horóscopo de ayer me dejó, por lo menos, confundido...

Para la Revista Luz (que viene con el diario Perfil) esta semana lo mejor que podía hacer era meterme en un placard y no salir hasta el domingo siguiente: fracasos laborales, tensiones de pareja, dificultades en cualquier emprendimiento, mala suerte, lluvia de calefones y todos los chiches:
Acuario: Atención con estos días, ya que son en general negativos y no conviene arriesgar dinero, trabajo, prestigio. Eviten discusiones, operaciones financieras, viajes, protéjanse de robos y pérdidas. Amor: período inarmónico, tensión, problemas familiares; es importante que no actúen por impulsos. Riesgo de accidentes en casa y en la calle.


En el mismo diario, pero en el cuerpo principáal, la vida es color de rosa:
Acuario
21 de Enero al 19 de Febrero
Sentimientos: A brillar. La vida en pareja saca lo mejor de usted. Disfruta tanto de los momentos íntimos y de las salidas con amigos, siente que está ocupando un lugar con el que pensó durante mucho tiempo y que no esto con lo que soñó no es para nada una ilusión naif sino real y verdadera. Si algo lo molesta del otro supérelo con humor para no enturbiar este momento tan pleno.
Trabajo y negocios: No se preocupe tanto si no se destraba un asunto laboral, no todo depende de usted y tampoco se puede hacer cargo de la totalidad de los problemas que surgen. Ponga en su lugar a las personas que le exigen lo que no corresponde y siga con las misma pasión de siempre haciendo lo suyo.
Salud: Organícese una rutina de ejercicios.
Azar: Discusión entre amigos.
Días claves: Hasta el domingo 22 la luna lo beneficiará para el diálogo de pareja.
Consejillo para el fin de semana: Organice una salida nocturna divertida.

Muchachos, pónganse de acuerdo, porque la rutina de ejercicios adentro del placard se complica pero tensión y falta de armonía al mismo tiempo que "lo beneficiará para el diálogo con la pareja" y "organice una salida nocturna" ya es demasiado...

Pero, para consolarme, siempre soy a estar mejor que este chino... Dos sugerencias: 1) si lo intentó 100 veces y no le salió ninguna de las 100, debe ser que tantas ganas no tiene, 2) o que es el peor de los miserables, y 3) si lo que pasó fue que las 100 veces lo salvaron contra su voluntad... no sé cómo se manejan esas cosas en China, pero creo que podrían entender la indirecta y dejarlo que termine su trabajo...

25.10.06

Poesía sanadora (WTF??!!)

Scott Adams es el creador de Dilbert, un (frecuentemente) muy divertido comic sobre la vida en las oficinas y los quemados que allí laboran, y que dlilgentemente transform{o en una megaempresa que cubre todos los rubros (merchandising, serie de televisi{on, website, blog, libros, ciclos de conferencias y cuanto piringundín se pueda hacer).

Resulta que el tipo tiene, desde hace 18 meses, disfonía espasmódica. La disfonía espasmódica es, básicamente, una contracción de los músculos del habla cada vez que una persona va a hablar, o sea que sale un susurro o una voz ronca o directamente nada. Esto no es muscular , sino neurológico: el cerebro le dice a los músculos que se cierren. Como toda cosa neurológica, es un enorme misterio. Nadie sabe de qué la va esa cosa que llena nuestro cráneo, cómo funciona, por qué, o por qué deja de funcionar. De repente, tenés una infección en la laringe y tu crebro se olvida de cómo hacer para hablar. Parece un chiste, pero no: es como esas películas en las que algún psycho killer le da anestesia a sus víctimas y las va destripando de a poco, mientras las personas están concientes pero incapaces de hacer nada. Vos querés hablar, sabés lo que vas a decir, sabés que podés hablar en otras situaciones, pero simplemente te resulta imposible. Scott Adams puede dar una charla ante un público de miles de personas sin problemas, pero se baja del escenario y no puede ni preguntar dónde queda el baño: no le sale la voz, la garganta se le contrae.

No es una tara personal: los tartamudos, por ejemplo, no necesariamente se traumaron de chicos. La cabeza les funciona así. Oliver Sacks escribió varios libros relatando justamente eso: casos clínicos reales de personas a las que el cerebro les hace cortocircuito de maneras inexplicables, inevitables, irreparables. En el festival internacional de teatro de Buenos Aires, en el 97 o 98, un grupo inglés puso una obra IM-PRE-SIO-NAN-TE basada en sus textos que se llamaba The man who took his wife for a hat: eran escenas breves en las que representaban esos casos, y por momentos era gracioso o poético pero mayormente te dejaba muy desprotegido, como esa línea de Pink Floyd que dice there´s someone in my head but it´s not me. El título viene de un tipo que veía a su mujer y la "leía" como otras cosas. Terminó pegándole una patada en la cabeza porque su cerebro le decía que era una pelota. Otro caso que cuenta en uno de sus libros es el de un "chico descarriado" que deja el sexo, las drogas y el rocanrol y se interna en una comunidad budista. Se mete cada vez más en la meditación, y alcanza niveles de serenidad y desprendimiento que hacen que los otros monjes lo vean como un iluminado, además engorda y pierde el pelo, pasa días sin hablar con nadie, tiene un carácter completamente impasible. Pero no había alcanzado el satori, sino que tenía un tumor en el cerebro. Sólo que esos síntomas también eran los de un estado zen absoluto. ¿Era el Buda reencarnado o eran los síntomas de un enfermo? ¿Es posible distinguirlo? ¿Dónde termina la máquina química del cerebro y empieza la personalidad? (un acercamiento a esta última pregunta, en la anteúltima y -para variar- brillante novela de David Lodge, Thinks...)

Pero volviendo al tema, la disfonía espasmódica de Scott Adams no tiene cura. El tratamiento es paliativo, y de formas muy violentas. Les pueden inyectar botox directamente en la tráquea (clavándoles la aguja en la garganta en el mejor estilo película de terror) para que el músculo no reaccione por unos días, o directamente cortarles quirúrgicamente el nervio que controla ciertos músculos de la zona. En el mejor de los casos, se logra que hablen con voz ronca o en susurros.

Bueno: se curó. Lo más interesante no es el qué, sino el cómo. De golpe descubrió que podía repetir una rima y hablar rimado, y al decir el versito "el cerebro se le reconectó". Pudo volver a hablar, de un momento al otro, como si nunca le hubiera pasado nada. Sin pastillas, sin tratamientos, sin ejercicios, sin nada más que dos versos rascosos de una rima infantil.

Muchachos: el arte cura. Posta. Vaciemos los hospitales y pongamos más bibliotecas. Vamos a las terapias intensivas a recitar sonetos hasta que peguemos la línea justa para cada problema. Y, con un poco de suerte, hasta encontramos el haiku perfecto para bajar de peso...

Elegancia hasta (un segundo antes d)el final

En Macbeth, cuando muere en combate el hijo de uno de los personajes, el padre pregunta si todas sus heridas estaban en el frente del cuerpo (o sea, si había peleado o escapado). O sea, hay que vivir bien, pero hay que morir bien.

Pero parece que a estos 10 personajes, inteligentes, poderosos, conocidísimos, nunca les avisaron...

Glamourama literario

Ayer fue la entrega del Premio Clarín de novela. De la ganadora, Betina González, no se puede decir otra cosa más que a) parece ser muy simpática, b) es la sexta ganadora mujer consecutiva, c) tiene 34 años pero parece más joven, y d) fue altísimamente recomendada por el jurado (cosa que era de esperarse, pero no siempre sucede).

Hubo un pequeño video con los ex-ganadores, para el que nos convocaron hace dos semanas. Más allá del video, fue muy bueno encontrarse con todos los demás, y se dio "buena onda" - con algunos ya la tenía (Mairal y Brizuela, sobre todo, también Feijóo y Henestrosa), pero algunas personas que no conocía resultaron gratísimas sorpresas (Pradelli, Piñeiro). Es raro el contacto que se da entre gente que sin conocerse tiene varias cosas en común, y en especial una cosa que SOLO ESA GENTE tiene en común.

Fue realmente muy emotivo el homenaje a Fontanarrosa (tengo el orgullo de decir que fui uno de los primeros que se puso de pie para aplaudirlo), en especial teniendo en cuenta lo mal que está por la esclerósis múltiple. No solo está en silla de ruedas, sino que perdió completamente el tono muscular en los dos brazos, por lo que no puede usarlos en absoluto (cuando dijo unas palabras, su hijo tuvo que sostener el micrófono). Lo impresionante, y lo que habla de un tipo fuera de serie, es el ánimo con el que lo lleva: las palabras que dijo fueron con el buen humor de siempre, mencionando a los amigos, haciendo chistes, sin esquivar su condición pero sin compadecerse y sin hacerla central, y demostrando que los verdaderos grandes son los que no se la creen ni ahí. Mercedes Sosa, que cantó inmediatamente después, le dedicó unas pocas y sentidas palabras en las que, literalmente, tuvo que secarse las lágrimas.

También aproveché la fiesta para saludar gente conocida y conocer gente nueva, pero más allá de todo eso la nota la dio una de las dos menciones. Recibir una mención es raro: es un privilegio pero cuesta hacerlo valer, y si uno tiene un nombre ya hecho como escritor es como que te refrieguen en la cara de la manera más pública posible que no ganaste. Fue, entonces, de antología la cara de Daniel Guebel cuando "pasó al frente" a recibir su mención. Cuando los animadores le dijeron si quería decir unas palabras, estuvo a punto de tirarles con algo por la cabeza. De más está decir que, lo poco que dijo, lo dijo como si estuviera tragando sapos en escabeche. ¡Un poco más de gracia y compostura, che!

23.10.06

El blog es servicio

No more lonely nights, cantaba el Mc Cartney más pedorro en plena fiebre ochentosa. Pues bien, no más tardes aburridas, propone este blog. Como el blog es servicio, la vida es corta y el aburrimiento es mucho, y sobre todo porque soy un resentido de la época de ir a Mar del Plata al archiúnico Sacoa y que no me habilitaran ni cinco malditos chelines para jugar, y porque tuve Atari recién a los 13 años y Commodore a los 15 y PC a los 17 y recién pude pasarme noches quemadas frente a la pantalla con el Wolfenstein y el Doom y el Space Quest, y porque no hay tiempo como el tiempo no perdido sino alegremente ofrendado al goce de no hacer nada, y porque en realidad el gran motor creativo de la humanidad es el efecto Eureka (las ideas que vienen cuando uno está haciendo otra cosa), y because I can (como dijo Victoria Onetto cuando le preguntaron por qué se ponía en bolas tan seguido frente a las cámaras - en su caso, una forma sutil de no decir "porque si dependiera de mis virtudes actorales voy más muerta que Amalia Fortabat enjoyada sin guardaespaldas en Ciudad Oculta"), fíjense abajo de la barra de links a la izquierda de su pantalla, señora.

De nada, muchachos.

20.10.06

Murió un grande

Cuando era chico, los viernes a la noche había una cita de honor: a las 8 de la noche, íbamos con mis hermanos (con Seba, en realidad, porque Rodrigo era muy chico) arriba de alguna cama frente a un televisor y poníamos Canal 11. Terminaba el noticiero, y ahí empezaba la fiesta que habíamos estado esperando toda la semana, una fiesta con una canción que decía
Titanes en el ring
Hoy se vuelven a encontrar
Con sus músculos de acero y el poder
De su fuerza sin igual
Mirábamos las peleas, gritábamos, alentábamos, saltábamos en la cama y, siempre, terminábamos haciendo un combate de catch para probar todas las tomas. Cada uno tenía sus luchadores favoritos, aunque en realidad cambiaban bastante seguido: Mr. Moto era fija, Martín Karadagian un incuestionable, pero el resto iban y venían según algo de capricho y un cierto exitismo que se verificaba en el primer recreo del lunes, cuando los comentarios de los compañeros de grado marcaban cuánto habían subido o bajado las acciones de cada luchador.

Titanes tuvo muchas etapas, y la que yo veía era lo que quedaba de su edad de oro. No llegué a las glorias originales del Hombre de la barra de hielo o el Coreano Sun o el Indio comanche, pero sí pude ver a la Momia, la Momia negra, Chicho de Catanzaro, Mr. Moto, El ejecutivo, Karadagián ya canoso pero castigador como siempre (¡EL-COR-TITO!) y otros tantos, junto con personajes chiveros como Drink C o el Superpibe, versiones avant la lettre del chivo incorporado al guión (o, para estar en onda, PNT). Seguían estando las cosas que hacían de Titanes algo más que un programa en el que tipos disfrazados hacían como que se peleaban (el catch-as-catch-can, o "agarrálo como puedas", o como le decían por los barrios en los 50/60 cachacascán, está más cerca del baile de salón que de la lucha grecorromana): los personajes eran personajes de verdad con historias, producción, canciones, amigos, enemigos. Y eran personajes copados, lisérgicos, creíbles a su manera. Los buenos eran buenísimos, los malos eran detestables, Karadagián ganaba siempre pero estaba perfecto, los relatos eran desmesurados, había un balance justo entre los buenos y los malos.

Y si algo tenía de bueno Titanes eran los malos. Y si había algo maravillosamente argentino era que el más malo de todos, el malo de todos los malos, era la encarnación misma del poder corrupto: sólo en la Argentina se le puede haber ocurrido a alguien que el más sucio, el más poderoso, el más irrefutable de todos los participantes fuera un juez. William Boo hacía lo que quería y nadie le podía hacer nada: estiraba las cuentas en el suelo, hacía que tres segundos pasaran en menos de uno si le convenía, miraba para otro lado cuando perdían los malos, inventaba penalizaciones para los buenos. De tanto en tanto alguno de los buenos se descontrolaba y le hacía alguna toma, pero los relatores se apuraban a recordar que, por más que fuera un mal juez, Boo era el juez. Corrupta lex, sed lex.

Y hasta la presencia de Boo era genial: gordo, a cara de perro, podía poner cara de Salomón con las tablas de la ley cuando le hacían alguna protesta y era impermeable a la catarata de chiflidos y las quejas de los luchadores. Ahora que dan en cable los espectáculos grotescos que los yanquis pergeñaron (WWF y todo lo demás) podemos comparar lo infinitamente superior que eran nuestros luchadores fuera de forma a esos piringundines rellenos de anabólicos estilo Hulk Hogan o The Rock, pero sobre todo que la genialidad de Karadagián queda patente en personajes insuperables como William Boo. Antes de la fiesta menemista de los 90, antes de los jueces con placards de 20 mil dólares, en Titanes había un corrupto irredento que hasta le hacía frente a Karadagián, el dueño del circo, uno de los pocos que podía ganar a pesar de su ley sucia.

Karadagián (que, dicho sea de paso, vivía en frente a lo de mi abuela Viza, por lo que con mi hermano montábamos guardia en la ventana para verlo salir si estábamos ahí los sábados a la mañana) murió hace ya varios años, sin una pierna. De su troupe no queda casi nadie en actividad: en los noticierons mostraron al que hacía de Mr. Moto, gordo, viejo, irreconocible. La tele intenta resucitar el fantasma de Titanes todos los años, y la gente hasta quiere entusiasmarse, pero si pusieran 5 minutos de aquellos tapes en blanco y negro se darían cuenta de que están a años luz de distancia.

Y todo esto a cuento de que el viernes pasado se murió William Boo, un grande. Le dedico desde acá un último chiflido, abucheo y silbatina general.

19.10.06

Más diálogos desde el borderline de la medicina

- Oye, que hace ya casi 9 meses que no se me va este dolor de estómago, y estoy cada vez más hinchada.
- ¿Has visitado a tu médica?
- ¡Cientos de veces! Me dice que es una indigestión, que tengo gases. Me ha dado remedios, pero no me han hecho nada.
- Hija, pobrecita...
- Y para peor se me retiró la regla, y estoy hinchada por todas partes. ¿Puedes creer que de los gases que tengo siento como si alguien me pateara desde dentro?
- Aquí hay algo raro. ¿Te pasa algo?
- Tengo dolores fuertísimos que me van de la espalda a la cintura, cada cinco minutos. Y ahora chorreo agua tibia por la bombacha, ¡Llévame a un hospital!

Muchas mujeres confunden los primeros síntomas de un embarazo con una indigestión, pero no tardan más de 5 minutos en hacer las cuentas y les cae la ficha. Y si no, están los tests de embarazo. Y si no, un médico resuelve el asunto en 5 minutos. Pero que una madre de 2 hijos no se dé cuenta es casi más increíble que lo de la médica. Joder, que parece un chiste de gallegos...

¡Oops!

- ¡Lo logramos! ¡Vencimos al tiempo!
-¿Cómo?
- Mirá, dimos vuelta los ciclos naturales. ¡El cuerpo se desarrolla cuando nosotros queremos!
- Sí, pero...
- No, en serio: ¡logramos que chicos de 5 años empezaran la pubertad!
- Sí, boludo, pero...
- ¿No es genial?
- No, pedazo de idiota: lo que queríamos era que envejecieran más tarde, no que se desarrollaran más temprano.
- ¿Seguro que era así?
- Sí, imbécil, seguro que era así.
- Uy, entonces la cagamos...

16.10.06

Top 10

Hay top 10 de todo, pero algunos (para variar) son interesantes. El diario inglés The Guardian tiene, en el sitio de su maravilloso suplemento de libros, una sección donde escritores invitados hacen sus propias listas sobre temas especiales. El de David Crystal, por motivos profesionales, me resultó jugosísimo, pero todos valen la pena y algunos son verdaderas joyas.

Por otra parte, ésta es la clase de idea original, interesante y barata que a los "editores" de nuestros "suplementos culturales" no se le ocurriría ni en un millón de años...

14.10.06

Enciclopedia de la gansada

De un limonero no se pueden esperar más que limones, y de un ganso no se pueden esperar más que gansadas, pero esto es como una manzana de 50 kilos y una gansada tamaño mamut al mismo tiempo. Borges acuñó la frase "fatigar el error": esta intervención no solo lo fatiga, sino que lo deja nocaut por las próximas cuatro temporadas.

Todo está mal: la idea, el concepto, la actitud, la motivación, el modo, el estilo, el lugar en el que se dijo... Si existe un decálogo del error, esta sarta de idioteces requiere por lo menos que se agreguen 4 puntos.

Para empezar, para descalificar una novela como Zama hay que tomar mucha sopa, y el coso este no llegó ni a roer los grisines. Hay que tener una cierta autoridad (por nom,bre, por trayectoria o a fuerza bruta de argumentación) para hablar así y ser tomado en serio, no alcanza con hablar como si se la tuviera.

Por otra parte, es el perfecto ejemplo de algo que yo comentaba en un post anterior (donde, no demasiado casualmente, el humanoide que vomita estas gansadas sobre Di Benedetto también figuraba, aunque esa vez vomitando gansadas sobre Saer), y que Jane Austen califica en alguna de sus novelas como "alguien que vio todo el ancho mundo y no encontró nada más digno de comentarse que su propia figura en el espejo". Más que pagado de sí mismo, hay gente que es como un Banco Mundial de sí mismo, solo que a) hay que ser DEMASIADO inseguro para actuar de esa manera, b) para dar semejantes créditos hay que tener con qué respaldarlos. Para decir ciertas cosas hay que tener ciertos títulos aquilatados, y este tipo ¿a quién le ganó? ¿Quién se robó su queso, que lo tiene que andar reclamando a los gritos por los barrios?

Cada uno es libre de armar su personaje público como le da la gana, pero si a uno lo invitan a un encuentro de homenaje a un autor que no le interesa demasiado hay varias opciones:
- la opción digna es decir "no, gracias, no es lo mío". Se pierde una oportunidad de presencia pública, pero es una opción coherente
- puede decir que sí e ir a encontrar aunque sea una cosa medianamente interesante que decir sobre el autor, marcando que no es el preferido pero que algo bueno tiene
- o puede ir a hablar bosta del autor y maravillas de sí mismo, montándose a los hombros de la otra figura para haerse autopromoción.
Hacer esto último es como ser el nene del jardín de infantes que quiere llamar la atención en el cumpleaños de un compañerito de sala porque no se banca que otro sea el centro de atención, y entonces se pone a gritar puteadas y hacer pataletas durante toda la fiesta.

La velocidad trae repetición trae decir las cosas dos veces

Los diarios tradicionales trabajan en ciclos de 24 horas, y para eso están oprientadas la estructura tradicional de producción de noticias (cronista, redactor, editor, corrector, vuelta al editor). Hay diarios, como Clarín, que no le dan demasiada bola a la corrección y tienden a escribir con los pies, y otros, como Perfil, que parece que dejaran pasar horrores de tipeo, normativa y redacción elemental para mantener ocupados a los lectores amantes del lápiz rojo (es como una megaextensión de los crucigramas). Pero con el tema de los sitios de noticias, hasta los diarios con reputación de cuidadosos muestran la hilacha.

Si no, fíjense en este papelón de la gente de La Nación. Los tres últimos párrafos dicen:

El proyecto propone expandir los accesos a la red en lugares públicos como el aeropuerto internacional Islas Malvinas, la terminal de ómnibus Mariano Moreno y otras oficinas públicas, para luego alcanzar otros sitios como los parques y grandes plazas, la peatonal Córdoba y zonas como Alberdi o Fisherton.

La idea a mediano plazo es instalar unas mil antenas (cuyo costo unitario es de unos 500 dólares) que cubran los 172 kilómetros cuadrados de superficie de la ciudad, a fin de que exista un servicio de banda ancha inalámbrica en toda la zona urbana.

Las mismas fuentes señalaron que se instalarán unas mil antenas a mediano plazo a un costo de unos 500 dólares cada una, que cubrirán unos 172 kilómetros cuadrados de superficie de la ciudad, con el objetivo de que se tenga un servicio de banda ancha inalámbrica en la zona urbana.

Que se les piante un error de tipeo vaya y pase, pero repetir la información en dos párrafos consecutivos es porque nadie miró el texto antes de apretar el botón de publicación. Muchachos, más atención, que ustedes "serán tribuna de doctrina"...

13.10.06

Lo prometido es deuda: música irlandesa

Esto es un post que había prometido hace rato sobre música irlandesa, escrito básicamente desde el desconocimiento y como excusa para que gente más conocedora (i.e. Churlo y Ksenija) me desasnen en los comentarios. En defensa y descargo, estos son los discos y bandas que descubrí de a poco y por mi cuenta, y se reciben sugerencias.

Mi primer contacto con la música celta en general fue, como todo el mundo, más bien somnífero de la mano de Enya o de la música incidental de Braveheart (que, siendo variaciones de música escocesa, tenía un poco más de empuje pero tampoco era la octava maravilla). Después, en la casa de Joaquín (que contaba con los descartes musicales del material de prensa que recibía su hermano Martín) encontramos un casette de una banda española con el bizarro nombre de Celtas Cortos, del disco "Tranquilo majete" (el nombre del disco, aún más bizarro que el de la banda). El disco no abría con colchones de sintetizador y flautitas bucólicas, sino con una batería al palo, unas guitarras descontroladas y, bien al frente, las gaitas, violines y flautas (el tema Tranquilo majete, un rocker sacado), y de ahí pasaba a temas más baladescos o folkillos, anche un ska o dos, y algún tema instrumental que tenía más que ver con lo que uno suponía que era la música celta pero con una visión más "pulentosa".

De ahí empecé a juntar los otros discos de la banda. Son 6, de los cuales los primeros andan más cerca del instrumental línea celta-fusión, virando cada vez más al rock hasta hacer punta en Tranquilo Majete, y después sacaron un muy buen disco en vivo (Nos vemos en los bares, doble) y una serie de discos más tirados al ska/rock/rap que ya dejan más que desear (En estos tiempos inciertos, Gente distinta y un último disco sin Jesús Cifuentes, el líder original, que es bastante impresentable). El tema es que, cuando estaban en forma plena, los Celtas cortos hacían temas que eran bien celtosos pero con una formación de rock rara que pegaba como una trompada de Mike Tyson (No nos podrán parar y Tranquilo majete en la parte rockera, después baladas tipo Lluvia en soledad o 20 de abril, hasta polkas descontroladas que tenían una onda Fabulosos Cadillacs en las reversiones de Vasos vacíos).

De ahí, pasé a una muy buena compilación de EMI que encontré de cuete en una disquería de ofertas, eh una colección de música étnica llamada hEMIspheres. El disco se llamaba "Celtic Graces", y es la mejor compilación de música irlandesa que existe: la mejor porque tiene temas y basndas con sonidos que no son los tradicionales, sino que salen de la renovación post-década del 70. Los que tienen un solo disco de música irlandesa pura tienen o una versión pasada por agua de lo peor de la línea Enya/Clannad (semi-new age) o algún compilado de los Chieftains (que son a la música tradicional lo que los Chalchaleros al folklore argentino: una buena banda que muestra hasta dónde puede llegar el tradicionalismo, pero que no se juega ni esto). Celtic Graces abre con un tema de David Spillane que da medio enyoso, pero de ahí pasa a una seleción mucho más abierta, jugada e interesante, con 3 temas de Bothy Band, cosas de Paul Brady, algo de Planxty, etc. O sea, un gran disco para ver como suena la música irlandesa DE VERDAD hecha con cabeza DE HOY pero con las raíces bien intactas.

Ese CD queda en alta rotación, y siempre quedé a la búsqueda de material parecido en nuestras disquerías, que es como pedirle a la camisería del barrio que tenga trajes Armani. Llega Internet, y ahí el descontrol.

Lo primero de todo, fundamental, dioses absolutos del asunto y discografía obligatoria (son 4 discos incluyendo 1 en vivo, así que no es para tanto) es Bothy Band. Eran lo mejor de Celtic Graces, y habiendo escuchado los 4 discos puedo decir que son uan de las bandas más compactas, afiatadas y DEMOLEDORAS del planeta. El que no sepa de qué va la música irlandesa o crea que es como para dormirse, que escuche cualquiera de los discos de Bothy Band. Suenan como una patada en la cabeza, tienen ritmo, groove, fuerza, son hiper-virtuosos y jugadísimos en los arreglos y el concepto musical, cosa que cuenta más si pensamos que tocan música "folklorica"... es como el quinteto de Miles Davis de la era Kind of Blue, o los Mothers of Invention, se pusieran a tocar chacareras. Son LA banda.

Al lado de ellos, otros tipos de la misma camada o posteriores (tipo Planxty) quedan como deslucidos, aunque son bandas de la puta madre. Para llevar el concepto un paso más allá ya hay que irse a proyectos de ex-Bothy Band, como Moving Hearts, que juega más a parecerse al jazz fusion tipo Pat Metheny a la irlandesa, con solos instrumentales (la música tradicional es de melodías simples repetidas varias veces tal cual y al unísono, por eso parte de la revolución Bothy Band es hacer combinados de varios jigs/reels y jugar con los arreglos) y un sonido eléctrico.

Pero hay esperanza para los Bothy Fans: Lúnasa. Lúnasa es una banda relativamente nueva, con varias formaciones pero siempre con un nivel de aquellos, que sigue en la onda Bothy de instrumentos acústicos pero renovadores (tienen, por ejemplo, un contrabajista), temas tradicionales con arreglos nuevos y un groove que deja chiquita a la banda de James Brown. Lúnasa lleva la onda Bothy al extremo y se juegan 100% por el ritmo, tocando al palo por un lado pero además haciendo gambetas y firuletes con los fraseos y los acompañamientos (el juego guitarra rítmica/contrabajo que hacen en los temas te sienta de upite). Todos los discos son impresionantes (tienen 6), pero los más "pulenta" son Redwood y Kinnitty Sessions. La aplanadora del celta.

O, por lo menos, así lo veo yo.

No digan que no están avisados

A la Argentina las series de televisión yanquis llegan tarde y por cable, si es que llegan. Además, las series nuevas acá prenden tarde porque no tienen el megamarketing que tienen en Estados Unidos: estrenan la última temporada de los Sopranos y apenas si hay un cartelito en la calle, y para las pocas series nuevas que llegan en sus primeras temporadas el apoyo publicitario es casi nulo. Eso explica que Lost, por ejemplo, acá recién llegue a "la opinión pública" al final de la segunda temporada.

Pero hay una serie nueva que recién va por el tercer capítulo y ya perfila como la revelación, por lo menos, del año. Se llama Heroes, y la rompe (conseguible en Internet, más o menos por todas partes).

La premisa es poco original: mutaciones genéticas aleatorias que hacen que unas pocas personas tengan superpoderes. De X-Men para acá, se ha hecho mil veces. Lo interesante es que estos tipos (una mujer que tiene un doppelganger en los espejos, una adolescente indestructible, un japonés geek que maneja el espacio-tiempo, un neoyorquino conflictuado y su hermano político que vuelan, un pintor que dibuja el futuro, un policía que lee la mente) aparecen cuando comienzan a descubrir sus poderes, y un mes antes de un desastre que va a destruir al mundo. Está también el hijo del genetista loco hindú (que también es genetista, hindú y medio loco) que investiga estas mutaciones, y no podía faltar el grupo secreto maligno que los quiere reventar a todos (los mismos que se cargaron a genetista loco hindú senior) y un asesino serial que parece que también tiene poderes.

Los actores son los típicos que hicieron personajes medio secundarios en mil programas y películas (el novio destroy de Rory Gilmore en Gilmore Girls, la profesora de gimnasia que va a juicio en Legally Blonde, etc.), y están más que dignos, aunque el premio se lo lleva el japonés (que habla muy mal inglés, y tiene la mitad de las escenas en Tokyo y en japonés). La dirección y la música tienden a cargar un poco las tintas en la épica sci-fi, a mitad de camino entre Batman de Tim Burton y Matrix, pero no exceden.

Pero lo mejor es cómo se cuenta la historia: la trama es muy compleja y se va desarrollando en líneas paralelas con cuentagotas, los interrogantes se presentan muy estratégicamente, los mutantes se van conectando de maneras muy sutiles. El placer está en ver formas muy inteligentes de narrar, de presentar suspenso, de manejar mil historias a la vez sin que se caiga ninguna y sin ser obvio.

Sin subtítulos ya se consigue, que yo sepa no hay canales que tengan planeado lanzarla acá. Pero no digan que no están avisados.

12.10.06

Pago lo que sea

por una de estas maravillas:




La página está en japonés, con lo que vaya a saber uno lo que dice, pero la gente de Boingboing dice que es completamente funcional. Cambio todas las computadoras que tengo, que tuve y que tendré por una de estas.

El primer cuento que escribí fue a los 8 años, como una excusa para usar la Olivetti Lexikon 80 de mi abuelo. La Olivetti es la típica máquina verde gigante pesada de oficina, que no falla nunca y resiste ataques nucleares. Es una hermosa mole de metal fundido, con un diseño de esos que de tan reconocidos son casi invisibles (y que de tan perfectos, terminan en los museos de arte). El ruido del metal contra el papel casi como un disparo, el carro gigantesco (más para un chico de 8 años) que se movía despacio, la campana que suena cada vez que se pasa el margen derecho, las palancas y las teclas... no hay nada como escribir en una buena máquina de escribir, y si bien hay máquinas más atractivas, más chicas, más elegantes, más viejas, más legendarias, para mí LA máquina de escribir es ésta:


De hecho, una de los pocos objetos que conservo de mi abuelo es esa misma máquina de mis 8 años. Hoy en día el carrete de tinta está casi seco (por poquísimos pesos se consiguen en casi cualquier casa de artículos de oficina los típicos carreteles de tinta negra y roja) y los dedos, acostumbrados a los teclados blandos de la computadora, se agarrotan a la media carilla, pero cada tanto hago lo mismo que hacía cada vez que iba a su casa (y me dejaban): enrollo una hoja en blanco y, a dos dedos, arriba de todo, le escribo mi nombre. Pequeños placeres.

11.10.06

Las madres hindúes son unas desamoradas

Está dicho, no hay nada como una idishe mame. Sino fíjense en esto: una escritora de 35 años ganó el Premio Booker, el premio literario más importante de habla inglesa y uno de los más importantes del mundo (no entrega tanta plata en premios, pero sólo estar en la lista de finalistas garantiza reediciones y toneladas de ventas). Resulta que la madre de la chica, que también es escritora y que ya había estado nominada para el premio varias veces, se fue a un pueblo perdido en el medio de la India, sin television ni teléfono ni radio ni email ni nada, para escaparse de los nervios. Todavía no le pudieron hacer llegar la noticia de que ganó su hija, que dijo en cuanto micrófono le pusieron delante que su madre era su gran maestra literaria, que la había ayudado a escribir el libro ganador, etc.

Una de dos: o las madres hindúes no tienen aguante, o la mina esta se rajó para llamar la atención por celos a su hija más exitosa.Plan C (estuve mirando mucho Sopranos últimamente): la chica la mandó matar porque en realidad el libro se lo había a fanado a la madre del cajón, y la madre la estaba extorsionando con destapar la olla si no le daba un millón de libras.

9.10.06

Don't need a weatherman to know which way the wind blows

La frase del título no podía ser más que de Bob Dylan en Subterranean Homesick Blues, un tema de triple mérito: todas sus frases son aforismos beat ("Don't wear sandals if you can't afford the scandal", "the world's gone wrong 'cause the vandals took the handles"... insuperable), es de lejos el mejor de los talking blues de los primeros discos dylanescos y tiene el videoclip más cool -e imitado- de la historia hecho antes de que existiera el videoclip (Bob en un callejón tirando cartelitos con la letra... simple, efectivo, maravilloso).

Una traducción bastante libre sería "No hace falta Confessore para saber si afuera llueve", o en versión más telúrica "apagá la radio y andá a la esquina a ver si llueve". Aplicación literaria del día: estoy podrido de una pregunta y de dos de sus respuestas. La pregunta es "¿cómo hacer literatura hoy?", y las dos respuestas que me hartan son a) autobiográficamente, y b) escribiendo sobre literatura.

Para empezar, la respuesta es una y es simple: "como se te canten las pelotas". Los que se hacen la pregunta en realidad quieren vender su versión de la respuesta, de ser posible con unas cuantas esdrújulas en el medio para sonar como que pasó por la facultad y sacó licencia de leer.

Con la respuesta a, si bien es cierto que hay un elemento de experiencia en cada cosa que uno hace y también que se ha hecho gran literatura basada en la experiencia, no se puede esconder que muchas de las bostas más grandes en las que se ha desperdiciado pasta de celulosa se arruinaron en el momento en que se convirtieron en diarios íntimos o odas al autor. Es muy halagador para el que escribe considerarse como el centro del universo, pero los lectores suelen quedar afuera del chiste. Y, además, eso le da un buen libro a cada persona a menos que nos dediquemos a ser Indiana Jones literarios...

Y la literatura sobre literatura, bueno, como novedad es más vieja que el mundo. En teatro, ya lo hacían los griegos, lo perfeccionaron los romanos y dio cátedra Shakespeare (la escena de los actores de Hamlet, por caso). La literatura medieval está llena de ejemplos, el Quijote es eso entre otras cosas, Northanger Abbey de Jane Austen es una obra maestra olvidada del género, ni hablar del Tristram Shandy de Laurence Sterne. Y para seguir, es más aburrida y ombligocéntrica que lo otro: propongo que no hay nada de lo que se pueda escribir, entonces escribo sobre el hecho de escribir, y escribo sobre escribir sobre la escritura, y así hasta que los lectores empiecen a leer a Deleuze en jardín de infantes o se queden dormidos, lo que pase primero. Además, es plantear que lo que interesa a los lectores es la literatura: cierto que para los que escriben, e incluso para los que leen, la literatura es importante e interesante, pero de ahí a hacerla el eje, y plantear que es el único eje posible o el mejor de los ejes posibles, hay 500 kilómetros de ripio.

O sea, basta de recetas, basta de soluciones únicas, basta de jurados estilo "Escribiendo por un sueño", basta de escribir como si las facultades de Letras importaran, basta de hacerse los modernos o pelearse por hacerse más moderno que el de al lado o de pelearse por ver quién pone las reglas para la modernidad. O háganlo, si tienen ganas, pero no en público que queda feo, da vergüenza ajena, no tiene sentido y (para peor) nunca falta el ganso que les cree.

1.10.06

La era de la teta




Cuando era chico, para ver una teta había que ver si el kiosquero se había "olvidado" de ponerle la bolsa opaca a las revistas pornográficas, o confiar en que los muchachos de Fotomundo se coparan con alguna tapa de retratos femeninos. Eso, o esperar al compañerito que tuviera alguna revista (o, ya entrados los 80, que en el videoclub le alquilaran una película XXX).

Hoy, las tapas de las revistas "de espectáculos" son más generosas al turbado imaginario púber, internet es un mundo de oportunidades y la pregunta es cómo hacer para dejar de ver tetas. Puntualmente, alcanza con acercarse a las vidrieras de las librerías, en la sección novelas, apartado "libros de escritoras latinoamericanas que esperamos venderle a las mujeres, porque los estudios de mercado dan que las mujeres leen más novelas que los hombres, y que con esta tapa esperamos que los maridos compren para sus mujeres, porque la experiencia dicta que los hombres, a la hora de comprar, van primero a cualquier cosa que tenga una teta", en el estante "pero las tetas las ponemos en blanco y negro, porque eso hace a la diferencia entre el arte y la pornografía".
Con lo cual, por un lado los púberes varones de hoy la tienen más fácil, y por otra parte los jefes de marketing siguen teniendo mentalidad de púberes. Los años pasan. Las hormonas quedan.

6.9.06

De subsidios superpoderosos y oraculistas

Hace tiempo que Sábato no era noticia, pero el escritor bienpensante que prefieren las masas lo ha hecho de nuevo (y esta vez va por nuestros impuestos).

Convengamos que un palo y medio es bastante plata para sacarse una foto con Sábato, pero mirémoslo por el lado amable: para ésto era que querían los superpoderes, che, no están financiando la interna peronista, le están dando plata a Sábato que es un buen tipo (y, después de desautorizarle el prólogo al informe de la Conadep, le debían una).


La otra maravilla de esto es que, en una columna del suplemento de Cultura del diario Perfil del domingo pasado, 72 horas antes de este photo-op, el soberbio de Tabarovsky había escrito que las acciones de Sábato como consagrador de bondades políticas y lavadas de cara buscado por todo candidato o funcionario de turno se habían agotado varios años atrás: si no fuera por la visión preclara de esta esperanza blanca de la literatura de izquierda, no sé dónde estaríamos.

4.9.06

Lado A, Lado B

Hace ya varios meses escribí un Lado B que todavía no había subido al blog. Pero hoy es el día perfecto: primero, lean el Lado A en los diarios. Después, pasen al Lado B.

3.9.06

Los piratas, parte II

Hay un comentario al post anterior que empecé a responder como comentario, pero en el camino se me aclararon algunas ideas que estaban sueltas en el post anterior y se convirtió en un post nuevo (en el camino, también, Blogger se lo comió cuando lo publiqué, así que ahora lo reconstruyo de memoria).

Empiezo por el final: el comentario terminaba diciendo que mi novela es cara e inconseguible, como los CDs de música irlandesa que bajo. Pues bien, Se esconde tras los ojos se vende a nueve pesos. Uno más que ocho y uno menos que nueve. No sé en qué definición de exhorbitancia cabe ese precio. La disponibilidad es otra cosa, los libros duran cada vez menosen los estantes y conseguir un libro con 6 años de publicado puede ser complicado pero es posible (conmozco gente que lo compró en este año, así que existir existe).

Pero el tema de fondo es otro. El tema de fondo es que el derecho de un autor sobre su obra tiene dos partes, y hay una que se bastardea y otra que se ignora olímpicamente.

Primero, está el derecho de explotación económica, que aparentemente se tiene que vivir con culpa. El comentarista seudonimado (mala costumbre, pero casi una regla del juego en Internet) dice que me tengo que dar por bien pagado porque recibí un anticipo. Bueno, para empezar ese anticipo (generoso, convengamos) fue un premio ganado en buena ley y con bastante orgullo por sobre otras 936 novelas.

Para continuar, en nada afecta el tema de fondo: cada copia descargada es una mano metida en el bolsillo del escritor. Los escritores no damos recitales en vivo, no vendemos remeras, no pintamos murales en patios de Palermo, no cobramos por hacer apariciones en los shoppings ni por animar bar mitzvahs tocando Hava Nagila. La única forma de sacarle algo de dinero (no para vivir de la escritura, algo virtualmente imposible, sino para pagar alguna cuenta y aunque sea tomarse un vino a la salud de todo el laburo puesto en cada cosa que uno escribe) es el famoso 10 por ciento sobre el precio de tapa - cuando las editoriales lo liquidan correctamente y todo eso, cosa que no siempre sucede. Que un músico diga que los discos son promoción de sus shows, o que las copias truchas de Mickey Mouse sirvan para que Disney venda más muñequitos, no son modelos que sirvan para la literatura. Y no hay por qué defender moralmente la postura: cada uno es dueño de su trabajo y de los frutos de su trabajo, sea el trabajo que sea.

Pero el otro derecho del autor, al que directamente ni se le presta atención pero que existe (en los códiglos legales y tratados internacionales), es el derecho moral sobre la obra. El autor es dueño también de qué se hace con la obra. Si a alguna delirante agrupación neonazi se le ocurre usar un texto mío para una campaña, yo tengo derecho a negarme por más que me paguen. Si no quiero que circulen copias electrónicas en Internet, o quiero que circulen de una forma y no de otras (por ejemplo, a través d este blog y no en edonkey) tengo derecho a que no ocurra. Como dice Mabelita Gldstein, profesora de la carrera de Edición, el derecho de autor, antes que un derecho económico, es un derecho humano, y eso se viola completamente si algún pelotudo agarra el scanner y se despacha con una "edición electrónica".

Por otra parte, hay un elemento ad hominem en el comentario que es todavía más inaceptable: vos nop te quejes porque cobraste, porque ganaste un premio. Que se queje tu editor, que es al que le sacan la plata. Primero, la plata se la sacan a los dos, y aunque no lo parezca (aunque las editoriales no lo entiendan y no actúen en consecuencia la mayor parte de las veces) la edición de un libro es un emprendimiento conjunto entre un autor y un editor. A ninguno de los dos le va bien si no le va bien al otro, y en todo caso que me muestren un beneficio para el autor en que circulen copias truchas en Internet de su novela. Por otra parte, supongamos que "Toledo que se joda porque cobró el premio" - ¿qué hacemos con las obras de otros escritores argentinos que circulan pirateadas en el mismo formato? Hay de casi todos, desde los obvios (Borges, Bioy Casares, Cortázar, etc.) hasta los más nuevos como Aira, Gamerro, Mairal y un larguísimo etcétera. ¿Qué hacemos con ellos? ¿Qué le inventamos a cada uno para que, cada uno por separado, se jodan por igual?