29.9.07

Yo soy yo y vos sos vos

La política apela a la parte menos intelectual de la gente, y los políticos actuales son muy afectos al golpe bajo y la chicana efectista, pero que alguno de los honorables cientistas políticos que leen este blog me diga si hay antecedentes del uso de la esquizofrenia como plataforma electoral...

Me refiero al eslógan del inefable ex-juez y sempiterno candidato a senador Julio Cruciani:


Hay un cartel pegado por el centro porteño con su bonachona imagen y un eslógan donde le encontró una vuelta de tuerca a su latiguillo para alcanzar un efecto de esquizofrenia redoblada recursiva (anoten compiladores del DSM-IV): "Yo soy usted, ¡vótese!" (o sea que hay que poner, en lugar de boleta, una fotocopia del DNI de cada votante, sólo que por alguna propiedad extraña al estilo Sagrada Trinidad, "es trino y es uno", tiene que ser al mismo tiempo el del votante y el de Cruciani, dos polos del mismo Tao).

Qué sé yo, uno ve los dibujitos animados de las propagandas de Rodríguez Sáa, los momentos en los que Carrió pierde los ojos en el horizonte y canaliza algún espíritu angelical, las parrafadas incendiarias de Krishtina o la sosedad irrefrenable de Lavagna (por no mencionar a personajes políticos más pintorescos del estilo y Cruciani es casi como un faro de sanidad... pero mejor que Cruciani siga siendo Cruciani y yo me dedico a ser Pablo Toledo, aunque sea por aquello de que "cada lechón en su teta es el modo de mamar".

27.9.07

Lea, difunda y recomiende

Acabo de leer un libro de esos que deberían figurar en todo manual del alumno bonaerense: The Curious Incident of the Dog in the Night Time, de Mark Haddon (la traducción española se titula El curioso incidente del perro a la medianoche y en estos días se consigue fácil junto con la traducción de la nueva novela de Mark Haddon, que no leí peroa la que después de este libro le pongo mi voto de confianza).

El libro es simplemente milagroso. Está narrado en primera persona por un chico con síndrome de Asperger, y si bien nadie puede saber exactamente qué pasa dentro de la cabeza de alguien con esa condición hay un 95% de probabilidades de que se parezca mucho a lo que escribe Haddon. Escribir desde un narrador así es dificilísimo, y sobre todo imposible de sostener a lo largo de toda una novela porque a) el chiste se gasta (sí, el chico no entiende las emociones de las personas; sí, tiene una obsesiópn con las matemáticas; ¿y después qué?), b) el narrador es limitadísimo, porque no interpreta las relaciones humanas en una historia que trata básicamente sobre ellas, y c) pensar y ver el mundo desde esa óptica es un ejercicio prácticamente insuperable.

Pero sin embargo habemus papam: la novela hace maravillosamente a), milagrosamente b) e increíblemente bien c). De hecho, la comprensión y conocimiento de Haddon sobre el tema es enciclopédica pero nunca se lo refriega en la cara al lector: está todo ahí todo el tiempo, pero en modo "así se ve el mundo desde este personaje" y no en modo "10 cosas que no sabías acerca de la vida de un autista funcional". Y, por supuesto, la palabra "Asperger" no figura ni una vez en toda la novela (una citadísima frase de Borges es eso de que en el Corán no hay camellos, cosa que aparentemente no es cierta porque no faltó el idiota que contara la cantidad de veces que aparece la palabra "camello" en el Corán pero que significa que para escribir sobre Argentina no hacen falta gauchos ni mates de plata ni paisajes de Aldo Sessa ni repetir cada dos líneas las palabras "che", "mate" y "desaparecido").

Otro hecho "singular" es que es la primera novela "para adultos" de un autor que hizo guiones y libros "para chicos" (en Inglaterra salió en dos ediciones, una con tapa "infantil" y otra con tapa"adulta", an Argentina se distribuye como libro "de literatura adulta"), lo que demuestra que eso de "literatura infantil" es una idiotez: los aciertos más esenciales de la novela están tomados (de forma subversiva, pero tomados al fin) de la "literatura infantil", y son las cosas que hacen que el libro esté tan bien hecho.

O sea: en la edición que sea, en el idioma que más les guste, pero sin falta y lo más pronto posible, lean, regalen, difundan y disfruten este libro.




Bonus track: para un fanático de Jane Austen como quien suscribe, las siguientes líneas sacadas de un artículo imperdible que escribió para el Guardian son como para sacar los bombos y tirar papelitos al grito de"Volvió la alegría, vieja":
Another question I've been regularly asked over the past year is what models I had in mind when writing Curious Incident. Was it To Kill a Mockingbird? Was it Catcher in the Rye?

In fact, the book most often in my mind was Pride and Prejudice.

Jane Austen was writing about boring people with desperately limited lives. We forget this because we've seen too many of her books on screen. All we can think of is country houses, heritage frocks and Colin Firth's chest in a wet shirt. But if Austen were alive today, she'd be writing about chartered accountants in Welwyn Garden City.

Her heroines were bound by iron rules about what they could do, where they could go and what they could say. Their futures depended on the single question of who they would marry. Was it going to be the baronet? Or were they going to fall for a cad in tight red trousers and be discarded in a boarding house in Bath?

Yet Jane Austen writes about these humdrum lives with such empathy that they seem endlessly fascinating. And her first act of empathy is to write about them in the kind of book these woman would themselves read - the romantic novel.

This was what I was trying to do in Curious Incident. To take a life that seemed horribly constrained, to write about it in the kind of book that the hero would read - a murder mystery - and hopefully show that if you viewed this life with sufficient imagination it would seem infinite.

26.9.07

Aflojando...

Durante unos años, el mes de mayo se las había agarrado conmigo (los últimos días del mes de mayo en particular). Una vez al año, fija que en alguno de esos días pasaba algo que sacudía las estructuras. Todo se cortó cuando nació Maite, justamente por esas fechas, y exorcizó al mes.

Ahora, parece que la cosa es con los martes. Una vez al año se aguanta, pero todas las semanas ya es un abuso. A ver si paran la mano un poco, que uno devuelve las pelotas como puede pero si seguimos así se me va a partir la raqueta por la mitad...

24.9.07

El lugar del hecho

Via Lifehacker (increíble pero real), una sección imperdible del sitio de The Guardian Books (sitio impredible, por otra parte, y lleno de minisecciones especiales o consignas que generalmente no están "a la vista" pero que siempre son maravillosas), una sección maravillosa: Writers' rooms.

LA referencia obvia es a A room with a view, el ensayo de Virginia Woolf en el que dice que los únicos "insumos" del escritor son una habitación más o menos cómoda con vista a algún lado, tiempo y silencio (o por lo menos calma). Pero estas fotos de los lugares en los que escriben algunos de los autores vivos británicos e irlandeses más importantes son simplemente maravillosas: la habitación rococó sobrecargada de Hanif Kureishi, el remanso clásico-modernoso de David Lodge, el rincón trash de Will Self, el espacio de juego de Mark Haddon (de quien estoy leyendo en este momento el milagroso The Curious Incident of the Dog in the Night Time), la cueva de Colm Tóibin, el altillo de Seamus Heaney, el rincón palermitoso de Graham Swift...

Lo mejor de todo es que en realidad no se puede imaginar a esos escritores trabajando en un lugar distinto, es un espacio adaptado al estilo y los temas de cada uno, ala forma de trabajo, al estado mental en el que crean. Como dije, imperdible.

En lo que a mí respecta, mi espacio es mi notebook, y la llevo de un lado a otro. Se esconde lo hice mayormente tirado en la cama de mi pieza con la compu sobre las piernas, Después ya no fue en la casa de mis viejos y fue más mixto (en la mesa del comedor, en la cama, en la cocina de noche, en bares y patios de comidas, hasta en micros), y ahora mayormente es en la mesa del comedor y de noche bien tarde cuando todos duermen. Siempre en computadora y siempre con música de fondo: para Se esconde ponía Parklife, de Blur, en loop infinito (cada vez que escucho la intro de Boys & Girls y me pongo automáticamente en clima, por más tiempo que haya pasado), para Tangos tenía una lista definida pero más larga (cambiaba bastante según la parte de la historia que estaba escribiendo), ahora, según el momento, elijo cosas que me lleven a donde necesito ir.

Siempre fantasée con la idea de tener un lugar específico para trabajar, pero fuera de casa: algo enfrente, o en el piso de arriba, o a dos cuadras. Fontanarrosa tenía un estudio a 10 cuadras de su casa y decía que esa era la distancia justa: una caminata corta que servía para ponerse en sintonía antes de empezar a trabajar y para desenrollarse al final del día (Birmajer tiene algo parecido y también habló y escribió sobre sus bondades). Pero claro, eso implica un nivel de éxito y profesionalización al que difícilmente llegue (y al que no creo que quiera llegar, ir a escribir como ir a la oficina) - entonces, el estilo nómade es lo más fiel: el espacio en el que escribo, como los momentos en los que escribo, es mutante, robado, hecho en realidad para otra cosa. En todo caso, es lo que hay.

Pero en el boliche de David Lodge sí que te escribo (aunque a los dos minutos se parecería mucho más al de Kureishi).

21.9.07

Fútbol, con F de Forro (parte II)

Un comentario al post anterior hace algunas observaciones largas que merecen respuestas


existen pocas expresiones tan populares como el fascismo o el nacionalsocialismo, quiero decir que habitualmente lo neonazi responde a clamores populares y justamente eso es lo más peligroso de esos terroríficos movimientos. Esto, por supuesto, no quiere decir que lo popular sea necesariamente nazi, pero bueno, esa es otra discusión.
Cierto (de otra forma caemos en el razonamiento de que los fascismos/nazismos o cualquier expresión que consideremos "políticamente incorrecta" o reprobable son un lavado de cerebro de los marcianos a un pueblo inocente, bueno y pacífico, o sea que Hitler y Mussolini tenían millones de clones de sí mismos que pelearon guerras, llenaron manifestaciones y salieron a romper vidrieras mientras milones de alemanes/italianos pacifistas estaban encerrados en prisiones subterráneas), pero justamente por eso es que la prensa popular tiene una responsabilidad ética de hacer lo suyo sin recurrir a este tipo de "humoradas". No digo "censura", digo "responsabilidad" en el sentido de "si lo hacen se exponen a que tipos como yo hagan comentarios como este".

Entrando puntualmente al comentario sobre Olé, demás está decir que el comentario de el lamentable cronista es por demás repudiable, pero más allá de eso y aclarando que nunca en mi vida compré el diario Olé, tengo que decir que me resulta desafortunado el comentario de suponer que todos los consumidores de ese producto adhieren al espíritu cargado de misoginia que se presenta en la nota.
Doy por sentado que la lectura regular de una publicación implica normalmente que uno adhiere a lo que esa publicación dice (salvo que uno la compre para completar la colección, para estudiarla académicamente, o compre Playboy para leer las entrevistas), y en el caso de Olé no se trata de una nota aislada en un mar de felicidad: es una más de una sarta de notas, comentarios, tapas, posters con "las hinchas de X cuadro" (para cuándo, grita la platea femenina/gay, "los chongos bosteros") y una "filosofía del deporte" que engloba todas estas cosas. Olé ha tenido denuncias en el INADI por tapas en las que llamaban "monos" al seleccionado de Brasil, sin ir más lejos, y han puesto en tapa en letras enormes comentarios como "Ahora voy a matar al hermano de ellos" con el caso del barra de Ríver asesinado hace un tiempo. Si alguien ve una tapa con "humoradas" tan revulsivas como esa y, en vez de repudiarlas, pone su billete para comprar el número, no me queda otra que pensar que adhieren a eso. Insisto, no a un comentario aislado sino a la identidad editorial de Olé, que insistentemente y en todos los niveles posibles (empezando, diría Chilisoup, por cuántos y cuáles espacios se asignan al deporte femenino, a los deportes que no sean fútbol, a las mujeres que tienen algo que mostrar que no sea un par de pechugas apenas cubiertas por los colores de un cuadro de fútbol).

Me parece que tu, por momentos exagerada, reacción cae en un error parecido en algún punto, aunque mucho más leve, al del cronista. Quiero decir, encasillar a un deportista por su género me parece tan arbitrario como encasillar a un periodista por donde escribe. Grandes autores quisieran esconder lugares donde han tenido que escribir para llenar la olla a fin de mes.

Soy más que proclive a las reacciones exageradas, pero en este caso hay dos cosas que puedo observar:

- No ENCASILLO al periodista pensando en DONDE escribe, lo CRITICO por LO QUE escribe. Me parece que Olé es una bosta, no trabajaría allí y mucho menos lo compraría y tengo una opinión bastante baja de sus lectores (o, para ser precisos, del hecho de que X persona lo compre y lo lea, no como una condena general de esa persona sino como desacuerdo con ese "hábito" en particular), pero más allá de eso el infeliz que hizo esta nota la pensó, la escribió, la firmó y la publicó. Su editor la leyó, la aprobó y la puso en la diagramación. Y así sigue la cadena hasta el tipo que puso su moneda, compró el diario y se rió del "chiste".

- El cronista lo hace para parar la olla... yo trabajo en un diario, tengo familia y tengo necesidades: hay cosas que no escribiría, y a las que mucho menos les pondría mi firma. Cada acción tiene una implicación ética que no se limpia por la necesidad: si yo mato a un tipo porque tienen amenazada de muerte a mi hija (cosa que haría sin pensarlo media vez), eso no quita que lo que yo haya hecho sea moralmente condenable, y yo puedo explicar pero no defender mi acto por esa circunstancia extrema. Yo debería ir a la cárcel por haber matado: quizás se considere como atenuante la circunstancia, pero hice lo que hice. En este caso, el tipo escribió lo que escribió y tiene que hacerse cargo de eso. Las cuentas no me las rinde a mí ni a nadie, sino a su conciencia, a su almohada y en todo caso a su reputación profesional, pero si justificamos "porque hay que parar la olla" cualquier motivación justifica cualquier acto y todo da lo mismo mientras se pueda esgrimir una razón por el acto. No estoy de acuerdo.

20.9.07

Humille, maestro

En esta semana el New York Times decidió que era hora de dejar de remar contra la corriente en las Cataratas del Iguazú y dio de baja Times Select, ese engendro en el que sus mejores firmas sólo eran accesibles para suscriptores pagos. En Wimbledon me entero de que una es esas firmas, parte de una larga y gloriosa lista de bloggers invitados que participaban en promedio un mes, era Douglas Coupland. Y hacia allí me dirigí, raudo cual flecha.

Douglas Coupland se hizo obscenamente famoso con Generatio X, y se ganó la reputación de chico pop que escribe gansadas y acuña frases de moda.

Y sin embargo es un escritor de aquellos: amante del pop y enfermo del zeitgeist (en una de sus novelas aprendí justamente la palabra), pero con un ojo de microscopio nuclear, una obsesión por el dato que explota a las diez mil maravillas, un estilo que siempre rinde para una vuelta de tuerca más y ese toque que no tienen muchos (Nick Hornby es otro, aunque al lado de Coupland Hornby tiene el estilo de un filósofo alemán existencialista). Y los libros de Coupland siempre corroen la superficie de la que están enamorados, siempre dan ese salto. El tipo es un dotado. Generation X es un buen punto de partida, a mí me gustó más Microserfs (la vida de programadores quemados ex Microsoft en plena burbuja punto com), a veces es desparejo pero en algún momento siempre logra cuajar (y saca adelante cosas como páginas y páginas con dibujitos, números aleatorios, palabras sueltas, experimetnso tipográficos, notas al pie con definiciones y todas esas cosas que supuestamente son gimmicks pero que en las manos justas son geniales).

Y lo único que le faltaba era un manifiesto: lo hizo en este post de su blog, con más gracia, profundidad, fundamento y panache que las 25 millones de explicaciones de otros autores acerca de por qué escribir sobre la modernidad. Hay que sacarse el sombrero. Humille, maestro.

17.9.07

Fútbol, con F de Forro

Que haya imbéciles capaces de abonar a la subsistencia del "diario deportivo Olé", un pasquín neonazi disfrazado de publicación "popular", es uno de los motivos que me hace descreer de la raza humana.

Chilisoup objeta en un post contundente el rol que se le da a la mujer en el deporte, sobre todo al ver cómo la selección nacional de fútbol femenino es ninguneada, juega mal y practica un deporte que no tiene difusión alguna (a pesar de que se trata de fútbol... aparentemente las mujeres pueden jugar al tenis o al hockey, hacer alguna disciplina de atletismo, pero que no se metan con las cosas "en serio"). Se ofende, y con razón, de uno de los últimos vómitos mentales de los ¿humanoides? que trabajan en ese engendro editorial pergeñado en el baño de servicio del Grupo Clarín:

Esto es lo que escribió Antonio Serpa (aserpa@ole.com.ar) y publicó el diario Olé (en tono de chiste, tal vez) sobre el partido que perdió Argentina:

El mundo está lleno de deportistas que nos enorgullecen. El seleccionado de fútbol femenino es un ejemplo. Ejemplo de lo contrario. En su debut en el Mundial, perdieron 11-0 con Alemania. Ojo, las mató el 9-0 porque estaban ahí del descuento y ¡quién las paraba! Pero tranquilas, chicas: nadie esperaba más. El fútbol es para hombres, ¿o ustedes nos vieron tejiendo? Así que al regreso, sin dramas vuelven a lo de todos los días y me lavan bien los platitos, eh.

No es gracioso, para nada. Es patético.

Ahí tienen el mail de don Serpa, para hacerle saber lo que opinan de su "chiste". Mientras tanto, en los comentarios del post de Chili, ensayé cómo sería una versión en espejo de este exabrupto pitecantrópico:

OTRO FRACASO DEL HOCKEY MASCULINO
El seleccionado de hockey masculino volvió a ofrecer otro lamentable espectáculo, perdiendo su primer partido del Heptangular Panasiático por 48 a 0 contra Malasia, decimoquinto equipo del ránking mundial.
El seleccionado de hockey femenino es un ejemplo: juega, gana, gusta y se ganó el respeto de un país indiferente al deporte. A esa potencia a nivel mundial, se opone este rejuntado de muertos de hambre que desprestigia los colores de la camiseta. ¿A VER CUÁNDO VAN A ENTENDER QUE ESTO ES H-O-C-K-E-Y, Y NO UN CAMPEONATO DE MASTURBACION COLECTIVA? Vuelvan a sus casas a tocarse mirando los posters de Playboy y a arreglar los enchufes, que es para lo único que sirven, y déjenle el hockey a las mujeres, que para algo están donde están. Y no se olviden de cambiar la lamparita del baño.
Las probabilidades de que esto sea publicado en Olé (o en cualquier publicación deportiva que no sea la sección de deportes del Buenos Aires Herald, capitaneada por Graciela Ortiz) son de 0 en 10 millones. Mientras las cosas sigan en ese tono, cada lector (y ni hablar de cada miembro del equipo editorial) del coso ese no merece siquiera un escupitajo facial (Zorzenón dixit): al periodista, todo. Al imbécil con teclado y los descerebrados que lo apañan, ni justicia.

13.9.07

El auto fantástico...


El pituto con cuatro ruedas de la foto que se ve arriba sale 1,4 millones de dólares, o sea 1 millón de euros, o sea un tren con muchos vagones cargados de llaves de otros vagones en los que hay mucha plata. Es el último engendro de Lamborghini, se van a fabricar nada más que 100 y dicen que si enganchás bien la onda verde te lleva de punta a punta de la avenida Rivadavia en menos de lo que tardás en subirte la bragueta.

Pero el punto no es ese. A este monstruo psicoeconómicomecánico no tuvieron mejor idea que llamarlo...

Lamborghini Reventón

Supongo que las patentes para "Lamborghini con este te hacés torta", "Lamborghini te vamos a estallar el culo" y "Lamborghini kaboom" ya estaban tomadas...

12.9.07

Estoy leyendo...

Tarde pero seguro, terminé de leer Jonathan Strange & Mr. Norrell, de Susanna Clarke. Son 750 páginas grandes e incómodas a propósito (ya hablé antes del formato del libro: es imposible de transportar, y en formato paperback/pocket el libro estaría cerca de las 1.000 páginas).

La novela es MARAVILLOSA. Es un placer leerla, está bien contada, bien investigada, bien armada, los personajes son buenísimos, las historias cierran, las ideas se le caen de las manos, tiene buen humor cuando lo necesita, da miedo en las partes indicadas, tiene vueltas de tuerca cada 10 páginas y, sobre todo, un mundo narrativo denso y consistente. En el mejor estilo de las novelas de fantasía, inventa sus propios sistemas (el hecho de que la novela se los tome con soda y les ponga buen humor los hace bastante menos molestos que otros ejemplos en los que el autor les hace notar a los pobres lectores todo el trabajo que se tomó para darle un back story a su mundo narrativo); en un guiño hacia la biografía y la novela histórica que quieren tanto los ingleses, tiene millones de anclajes con la "historia verídica" de Europa que le dan una profundidad extraña y por momentos bastante perturbadora (uno empieza a dudar de si la posta la cuenta el manual de historia o el libro de esta mujer).

Más o menos en paralelo leí en "versión final" Ravonne, de Julian Urman, editada por Hojas de Tamarisco. Nada que ver con Susanna Clarke, pero insisto en lo que dije antes: la libertad de Urman a la hora de escribir, la manera de contar y las historias que cuenta no las tiene nadie. Ravonne es un animador infantil en decadencia luego de descubrirse que disfrutaba violando a sus jóvenes televidentes: varios años después, dueño de una rotisería, su ex-mujer estrella de telenovelas, sus empleados y un submundo de personajes paratelevisivos y subsociales arman una barahúnta de aquellas. Indefinible, incomparable (en el sentido objetivo: difícil de compara con nada de lo que se está escribiendo ahora, sobre todo porque mezcla temas trash con una narración de primera) y perfectamente ejecutado. Dirían los ingleses, a great read. Como con la mayoría de las editoriales independientes, para conseguir el libro hay que ir a las tres de la mañana a un kiosco de diarios de la zona de Bernal, o a alguna librería de Palermo que de afuera parece una galletitería que vende pañuelos, pero vale la pena tomarse el trabajo.

Ahora, estoy por la mitad de otra novela muy distinta, pero sublime en lo suyo también: American Gods. Neil Gaiman es uno de esos que se dan una vez cada tanto, capaz de romper todos los prejuicios con joyas como las Historias (con mayúsculas vendría a ser como lo opuesto a "historietas"...) Sandman y después a cagarse de risa de todo con Good Omens (con Terry Pratchett, otro autor que si hubiera nacido en la Argentina se le reirían en la cara pero que tuvo la suerte de vivir en tierras de lectores menos pacatos donde las novelas de Discworld son bien recibidas) o a romperla completamente con sus cuentos y novelas de hadas perversas y mundos paralelos alucinantes (Stardust, Neverwhere, Smoke and Mirrors).

American Gods tiene una premisa genial: qué pasó con todos los dioses y espíritus que trajeron al continente americano todos los inmigrantes, ahora que nadie se acuerda de ellos, y quién vendría a tomar ese lugar en la actualidad. En el medio, la novela recorre el submundo estadounidense no hollywooodense. O sea, una mezcla de la "gran novela americana" con el fantasy con la épica clásica, sólo que los dioses ahora son viejos pobres decadentes con muchos recuerdos de tiempos mejores. Está escrito, valga la redundancia, como los dioses.

O sea: la estoy pasando bomba.

6.9.07

Homenajes casuales

Como sabe cualquier padre, Pinky Dinky Doo (junto con Pocoyo) es lo mejor que le puede pasar televisivamente a un cerebro infantil en formación.

Pues bien, en uno de los capítulos Pinky, Tyler y el Sr. Cobaya reemplazan a Luciano el Magnífico, que perdió la voz por un resfrío, en una puesta de una ópera afanada de Il Pagliaccio. La letra del aria que cantan el Sr. Cobaya y Tyler es una obra maestra de la traducción kitsch:
Soy un payaso
pero muy triste me siento;
si supieran cuánto
me traerían regalos.
Luciano el Magnífico es un gordinflón simpático y barbudo, y no hace falta aclarar de dónde slaió el personaje.

Y resulta que justo hoy, que se murió Pavarotti, al mediodía en Discovery Kids pasaron ese capítulo de Punky. ¿Era un mal presagio? ¿Lo pusieron a propósito? ¿Hay una sutil conexión entre los designios de la Parca y la máquina de programar repeticiones de Discovery Kids?

Por las dudas, si veo un capítulo en el que al pingüino Pablo de los Backyardigans le pasa algo empiezo a despedirme de mis seres queridos...