30.10.06

De cómo no perder premios

Se aprende mucho de una persona al ver la forma en la que acepta una derrota. La bronca es justificable, y toda persona tiene derecho a patear un par de tachos de basura, encerrarse a putear, emborracharse, trompear a las paredes, etc. Pero hay cosas que quedan muy feas, sobre todo cuando se las hace en público. Ayer, en el suplemento Cultura de Perfil, Daniel Guebel (del que ya comentamos algo dos posts atrás) publicó una patética "crónica íntima de la entrega del premio Clarín de novela" (sic/sick) intitulada De cómo ganar premios, aunque el título de este post le hubiera sentado mucho más adecuadamente.

Para llamar a las cosas por su nombre, el artículo es un decálogo del mal perdedor. No está en la edición digital del diario (quizás por un poco de pudor de sus colegas editores, que no evitaron que el jefe del suplemento Espectáculos del diario se desgraciara en la edición impresa pero se contuvieron de mostrarle su impudicia al resto del universo a través de la página web), pero voy a reseñar los puntos más sobresalientes en orden cronológico:

- La primer frase preanuncia maravillas: Desde que dejé de ganar premios literarios (esto ocurrió a principios de los 90, debut y despedida), casi prescindí de mandar mis novelas a los concursos. En cristiano: "Yo los ganaba, manga de giles, y no esa caterva de inútiles que los gana hoy en día". Lo que en realidad dice: gané un solo premio en mi vida, cerca del principio de mi carrera, y luego intenté ganar otros (casi desistí) y fracasé. Nótese también la sutil distinción entre ganar un premio (indudablemente una distinción) y mandar novelas a concursos (elemento quizás azaroso, el concurso no implica necesariamente mérito).

- Después aclara que (su) opinión se reducía a que (...) son meras operaciones de marketing, en las cuales empresas e instituciones se premian a sí mismas eligiendo en el océano del mercado los productos o personas que mejor los representan. Como dicen los ingleses, las opiniones son como los ojetes, todos tienen una. En este caso, su opinión es la crítica standard y genérica a los premios literarios, y es absolutamente cierta. Sólo que lo mismo se aplica al trabajo de todas las editoriales: un catálogo editorial, se trate de Plantea, Mondadori, Sudamericana, Beatriz Viterbo, Interzona o Eloísa Cartonera, también es una selección de los productos o personas que mejor representan a esas empresas o instituciones (y nótese cómo sutilmente introdujo la idea de mercado, distinguiendo entre la literatura y el mercado, o quizás entregándose a la metáfora del espacio cultural como un mercado).

- Por si hacía falta, aclara: no la literatura misma, sino su simulacro. Y redunda, por si no quedó claro, que el hecho de no ganar premios (y no se olviden, gansos lectores, cuando en mis comienzos se me auguraba una carrera esplendorosamente premiable) estaba en directa relación con el progreso de mi propia escritura en los términos en que yo -y no el mercado o cualquier imaginaroi de mercado- me lo planteara. Cuanto mejor un escritor, peores sus perspectivas. ¡Esto ya es el acabóse! Soy un genio, todos dicen que soy un genio, siempre dijeron que soy un genio, soy el más premiable de todos, soy el mejor de todos, mientras menos me premien mejor y más genio soy, la literatura soy yo. El subtitulado aclara y resume: soy un nabo pagado de sí mismo.

- Después viene un plagio involuntario a Ricardo Piglia, porque después de este primer párrafo cómo levantamos el muerto de que un autor que nunca tuvo problemas en publicar, que tiene buenas críticas y reconocimiento dentro de un cierto ámbito y que tiene esta opinión al respecto, es más, que un autor tan convencido de avanzar en la dirección de la literatura y no de su simulacro, se pone a sí mismo ante la humillación de someterse al jurado de un concurso. La respuesta es un clásico de toda persona a quien agarran con las manos en la masa: una temporada de pasajeras dificultades financieras disolvió mi resistencia. Así sí, campeón, si ya lo dijo Homero Manzi, "la plata, siempre la plata, que hiere y mata sin compasión; yo digo que una mulata por oro y plata se enamoró", y antes Quevedo, "poderoso caballero es Don Dinero". Lo que no explicó ninguno de los dos es cómo se puede al mismo tiempo ponerse en el pedestal de los puristas y confesar que se hacen las cosas por dinero.

- Perla cultivada: pensé que tal vez los libros que escribía para el mejor de los futuros podrían ser apreciados en este triste presente. Al bronce.

- No se priva de pegarle un par de sopapos al premio Clarín, aclarando que eligió un seudónimo femenino "porque siempre ganan mujeres". Cuando yo lo gané, era el tercer hombre joven y varias veces escuché aquello de "el premio machista", "el perfil de los ganadores del Clarín", etc. No comments.

- Intenta ironizar con el momento en el que su novela apareció entre las finalistas, dando por sobreentendido que eso era lo menos que se merecía (dirían en Clueless, As if...). Y para continuar con las obras completas del lugar común, mi único riesgo era que tuviese la desdicha de enfrentar a un autor inédito o a un alumno de taller literario, especies ambas que son usuales fabricantes de convencionales libros que las empresas e instituciones premian para demostrar que dan oportunidad a los jóvenes talentos. Dicho todo esto no en desmedro de la ecuanimidad de los jurados sino en justipreciación del peso de las marcas. En fin. Lo que dice: lo único que se interpone entre mí y mi premio son los mongoloides poster boys que eligen las malvadas corporaciones, para mostrarse como bondadosas, gente muy por debajo de mi calibre pero más fotografiable, y no quiero decir con esto que los capitostes de los jurados sean mala gente (a ver si ofendo a alguien que importe en mi mundo y después tengo que dar explicaciones, porque para los que posamos de intelectuales putear a las instituciones está bien pero a los que se las dan de intelectuales y tienen más peso que yo no) sino que ellos también necesitan plata y se prestan a estos juegos, aunque en realidad y en el fondo de sus corazones saben que el ganadro debería haber sido yo, y si pudieran lo hubieran reconocido. Sí, se nota el tono irónico. Pero no, eso no excusa lo que está diciendo, porque (diría Ducrot) la ironía es una forma de cita, y la cita es una forma de enunciación. Y porque Daniel Guebel es a Jonathan Swift lo que Daniel Agostini es a Bob Dylan.


- Después sigue su crónica de la noche, resumida en hitos: bajó sus expectativas, fue al MALOBA (al que de paso le pega una patadita de coté), le dijeron antes del anuncio quién ioba a ganar (debe tener buenas fuentes, o por lo menos mejores que las mías; chapeau en eso), mantuvo viva su esperanza a pesar de eso adivinando que el premio a la trayectoria se lo daban a Fontanarrosa (en serio, macho, si suponías por más de medio segundo que lo ganaba Fogwill el champagne te había pegado más de lo que confesás, y tener a Fontanarrosa en primera fila creo que era el grado cero de la sutileza), se emborrachó mientras conversaba con una editora fuera de la sala (nótese la displicencia superada: ellos hacían el simulacro de literatura en la sala, yo hablaba de cosas que realmente importaban con gente que realmente mueve el asunto en el foyer: capo).

- Escucha su nombre, cree que ganó, sube al escenario en un vaho etílico, hace una dedicatoria creyéndose campeón de la noche, se entera recién después del papelón que acaba de protagonizar, se va poco menos que dando un portazo y con la cola entre las patas. Sólo que cuando Gonzalito pasa el tape (y no hizo falta estar ahí, la ceremonia se transmitió por TN), se ve claramente que la realidad es otra, que sabía perfectamente que estaba viviendo su pesadilla, que tuvo que subir a recibir un premio consuelo, que había jugado su imágen pública y había perdido la apuesta (el escritor virtuoso que se presenta y gana es un canchero, y nadie se entera del que se presenta y nunca se revela el seudónimo, pero quedar escrachado con una mención es jugarse por nada), y que se acababa de convertir en el plato del día del cotilleo de salón subsiguiente.


- Para el final, estrategia clásica: captatio benevolentia que intenta salvar prestigio con camuflaje. Queda mal arrodillarse, entonces se busca una forma de hacerlo que conmjure el arrodille sin plantar rodilla en tierra. En el juicio a Sócrates hay un ejemplo clásico cuando el tipo dice "yo podría pedirles que no me maten porque tengo familia, pero no voy a hacerlo". Acaba de mentar a su familia, acaba de arrodillarse en el modo más patético, pero lo esconde en la estrategia (Oswald Ducrot dixit, una vez más) de la cita para decirlo mientras afirma que no dice lo que está diciendo. Es lo mismo que decir "podría decir que sos un idiota, pero no lo voy a hacer", o "no es que seas un idiota, pero...": son formas cobardes y solapadas de llamar idiota a alguien. El último párrafo es un minirrelato "tierno y conmovedor" de cómo la hija (su vocecita tiembla de alegría) lo llamó y me dice que me vio en televisión y que gané el premio que le había prometido, y yo le digo que es suyo, sólo suyo, el premio que había ido a buscar para ella, y ella me pregunta si se lo voy a regalar y yo le digo que sí, que es para que lo tenga en el cuarto de casa. A ver... a) este tipo es un fenómeno, debería trabajar para Kirchner a ver si le encuentra alguna vuelta al tema del voto de Misiones (sólo que los spins que inventan los políticos tienden a ser más creíbles que ésto). b) Al igual que Nazarena Vélez, este tipo lo hace todo por Barbarita y Gonzalito. Como padre de una hija, esto me predispone bastante mal. c) A otro perro con ese hueso. La primer llamada que recibiste fue de Luis Chitarroni, el editor de Sudamericana (o peor, de Pablo Avelluto, el gerente general) diciendo "Flaco, te acabamos de sacar una novela en España y Argentina, si querés pasarte de editorial vení y decímelo en la cara, pero eso que habíamos hablado de publicar tu próxima novela ahora que te quisiste ir con la competencia lo vamos a tener que renegociar."

Guebel, te presentaste a un premio literario y saliste tercero de entre 800 y pico de concursantes. La verdad que no está nada mal. Si eso no te alcanza, no te presentes al concurso. Pero ningunear gratuitamente al premio y a la piba que ganó, a la que no conocés y no te hizo nada, es de pendejo resentido. Y aprovechar tu lugar en un diario para publicar esto te deja peor todavía. La próxima vez que no sepas qué hacer, pedile consejos a tu hija: como todos los chicos, sabe exactamente qué hacer con este tipo de cosas y cómo reaccionar. Pero imitala en lo bueno, no en las rabietas.

PD: Error, estaba publicado en Internet (aunque no en el sitio de Perfil sino en Nación Apache). En los comentarios al post también se hicieron algunos comentarios afines a lo que escribí arriba.

Esta semana estoy radiactivo

El horóscopo de ayer me dejó, por lo menos, confundido...

Para la Revista Luz (que viene con el diario Perfil) esta semana lo mejor que podía hacer era meterme en un placard y no salir hasta el domingo siguiente: fracasos laborales, tensiones de pareja, dificultades en cualquier emprendimiento, mala suerte, lluvia de calefones y todos los chiches:
Acuario: Atención con estos días, ya que son en general negativos y no conviene arriesgar dinero, trabajo, prestigio. Eviten discusiones, operaciones financieras, viajes, protéjanse de robos y pérdidas. Amor: período inarmónico, tensión, problemas familiares; es importante que no actúen por impulsos. Riesgo de accidentes en casa y en la calle.


En el mismo diario, pero en el cuerpo principáal, la vida es color de rosa:
Acuario
21 de Enero al 19 de Febrero
Sentimientos: A brillar. La vida en pareja saca lo mejor de usted. Disfruta tanto de los momentos íntimos y de las salidas con amigos, siente que está ocupando un lugar con el que pensó durante mucho tiempo y que no esto con lo que soñó no es para nada una ilusión naif sino real y verdadera. Si algo lo molesta del otro supérelo con humor para no enturbiar este momento tan pleno.
Trabajo y negocios: No se preocupe tanto si no se destraba un asunto laboral, no todo depende de usted y tampoco se puede hacer cargo de la totalidad de los problemas que surgen. Ponga en su lugar a las personas que le exigen lo que no corresponde y siga con las misma pasión de siempre haciendo lo suyo.
Salud: Organícese una rutina de ejercicios.
Azar: Discusión entre amigos.
Días claves: Hasta el domingo 22 la luna lo beneficiará para el diálogo de pareja.
Consejillo para el fin de semana: Organice una salida nocturna divertida.

Muchachos, pónganse de acuerdo, porque la rutina de ejercicios adentro del placard se complica pero tensión y falta de armonía al mismo tiempo que "lo beneficiará para el diálogo con la pareja" y "organice una salida nocturna" ya es demasiado...

Pero, para consolarme, siempre soy a estar mejor que este chino... Dos sugerencias: 1) si lo intentó 100 veces y no le salió ninguna de las 100, debe ser que tantas ganas no tiene, 2) o que es el peor de los miserables, y 3) si lo que pasó fue que las 100 veces lo salvaron contra su voluntad... no sé cómo se manejan esas cosas en China, pero creo que podrían entender la indirecta y dejarlo que termine su trabajo...

25.10.06

Poesía sanadora (WTF??!!)

Scott Adams es el creador de Dilbert, un (frecuentemente) muy divertido comic sobre la vida en las oficinas y los quemados que allí laboran, y que dlilgentemente transform{o en una megaempresa que cubre todos los rubros (merchandising, serie de televisi{on, website, blog, libros, ciclos de conferencias y cuanto piringundín se pueda hacer).

Resulta que el tipo tiene, desde hace 18 meses, disfonía espasmódica. La disfonía espasmódica es, básicamente, una contracción de los músculos del habla cada vez que una persona va a hablar, o sea que sale un susurro o una voz ronca o directamente nada. Esto no es muscular , sino neurológico: el cerebro le dice a los músculos que se cierren. Como toda cosa neurológica, es un enorme misterio. Nadie sabe de qué la va esa cosa que llena nuestro cráneo, cómo funciona, por qué, o por qué deja de funcionar. De repente, tenés una infección en la laringe y tu crebro se olvida de cómo hacer para hablar. Parece un chiste, pero no: es como esas películas en las que algún psycho killer le da anestesia a sus víctimas y las va destripando de a poco, mientras las personas están concientes pero incapaces de hacer nada. Vos querés hablar, sabés lo que vas a decir, sabés que podés hablar en otras situaciones, pero simplemente te resulta imposible. Scott Adams puede dar una charla ante un público de miles de personas sin problemas, pero se baja del escenario y no puede ni preguntar dónde queda el baño: no le sale la voz, la garganta se le contrae.

No es una tara personal: los tartamudos, por ejemplo, no necesariamente se traumaron de chicos. La cabeza les funciona así. Oliver Sacks escribió varios libros relatando justamente eso: casos clínicos reales de personas a las que el cerebro les hace cortocircuito de maneras inexplicables, inevitables, irreparables. En el festival internacional de teatro de Buenos Aires, en el 97 o 98, un grupo inglés puso una obra IM-PRE-SIO-NAN-TE basada en sus textos que se llamaba The man who took his wife for a hat: eran escenas breves en las que representaban esos casos, y por momentos era gracioso o poético pero mayormente te dejaba muy desprotegido, como esa línea de Pink Floyd que dice there´s someone in my head but it´s not me. El título viene de un tipo que veía a su mujer y la "leía" como otras cosas. Terminó pegándole una patada en la cabeza porque su cerebro le decía que era una pelota. Otro caso que cuenta en uno de sus libros es el de un "chico descarriado" que deja el sexo, las drogas y el rocanrol y se interna en una comunidad budista. Se mete cada vez más en la meditación, y alcanza niveles de serenidad y desprendimiento que hacen que los otros monjes lo vean como un iluminado, además engorda y pierde el pelo, pasa días sin hablar con nadie, tiene un carácter completamente impasible. Pero no había alcanzado el satori, sino que tenía un tumor en el cerebro. Sólo que esos síntomas también eran los de un estado zen absoluto. ¿Era el Buda reencarnado o eran los síntomas de un enfermo? ¿Es posible distinguirlo? ¿Dónde termina la máquina química del cerebro y empieza la personalidad? (un acercamiento a esta última pregunta, en la anteúltima y -para variar- brillante novela de David Lodge, Thinks...)

Pero volviendo al tema, la disfonía espasmódica de Scott Adams no tiene cura. El tratamiento es paliativo, y de formas muy violentas. Les pueden inyectar botox directamente en la tráquea (clavándoles la aguja en la garganta en el mejor estilo película de terror) para que el músculo no reaccione por unos días, o directamente cortarles quirúrgicamente el nervio que controla ciertos músculos de la zona. En el mejor de los casos, se logra que hablen con voz ronca o en susurros.

Bueno: se curó. Lo más interesante no es el qué, sino el cómo. De golpe descubrió que podía repetir una rima y hablar rimado, y al decir el versito "el cerebro se le reconectó". Pudo volver a hablar, de un momento al otro, como si nunca le hubiera pasado nada. Sin pastillas, sin tratamientos, sin ejercicios, sin nada más que dos versos rascosos de una rima infantil.

Muchachos: el arte cura. Posta. Vaciemos los hospitales y pongamos más bibliotecas. Vamos a las terapias intensivas a recitar sonetos hasta que peguemos la línea justa para cada problema. Y, con un poco de suerte, hasta encontramos el haiku perfecto para bajar de peso...

Elegancia hasta (un segundo antes d)el final

En Macbeth, cuando muere en combate el hijo de uno de los personajes, el padre pregunta si todas sus heridas estaban en el frente del cuerpo (o sea, si había peleado o escapado). O sea, hay que vivir bien, pero hay que morir bien.

Pero parece que a estos 10 personajes, inteligentes, poderosos, conocidísimos, nunca les avisaron...

Glamourama literario

Ayer fue la entrega del Premio Clarín de novela. De la ganadora, Betina González, no se puede decir otra cosa más que a) parece ser muy simpática, b) es la sexta ganadora mujer consecutiva, c) tiene 34 años pero parece más joven, y d) fue altísimamente recomendada por el jurado (cosa que era de esperarse, pero no siempre sucede).

Hubo un pequeño video con los ex-ganadores, para el que nos convocaron hace dos semanas. Más allá del video, fue muy bueno encontrarse con todos los demás, y se dio "buena onda" - con algunos ya la tenía (Mairal y Brizuela, sobre todo, también Feijóo y Henestrosa), pero algunas personas que no conocía resultaron gratísimas sorpresas (Pradelli, Piñeiro). Es raro el contacto que se da entre gente que sin conocerse tiene varias cosas en común, y en especial una cosa que SOLO ESA GENTE tiene en común.

Fue realmente muy emotivo el homenaje a Fontanarrosa (tengo el orgullo de decir que fui uno de los primeros que se puso de pie para aplaudirlo), en especial teniendo en cuenta lo mal que está por la esclerósis múltiple. No solo está en silla de ruedas, sino que perdió completamente el tono muscular en los dos brazos, por lo que no puede usarlos en absoluto (cuando dijo unas palabras, su hijo tuvo que sostener el micrófono). Lo impresionante, y lo que habla de un tipo fuera de serie, es el ánimo con el que lo lleva: las palabras que dijo fueron con el buen humor de siempre, mencionando a los amigos, haciendo chistes, sin esquivar su condición pero sin compadecerse y sin hacerla central, y demostrando que los verdaderos grandes son los que no se la creen ni ahí. Mercedes Sosa, que cantó inmediatamente después, le dedicó unas pocas y sentidas palabras en las que, literalmente, tuvo que secarse las lágrimas.

También aproveché la fiesta para saludar gente conocida y conocer gente nueva, pero más allá de todo eso la nota la dio una de las dos menciones. Recibir una mención es raro: es un privilegio pero cuesta hacerlo valer, y si uno tiene un nombre ya hecho como escritor es como que te refrieguen en la cara de la manera más pública posible que no ganaste. Fue, entonces, de antología la cara de Daniel Guebel cuando "pasó al frente" a recibir su mención. Cuando los animadores le dijeron si quería decir unas palabras, estuvo a punto de tirarles con algo por la cabeza. De más está decir que, lo poco que dijo, lo dijo como si estuviera tragando sapos en escabeche. ¡Un poco más de gracia y compostura, che!

23.10.06

El blog es servicio

No more lonely nights, cantaba el Mc Cartney más pedorro en plena fiebre ochentosa. Pues bien, no más tardes aburridas, propone este blog. Como el blog es servicio, la vida es corta y el aburrimiento es mucho, y sobre todo porque soy un resentido de la época de ir a Mar del Plata al archiúnico Sacoa y que no me habilitaran ni cinco malditos chelines para jugar, y porque tuve Atari recién a los 13 años y Commodore a los 15 y PC a los 17 y recién pude pasarme noches quemadas frente a la pantalla con el Wolfenstein y el Doom y el Space Quest, y porque no hay tiempo como el tiempo no perdido sino alegremente ofrendado al goce de no hacer nada, y porque en realidad el gran motor creativo de la humanidad es el efecto Eureka (las ideas que vienen cuando uno está haciendo otra cosa), y because I can (como dijo Victoria Onetto cuando le preguntaron por qué se ponía en bolas tan seguido frente a las cámaras - en su caso, una forma sutil de no decir "porque si dependiera de mis virtudes actorales voy más muerta que Amalia Fortabat enjoyada sin guardaespaldas en Ciudad Oculta"), fíjense abajo de la barra de links a la izquierda de su pantalla, señora.

De nada, muchachos.

20.10.06

Murió un grande

Cuando era chico, los viernes a la noche había una cita de honor: a las 8 de la noche, íbamos con mis hermanos (con Seba, en realidad, porque Rodrigo era muy chico) arriba de alguna cama frente a un televisor y poníamos Canal 11. Terminaba el noticiero, y ahí empezaba la fiesta que habíamos estado esperando toda la semana, una fiesta con una canción que decía
Titanes en el ring
Hoy se vuelven a encontrar
Con sus músculos de acero y el poder
De su fuerza sin igual
Mirábamos las peleas, gritábamos, alentábamos, saltábamos en la cama y, siempre, terminábamos haciendo un combate de catch para probar todas las tomas. Cada uno tenía sus luchadores favoritos, aunque en realidad cambiaban bastante seguido: Mr. Moto era fija, Martín Karadagian un incuestionable, pero el resto iban y venían según algo de capricho y un cierto exitismo que se verificaba en el primer recreo del lunes, cuando los comentarios de los compañeros de grado marcaban cuánto habían subido o bajado las acciones de cada luchador.

Titanes tuvo muchas etapas, y la que yo veía era lo que quedaba de su edad de oro. No llegué a las glorias originales del Hombre de la barra de hielo o el Coreano Sun o el Indio comanche, pero sí pude ver a la Momia, la Momia negra, Chicho de Catanzaro, Mr. Moto, El ejecutivo, Karadagián ya canoso pero castigador como siempre (¡EL-COR-TITO!) y otros tantos, junto con personajes chiveros como Drink C o el Superpibe, versiones avant la lettre del chivo incorporado al guión (o, para estar en onda, PNT). Seguían estando las cosas que hacían de Titanes algo más que un programa en el que tipos disfrazados hacían como que se peleaban (el catch-as-catch-can, o "agarrálo como puedas", o como le decían por los barrios en los 50/60 cachacascán, está más cerca del baile de salón que de la lucha grecorromana): los personajes eran personajes de verdad con historias, producción, canciones, amigos, enemigos. Y eran personajes copados, lisérgicos, creíbles a su manera. Los buenos eran buenísimos, los malos eran detestables, Karadagián ganaba siempre pero estaba perfecto, los relatos eran desmesurados, había un balance justo entre los buenos y los malos.

Y si algo tenía de bueno Titanes eran los malos. Y si había algo maravillosamente argentino era que el más malo de todos, el malo de todos los malos, era la encarnación misma del poder corrupto: sólo en la Argentina se le puede haber ocurrido a alguien que el más sucio, el más poderoso, el más irrefutable de todos los participantes fuera un juez. William Boo hacía lo que quería y nadie le podía hacer nada: estiraba las cuentas en el suelo, hacía que tres segundos pasaran en menos de uno si le convenía, miraba para otro lado cuando perdían los malos, inventaba penalizaciones para los buenos. De tanto en tanto alguno de los buenos se descontrolaba y le hacía alguna toma, pero los relatores se apuraban a recordar que, por más que fuera un mal juez, Boo era el juez. Corrupta lex, sed lex.

Y hasta la presencia de Boo era genial: gordo, a cara de perro, podía poner cara de Salomón con las tablas de la ley cuando le hacían alguna protesta y era impermeable a la catarata de chiflidos y las quejas de los luchadores. Ahora que dan en cable los espectáculos grotescos que los yanquis pergeñaron (WWF y todo lo demás) podemos comparar lo infinitamente superior que eran nuestros luchadores fuera de forma a esos piringundines rellenos de anabólicos estilo Hulk Hogan o The Rock, pero sobre todo que la genialidad de Karadagián queda patente en personajes insuperables como William Boo. Antes de la fiesta menemista de los 90, antes de los jueces con placards de 20 mil dólares, en Titanes había un corrupto irredento que hasta le hacía frente a Karadagián, el dueño del circo, uno de los pocos que podía ganar a pesar de su ley sucia.

Karadagián (que, dicho sea de paso, vivía en frente a lo de mi abuela Viza, por lo que con mi hermano montábamos guardia en la ventana para verlo salir si estábamos ahí los sábados a la mañana) murió hace ya varios años, sin una pierna. De su troupe no queda casi nadie en actividad: en los noticierons mostraron al que hacía de Mr. Moto, gordo, viejo, irreconocible. La tele intenta resucitar el fantasma de Titanes todos los años, y la gente hasta quiere entusiasmarse, pero si pusieran 5 minutos de aquellos tapes en blanco y negro se darían cuenta de que están a años luz de distancia.

Y todo esto a cuento de que el viernes pasado se murió William Boo, un grande. Le dedico desde acá un último chiflido, abucheo y silbatina general.

19.10.06

Más diálogos desde el borderline de la medicina

- Oye, que hace ya casi 9 meses que no se me va este dolor de estómago, y estoy cada vez más hinchada.
- ¿Has visitado a tu médica?
- ¡Cientos de veces! Me dice que es una indigestión, que tengo gases. Me ha dado remedios, pero no me han hecho nada.
- Hija, pobrecita...
- Y para peor se me retiró la regla, y estoy hinchada por todas partes. ¿Puedes creer que de los gases que tengo siento como si alguien me pateara desde dentro?
- Aquí hay algo raro. ¿Te pasa algo?
- Tengo dolores fuertísimos que me van de la espalda a la cintura, cada cinco minutos. Y ahora chorreo agua tibia por la bombacha, ¡Llévame a un hospital!

Muchas mujeres confunden los primeros síntomas de un embarazo con una indigestión, pero no tardan más de 5 minutos en hacer las cuentas y les cae la ficha. Y si no, están los tests de embarazo. Y si no, un médico resuelve el asunto en 5 minutos. Pero que una madre de 2 hijos no se dé cuenta es casi más increíble que lo de la médica. Joder, que parece un chiste de gallegos...

¡Oops!

- ¡Lo logramos! ¡Vencimos al tiempo!
-¿Cómo?
- Mirá, dimos vuelta los ciclos naturales. ¡El cuerpo se desarrolla cuando nosotros queremos!
- Sí, pero...
- No, en serio: ¡logramos que chicos de 5 años empezaran la pubertad!
- Sí, boludo, pero...
- ¿No es genial?
- No, pedazo de idiota: lo que queríamos era que envejecieran más tarde, no que se desarrollaran más temprano.
- ¿Seguro que era así?
- Sí, imbécil, seguro que era así.
- Uy, entonces la cagamos...

16.10.06

Top 10

Hay top 10 de todo, pero algunos (para variar) son interesantes. El diario inglés The Guardian tiene, en el sitio de su maravilloso suplemento de libros, una sección donde escritores invitados hacen sus propias listas sobre temas especiales. El de David Crystal, por motivos profesionales, me resultó jugosísimo, pero todos valen la pena y algunos son verdaderas joyas.

Por otra parte, ésta es la clase de idea original, interesante y barata que a los "editores" de nuestros "suplementos culturales" no se le ocurriría ni en un millón de años...

14.10.06

Enciclopedia de la gansada

De un limonero no se pueden esperar más que limones, y de un ganso no se pueden esperar más que gansadas, pero esto es como una manzana de 50 kilos y una gansada tamaño mamut al mismo tiempo. Borges acuñó la frase "fatigar el error": esta intervención no solo lo fatiga, sino que lo deja nocaut por las próximas cuatro temporadas.

Todo está mal: la idea, el concepto, la actitud, la motivación, el modo, el estilo, el lugar en el que se dijo... Si existe un decálogo del error, esta sarta de idioteces requiere por lo menos que se agreguen 4 puntos.

Para empezar, para descalificar una novela como Zama hay que tomar mucha sopa, y el coso este no llegó ni a roer los grisines. Hay que tener una cierta autoridad (por nom,bre, por trayectoria o a fuerza bruta de argumentación) para hablar así y ser tomado en serio, no alcanza con hablar como si se la tuviera.

Por otra parte, es el perfecto ejemplo de algo que yo comentaba en un post anterior (donde, no demasiado casualmente, el humanoide que vomita estas gansadas sobre Di Benedetto también figuraba, aunque esa vez vomitando gansadas sobre Saer), y que Jane Austen califica en alguna de sus novelas como "alguien que vio todo el ancho mundo y no encontró nada más digno de comentarse que su propia figura en el espejo". Más que pagado de sí mismo, hay gente que es como un Banco Mundial de sí mismo, solo que a) hay que ser DEMASIADO inseguro para actuar de esa manera, b) para dar semejantes créditos hay que tener con qué respaldarlos. Para decir ciertas cosas hay que tener ciertos títulos aquilatados, y este tipo ¿a quién le ganó? ¿Quién se robó su queso, que lo tiene que andar reclamando a los gritos por los barrios?

Cada uno es libre de armar su personaje público como le da la gana, pero si a uno lo invitan a un encuentro de homenaje a un autor que no le interesa demasiado hay varias opciones:
- la opción digna es decir "no, gracias, no es lo mío". Se pierde una oportunidad de presencia pública, pero es una opción coherente
- puede decir que sí e ir a encontrar aunque sea una cosa medianamente interesante que decir sobre el autor, marcando que no es el preferido pero que algo bueno tiene
- o puede ir a hablar bosta del autor y maravillas de sí mismo, montándose a los hombros de la otra figura para haerse autopromoción.
Hacer esto último es como ser el nene del jardín de infantes que quiere llamar la atención en el cumpleaños de un compañerito de sala porque no se banca que otro sea el centro de atención, y entonces se pone a gritar puteadas y hacer pataletas durante toda la fiesta.

La velocidad trae repetición trae decir las cosas dos veces

Los diarios tradicionales trabajan en ciclos de 24 horas, y para eso están oprientadas la estructura tradicional de producción de noticias (cronista, redactor, editor, corrector, vuelta al editor). Hay diarios, como Clarín, que no le dan demasiada bola a la corrección y tienden a escribir con los pies, y otros, como Perfil, que parece que dejaran pasar horrores de tipeo, normativa y redacción elemental para mantener ocupados a los lectores amantes del lápiz rojo (es como una megaextensión de los crucigramas). Pero con el tema de los sitios de noticias, hasta los diarios con reputación de cuidadosos muestran la hilacha.

Si no, fíjense en este papelón de la gente de La Nación. Los tres últimos párrafos dicen:

El proyecto propone expandir los accesos a la red en lugares públicos como el aeropuerto internacional Islas Malvinas, la terminal de ómnibus Mariano Moreno y otras oficinas públicas, para luego alcanzar otros sitios como los parques y grandes plazas, la peatonal Córdoba y zonas como Alberdi o Fisherton.

La idea a mediano plazo es instalar unas mil antenas (cuyo costo unitario es de unos 500 dólares) que cubran los 172 kilómetros cuadrados de superficie de la ciudad, a fin de que exista un servicio de banda ancha inalámbrica en toda la zona urbana.

Las mismas fuentes señalaron que se instalarán unas mil antenas a mediano plazo a un costo de unos 500 dólares cada una, que cubrirán unos 172 kilómetros cuadrados de superficie de la ciudad, con el objetivo de que se tenga un servicio de banda ancha inalámbrica en la zona urbana.

Que se les piante un error de tipeo vaya y pase, pero repetir la información en dos párrafos consecutivos es porque nadie miró el texto antes de apretar el botón de publicación. Muchachos, más atención, que ustedes "serán tribuna de doctrina"...

13.10.06

Lo prometido es deuda: música irlandesa

Esto es un post que había prometido hace rato sobre música irlandesa, escrito básicamente desde el desconocimiento y como excusa para que gente más conocedora (i.e. Churlo y Ksenija) me desasnen en los comentarios. En defensa y descargo, estos son los discos y bandas que descubrí de a poco y por mi cuenta, y se reciben sugerencias.

Mi primer contacto con la música celta en general fue, como todo el mundo, más bien somnífero de la mano de Enya o de la música incidental de Braveheart (que, siendo variaciones de música escocesa, tenía un poco más de empuje pero tampoco era la octava maravilla). Después, en la casa de Joaquín (que contaba con los descartes musicales del material de prensa que recibía su hermano Martín) encontramos un casette de una banda española con el bizarro nombre de Celtas Cortos, del disco "Tranquilo majete" (el nombre del disco, aún más bizarro que el de la banda). El disco no abría con colchones de sintetizador y flautitas bucólicas, sino con una batería al palo, unas guitarras descontroladas y, bien al frente, las gaitas, violines y flautas (el tema Tranquilo majete, un rocker sacado), y de ahí pasaba a temas más baladescos o folkillos, anche un ska o dos, y algún tema instrumental que tenía más que ver con lo que uno suponía que era la música celta pero con una visión más "pulentosa".

De ahí empecé a juntar los otros discos de la banda. Son 6, de los cuales los primeros andan más cerca del instrumental línea celta-fusión, virando cada vez más al rock hasta hacer punta en Tranquilo Majete, y después sacaron un muy buen disco en vivo (Nos vemos en los bares, doble) y una serie de discos más tirados al ska/rock/rap que ya dejan más que desear (En estos tiempos inciertos, Gente distinta y un último disco sin Jesús Cifuentes, el líder original, que es bastante impresentable). El tema es que, cuando estaban en forma plena, los Celtas cortos hacían temas que eran bien celtosos pero con una formación de rock rara que pegaba como una trompada de Mike Tyson (No nos podrán parar y Tranquilo majete en la parte rockera, después baladas tipo Lluvia en soledad o 20 de abril, hasta polkas descontroladas que tenían una onda Fabulosos Cadillacs en las reversiones de Vasos vacíos).

De ahí, pasé a una muy buena compilación de EMI que encontré de cuete en una disquería de ofertas, eh una colección de música étnica llamada hEMIspheres. El disco se llamaba "Celtic Graces", y es la mejor compilación de música irlandesa que existe: la mejor porque tiene temas y basndas con sonidos que no son los tradicionales, sino que salen de la renovación post-década del 70. Los que tienen un solo disco de música irlandesa pura tienen o una versión pasada por agua de lo peor de la línea Enya/Clannad (semi-new age) o algún compilado de los Chieftains (que son a la música tradicional lo que los Chalchaleros al folklore argentino: una buena banda que muestra hasta dónde puede llegar el tradicionalismo, pero que no se juega ni esto). Celtic Graces abre con un tema de David Spillane que da medio enyoso, pero de ahí pasa a una seleción mucho más abierta, jugada e interesante, con 3 temas de Bothy Band, cosas de Paul Brady, algo de Planxty, etc. O sea, un gran disco para ver como suena la música irlandesa DE VERDAD hecha con cabeza DE HOY pero con las raíces bien intactas.

Ese CD queda en alta rotación, y siempre quedé a la búsqueda de material parecido en nuestras disquerías, que es como pedirle a la camisería del barrio que tenga trajes Armani. Llega Internet, y ahí el descontrol.

Lo primero de todo, fundamental, dioses absolutos del asunto y discografía obligatoria (son 4 discos incluyendo 1 en vivo, así que no es para tanto) es Bothy Band. Eran lo mejor de Celtic Graces, y habiendo escuchado los 4 discos puedo decir que son uan de las bandas más compactas, afiatadas y DEMOLEDORAS del planeta. El que no sepa de qué va la música irlandesa o crea que es como para dormirse, que escuche cualquiera de los discos de Bothy Band. Suenan como una patada en la cabeza, tienen ritmo, groove, fuerza, son hiper-virtuosos y jugadísimos en los arreglos y el concepto musical, cosa que cuenta más si pensamos que tocan música "folklorica"... es como el quinteto de Miles Davis de la era Kind of Blue, o los Mothers of Invention, se pusieran a tocar chacareras. Son LA banda.

Al lado de ellos, otros tipos de la misma camada o posteriores (tipo Planxty) quedan como deslucidos, aunque son bandas de la puta madre. Para llevar el concepto un paso más allá ya hay que irse a proyectos de ex-Bothy Band, como Moving Hearts, que juega más a parecerse al jazz fusion tipo Pat Metheny a la irlandesa, con solos instrumentales (la música tradicional es de melodías simples repetidas varias veces tal cual y al unísono, por eso parte de la revolución Bothy Band es hacer combinados de varios jigs/reels y jugar con los arreglos) y un sonido eléctrico.

Pero hay esperanza para los Bothy Fans: Lúnasa. Lúnasa es una banda relativamente nueva, con varias formaciones pero siempre con un nivel de aquellos, que sigue en la onda Bothy de instrumentos acústicos pero renovadores (tienen, por ejemplo, un contrabajista), temas tradicionales con arreglos nuevos y un groove que deja chiquita a la banda de James Brown. Lúnasa lleva la onda Bothy al extremo y se juegan 100% por el ritmo, tocando al palo por un lado pero además haciendo gambetas y firuletes con los fraseos y los acompañamientos (el juego guitarra rítmica/contrabajo que hacen en los temas te sienta de upite). Todos los discos son impresionantes (tienen 6), pero los más "pulenta" son Redwood y Kinnitty Sessions. La aplanadora del celta.

O, por lo menos, así lo veo yo.

No digan que no están avisados

A la Argentina las series de televisión yanquis llegan tarde y por cable, si es que llegan. Además, las series nuevas acá prenden tarde porque no tienen el megamarketing que tienen en Estados Unidos: estrenan la última temporada de los Sopranos y apenas si hay un cartelito en la calle, y para las pocas series nuevas que llegan en sus primeras temporadas el apoyo publicitario es casi nulo. Eso explica que Lost, por ejemplo, acá recién llegue a "la opinión pública" al final de la segunda temporada.

Pero hay una serie nueva que recién va por el tercer capítulo y ya perfila como la revelación, por lo menos, del año. Se llama Heroes, y la rompe (conseguible en Internet, más o menos por todas partes).

La premisa es poco original: mutaciones genéticas aleatorias que hacen que unas pocas personas tengan superpoderes. De X-Men para acá, se ha hecho mil veces. Lo interesante es que estos tipos (una mujer que tiene un doppelganger en los espejos, una adolescente indestructible, un japonés geek que maneja el espacio-tiempo, un neoyorquino conflictuado y su hermano político que vuelan, un pintor que dibuja el futuro, un policía que lee la mente) aparecen cuando comienzan a descubrir sus poderes, y un mes antes de un desastre que va a destruir al mundo. Está también el hijo del genetista loco hindú (que también es genetista, hindú y medio loco) que investiga estas mutaciones, y no podía faltar el grupo secreto maligno que los quiere reventar a todos (los mismos que se cargaron a genetista loco hindú senior) y un asesino serial que parece que también tiene poderes.

Los actores son los típicos que hicieron personajes medio secundarios en mil programas y películas (el novio destroy de Rory Gilmore en Gilmore Girls, la profesora de gimnasia que va a juicio en Legally Blonde, etc.), y están más que dignos, aunque el premio se lo lleva el japonés (que habla muy mal inglés, y tiene la mitad de las escenas en Tokyo y en japonés). La dirección y la música tienden a cargar un poco las tintas en la épica sci-fi, a mitad de camino entre Batman de Tim Burton y Matrix, pero no exceden.

Pero lo mejor es cómo se cuenta la historia: la trama es muy compleja y se va desarrollando en líneas paralelas con cuentagotas, los interrogantes se presentan muy estratégicamente, los mutantes se van conectando de maneras muy sutiles. El placer está en ver formas muy inteligentes de narrar, de presentar suspenso, de manejar mil historias a la vez sin que se caiga ninguna y sin ser obvio.

Sin subtítulos ya se consigue, que yo sepa no hay canales que tengan planeado lanzarla acá. Pero no digan que no están avisados.

12.10.06

Pago lo que sea

por una de estas maravillas:




La página está en japonés, con lo que vaya a saber uno lo que dice, pero la gente de Boingboing dice que es completamente funcional. Cambio todas las computadoras que tengo, que tuve y que tendré por una de estas.

El primer cuento que escribí fue a los 8 años, como una excusa para usar la Olivetti Lexikon 80 de mi abuelo. La Olivetti es la típica máquina verde gigante pesada de oficina, que no falla nunca y resiste ataques nucleares. Es una hermosa mole de metal fundido, con un diseño de esos que de tan reconocidos son casi invisibles (y que de tan perfectos, terminan en los museos de arte). El ruido del metal contra el papel casi como un disparo, el carro gigantesco (más para un chico de 8 años) que se movía despacio, la campana que suena cada vez que se pasa el margen derecho, las palancas y las teclas... no hay nada como escribir en una buena máquina de escribir, y si bien hay máquinas más atractivas, más chicas, más elegantes, más viejas, más legendarias, para mí LA máquina de escribir es ésta:


De hecho, una de los pocos objetos que conservo de mi abuelo es esa misma máquina de mis 8 años. Hoy en día el carrete de tinta está casi seco (por poquísimos pesos se consiguen en casi cualquier casa de artículos de oficina los típicos carreteles de tinta negra y roja) y los dedos, acostumbrados a los teclados blandos de la computadora, se agarrotan a la media carilla, pero cada tanto hago lo mismo que hacía cada vez que iba a su casa (y me dejaban): enrollo una hoja en blanco y, a dos dedos, arriba de todo, le escribo mi nombre. Pequeños placeres.

11.10.06

Las madres hindúes son unas desamoradas

Está dicho, no hay nada como una idishe mame. Sino fíjense en esto: una escritora de 35 años ganó el Premio Booker, el premio literario más importante de habla inglesa y uno de los más importantes del mundo (no entrega tanta plata en premios, pero sólo estar en la lista de finalistas garantiza reediciones y toneladas de ventas). Resulta que la madre de la chica, que también es escritora y que ya había estado nominada para el premio varias veces, se fue a un pueblo perdido en el medio de la India, sin television ni teléfono ni radio ni email ni nada, para escaparse de los nervios. Todavía no le pudieron hacer llegar la noticia de que ganó su hija, que dijo en cuanto micrófono le pusieron delante que su madre era su gran maestra literaria, que la había ayudado a escribir el libro ganador, etc.

Una de dos: o las madres hindúes no tienen aguante, o la mina esta se rajó para llamar la atención por celos a su hija más exitosa.Plan C (estuve mirando mucho Sopranos últimamente): la chica la mandó matar porque en realidad el libro se lo había a fanado a la madre del cajón, y la madre la estaba extorsionando con destapar la olla si no le daba un millón de libras.

9.10.06

Don't need a weatherman to know which way the wind blows

La frase del título no podía ser más que de Bob Dylan en Subterranean Homesick Blues, un tema de triple mérito: todas sus frases son aforismos beat ("Don't wear sandals if you can't afford the scandal", "the world's gone wrong 'cause the vandals took the handles"... insuperable), es de lejos el mejor de los talking blues de los primeros discos dylanescos y tiene el videoclip más cool -e imitado- de la historia hecho antes de que existiera el videoclip (Bob en un callejón tirando cartelitos con la letra... simple, efectivo, maravilloso).

Una traducción bastante libre sería "No hace falta Confessore para saber si afuera llueve", o en versión más telúrica "apagá la radio y andá a la esquina a ver si llueve". Aplicación literaria del día: estoy podrido de una pregunta y de dos de sus respuestas. La pregunta es "¿cómo hacer literatura hoy?", y las dos respuestas que me hartan son a) autobiográficamente, y b) escribiendo sobre literatura.

Para empezar, la respuesta es una y es simple: "como se te canten las pelotas". Los que se hacen la pregunta en realidad quieren vender su versión de la respuesta, de ser posible con unas cuantas esdrújulas en el medio para sonar como que pasó por la facultad y sacó licencia de leer.

Con la respuesta a, si bien es cierto que hay un elemento de experiencia en cada cosa que uno hace y también que se ha hecho gran literatura basada en la experiencia, no se puede esconder que muchas de las bostas más grandes en las que se ha desperdiciado pasta de celulosa se arruinaron en el momento en que se convirtieron en diarios íntimos o odas al autor. Es muy halagador para el que escribe considerarse como el centro del universo, pero los lectores suelen quedar afuera del chiste. Y, además, eso le da un buen libro a cada persona a menos que nos dediquemos a ser Indiana Jones literarios...

Y la literatura sobre literatura, bueno, como novedad es más vieja que el mundo. En teatro, ya lo hacían los griegos, lo perfeccionaron los romanos y dio cátedra Shakespeare (la escena de los actores de Hamlet, por caso). La literatura medieval está llena de ejemplos, el Quijote es eso entre otras cosas, Northanger Abbey de Jane Austen es una obra maestra olvidada del género, ni hablar del Tristram Shandy de Laurence Sterne. Y para seguir, es más aburrida y ombligocéntrica que lo otro: propongo que no hay nada de lo que se pueda escribir, entonces escribo sobre el hecho de escribir, y escribo sobre escribir sobre la escritura, y así hasta que los lectores empiecen a leer a Deleuze en jardín de infantes o se queden dormidos, lo que pase primero. Además, es plantear que lo que interesa a los lectores es la literatura: cierto que para los que escriben, e incluso para los que leen, la literatura es importante e interesante, pero de ahí a hacerla el eje, y plantear que es el único eje posible o el mejor de los ejes posibles, hay 500 kilómetros de ripio.

O sea, basta de recetas, basta de soluciones únicas, basta de jurados estilo "Escribiendo por un sueño", basta de escribir como si las facultades de Letras importaran, basta de hacerse los modernos o pelearse por hacerse más moderno que el de al lado o de pelearse por ver quién pone las reglas para la modernidad. O háganlo, si tienen ganas, pero no en público que queda feo, da vergüenza ajena, no tiene sentido y (para peor) nunca falta el ganso que les cree.

1.10.06

La era de la teta




Cuando era chico, para ver una teta había que ver si el kiosquero se había "olvidado" de ponerle la bolsa opaca a las revistas pornográficas, o confiar en que los muchachos de Fotomundo se coparan con alguna tapa de retratos femeninos. Eso, o esperar al compañerito que tuviera alguna revista (o, ya entrados los 80, que en el videoclub le alquilaran una película XXX).

Hoy, las tapas de las revistas "de espectáculos" son más generosas al turbado imaginario púber, internet es un mundo de oportunidades y la pregunta es cómo hacer para dejar de ver tetas. Puntualmente, alcanza con acercarse a las vidrieras de las librerías, en la sección novelas, apartado "libros de escritoras latinoamericanas que esperamos venderle a las mujeres, porque los estudios de mercado dan que las mujeres leen más novelas que los hombres, y que con esta tapa esperamos que los maridos compren para sus mujeres, porque la experiencia dicta que los hombres, a la hora de comprar, van primero a cualquier cosa que tenga una teta", en el estante "pero las tetas las ponemos en blanco y negro, porque eso hace a la diferencia entre el arte y la pornografía".
Con lo cual, por un lado los púberes varones de hoy la tienen más fácil, y por otra parte los jefes de marketing siguen teniendo mentalidad de púberes. Los años pasan. Las hormonas quedan.