27.4.09

Hace un año, hora más hora menos, algún hijo de puta cargaba un camión con porotos de soja y salía a la Ruta 6, entre Luján y la autopista. Como le habían cargado de más, o tenía la lona floja, o lo que sea que le pasa a los hijos de puta que cargan reputa soja en los reputos camiones, en el camino largó granos que quedaron desparramados. Mi amiga, mi amiguísima, mi desde el Colegio que era esa otra parte mía amiga, mi amiga testigo de casamiento, mi amiga yo testigo de su casamiento, mi amiga nos quedamos hablando y tocando la guitarra y escuchando música y tomando té y diciendo huevadas más tardes y noches de las que puedo tener memoria, mi amiga nos aguantamos cualquier cosa, mi amiga salimos con nuestros respectivos y mi amiga te llamo cuando conocí a alguien y mi amiga te banco cuando te peleaste con alguien, mi amiga lo que sea cuando sea, mi amiga hermana, mi amiguita, mi si revienta una bomba y se queman tres cuartas partes del puto planeta pero ella está en el cuarto que quedó no estamos tan jodidos, mi amiga te cuento qué me pasa o ya lo sabés, pasó por ese ruta del orto atrás del hijo de puta y por sobre sus reputos porotos de soja de mierda, volviendo de visitar una amiga en Luján. Un nene de tres años, dejó el hijo de puta del camión. Una punta así de grande de gente que la quería, dejó el hijo de puta del camión. Hace un año, hoy. Hace un año, mi otro amigo encarnado se enteró antes que yo, y me hizo el llamado más difícil, el favor más grande, el que nunca le voy a terminar de agradecer. Hace un año, mañana, fuimos con mi hermano a un entierro absurdo, con gente demasiado joven, donde nadie entendía nada. Hace un año, me abracé con la mamá que no hacía tanto nos preparaba el té, con la hermana que conocí cuando estaba en la primaria, con el ex marido del que escuché tantas cosas cuando recién era un tipo que conoció mientras estaba terminando una relación con otro. Y la extraño como que me arrancaron un pedazo, como que tengo un agujero que empieza entre los ojos y termina en la boca del estómago, como que veo una foto y es una patada en los dientes, como que si me ponen al tipo adelante lo mato, juro que lo mato, me importa un carajo de nada y lo mato. Todos los días, pero hoy en especial.

12.4.09

En fin...

El escandalete lo pueden rastrear a partir de los comentarios en lo de Omar Genovese, aunque lo que realmente importa es leer la gran crónica de Patricio Pron en la revista Etiqueta Negra. Importa, también, ver cómo uno de los incendiados decía antes de la publicación cosas como

Pron aprovecha para preguntarme cosas para la crónica. Hablamos bastante y yo
digo: “Esto no lo pongas” y “esto ponelo”.

y
Estamos con Pron, un escritor rosarino muy bueno que antes trabajaba de
argentino en Alemania, y ahora directamente trabaja de madrileño full time. (Un
bastardo educado, agradable, inteligente y tan irónico como una damajuana llena
de napalm.)

(en esta última al menos tenía razón).

Sí, fueron a presentar un libro del que soy parte, y los conozco personalmente, y los aprecio, y con una mano en el corazón quién no hubiera hecho lo mismo en su lugar. Pero hay cierto schadenfreüde que no deja de combinarse con una cuota de hubris al ver cómo algunos quisieron hacerse los bananas y terminaron hechos puré de banana para bebés: la argentinidad al palo. Casi como el final de Lord of the Flies, cuando llegan los adultos a la isla y los que antes eran los capangas de la tribu se convierten en niños con la cara pintada. O en Almost Famous, con todo el mambo de "the Enemy" y "we thought you were one of us and all this time you were a journalist."

También, un dato que nadie se molestó en ocultar pero que tiene una derivada interesante: ese viaje lo pagó el Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. O sea, una beca PRO. Hay uno de los que estaban ahí que, de ahora en más, debería abstenerse de emitir ciertas sentencias a las que es adicto, porque este tipo de cosas hablan mucho más claro de la relación entre literatura y política que cualquier declamación neo-intelecto-postpuan-postpunk-doctrinaria sobre el peronismo. Digo, opino, supongo.

2.4.09

Gorro, bandera y vincha

Esta foto de agencia de noviembre del 83 la rescaté hace dos meses de la mudanza de la vieja redacción del Herald. Estaba enterrada en un cajón de Política, junto con otras de la época. El epígrafe dice:
Baires, Noviembre 22. Al furor por las pintadas políticas que se registraron en las paredes antes del 30 de octubre le sigue la venta de todo objeto imaginable con el rostro del presidente electo Raúl Alfonsín por las calles de esta ciudad.

1.4.09

Yo estuve ahí

Tenía 8 años y un padre afiliado al Comité del barrio. Yo iba los sábados a la tarde a darle vuelta a la manija del mimeógrafo para sacar volantes. Yo salía con mi viejo a tirar volantes por abajo de la puerta. Yo fui a algún acto en la cancha de Ferro. No estuve el 10 de diciembre porque estaba de vacaciones, pero hay fotos de mi hermano de 1 año con su boinita blanca al hombro de mi viejo. Fui a los 100 días. Pegué una calcomanía de "RA" en la pared de mi aulq de quinto grado, y la maestra me tiró de las orejas porque "a la escuela no se traen consignas políticas". Me acuerdo bien de "La casa está en orden" porque estaba a la altura del Cabildo, entrando a avenida de Mayo. Los días anteriores de Semana Santa, mi viejo nos había llevado a la Plaza de Mayo: no había nadie más, no sé muy bien qué hacíamos aparte de jugar entre las fuentes y sacarnos alguna foto que sobrevive en los portarretratos familiares, pero estábamos ahí. Después de esos días, como muchos otros, no estuvimos más.

Pero Alfonso fue un tipo importante. Y ahora, que aparentemente la moda es perdonarlo y endiosarlo o hacerse el canchero y ningunearlo de costadito, lo único que me sale decir es gracias por todo, las cagadas las discutimos otro día, los boludos que estuvieron alrededor (algunos, incluso, hoy hacen el show de rasgarse las vestiduras: vuelvan a sus cuevas, tengan un poco de vergüenza, no salgan a robar cámara una vez que la tele no le hace la verónica a los radichas) y los hijos de puta que hicieron la contra (algunos, incluso, hoy hacen el show de rasgarse las vestiduras: alzamientos militares, paros generales, campañas sucias, golpes económicos, váyanse todos a la concha de su madre) que se curtan, como toda figura de padre (los treintañeros de esa época hablaban de Papá Alfonsín, el tipo en su momento fue un rock star y si después no estuvo a la altura también fue porque ciertas alturas no son dables) dio también el desengaño y flaqueó, quebró el cuello donde no debía, tomó decisiones y estuvo en lugares que hoy son difíciles de entender. Pero con el diario del lunes somos todos directores técnicos: la política es estar ahí y jugar las cartas que tenés, no las que querés; como escribió ayer el editorialista del Herald, si hubo un debate de la 125 el año pasado fue porque Alfonsín rompió las pelotas en Olivos para que todas las provincias tengan un senador de la oposición, y estamos todos acá y no bajo el presidente Rico (hoy FPV), Punto Final o no, y los juicios mal y tarde pero continúan.

El tipo peleaba desde el barro pero había algo que no se le ensuciaba; tuvo sus momentos de flaqueza pero cuando el peronismo lo único que sabía hacer era candidatear su derecha impresentable o boicotear con su sindicalismo transero y sus dirigentes más sucios, se cargó la Argentina al hombro. Hizo lo que pudo, y más, y no fue poco. Gracias.