15.2.07

Saturday, terminado

Uyuyuyuy, qué libro, mamita querida. Lectura obligatoria. Lástima que la versión en castellano es de Anagrama, o sea que tiene esas traducciones indefendibles (tanto por el argot madrileño como por la pésima calidad de las traducciones, esos textos ilegibles sin música ni estilo que parecen hechos por una computadora medio chueca de la redacción de una revista de futbol española).

Y, dentro del libro, una explicación de cómo funciona la intertextualidad (ahora que todos los gansos se llenan la boca diciendo que Mc Ewan chorea o plagia porque tomó cuatro imágenes prestadas en Atonement). Toda la última sección del libro, y en lectura retrospectiva el mensaje del libro entero, está armado a partir de
Dover Beach, el poema de Matthew Arnold que (mal que le pese a Terry Eagleton y toda la crítica literaria de izquiera, que lo defenestraron como un defensor de la haute culture burguesa cristiana moribunda que se espantaba de la horda de descamisados que venía a mojar las patas en la fuente... cosa que no es falsa, pero que no agota las lecturas de su obra) define como ningún otro lo que es la angustia ante el caos de sentidos que deja un mundo en el que las estructuras se corroen. Y, además, es tremenda declaración de amor, de un amor raro y desesperado pero amor al fin. Lo que hace Mc Ewan con Dover Beach es impecable, profundo, necesario, y la ejecución es genial. El poema aparece directamente en una situación de la novela pero el narrador no lo reconoce, y sigue sin reconocerlo hasta el final aunque los ecos de ese texto comprendido a medias y no reconocido desencadenan y estructuran todo lo que ocurre. Y después del punto final, se reproduce el texto entero.

Para los que graznan huevadas posestructuralistas sobre la intertextualidad para defender a
Bolivia construcciones, así se hacen las cosas. Cuando el texto tomado es un eco reconocido, cuando se lo usa para construir y no para replicar, cuando la inclusión de ESE texto en ESA historia es un diálogo, un debate en sí mismo, una tensión, un arco voltaico de significados. Saturday necesita de Dover Beach y Dover Beach no es igual después de Saturday. La diferencia entre eso y cutipastear frases de un libro es categórica e insalvable, sobre todo cuando no hay referencias a la fuente, sobre todo cuando no se arma una relación de dos vías entre los dos textos sino un afano no reconocido por el autor.

Y, ya que estamos, el insuperable texto de
Dover Beach, de Matthew Arnold, con el que castigué en su momento a mis alumnos de Literatura Inglesa. Enjoy...

The sea is calm to-night.
The tide is full, the moon lies fair
Upon the straits; on the French coast the light
Gleams and is gone; the cliffs of England stand;
Glimmering and vast, out in the tranquil bay.
Come to the window, sweet is the night-air!
Only, from the long line of spray
Where the sea meets the moon-blanched land,
Listen! you hear the grating roar
Of pebbles which the waves draw back, and fling,
At their return, up the high strand,
Begin, and cease, and then again begin,
With tremulous cadence slow, and bring
The eternal note of sadness in.

Sophocles long ago
Heard it on the A gaean, and it brought
Into his mind the turbid ebb and flow
Of human misery; we
Find also in the sound a thought,
Hearing it by this distant northern sea.

The Sea of Faith
Was once, too, at the full, and round earth's shore
Lay like the folds of a bright girdle furled.
But now I only hear
Its melancholy, long, withdrawing roar,
Retreating, to the breath
Of the night-wind, down the vast edges drear
And naked shingles of the world.


Ah, love, let us be true
To one another! for the world, which seems
To lie before us like a land of dreams,
So various, so beautiful, so new,
Hath really neither joy, nor love, nor light,
Nor certitude, nor peace, nor help for pain;
And we are here as on a darkling plain
Swept with confused alarms of struggle and flight,
Where ignorant armies clash by night.

Y ya que estamos, para completar la intertextualidad del día, un poema que se mofa del tono, el tema y, sobre todo, la situación del poema (abreviando, Matthew Arnold se acababa de rajar de Londres con su noviecita y estaban a punto de cruzar a Francia para vivir pobres como ratas y aislados de sus familias, con lo que este poema es también una extraña situación entre un tipo cagado en las patas y una pobre chica que acaba de quemar todos los barcos), escrito por el estadounidense Anthony Hecht:

The Dover Bitch
A Criticism of Life: for Andrews Wanning

So there stood Matthew Arnold and this girl
With the cliffs of England crumbling away behind them,
And he said to her, 'Try to be true to me,
And I'll do the same for you, for things are bad
All over, etc., etc.'
Well now, I knew this girl. It's true she had read
Sophocles in a fairly good translation
And caught that bitter allusion to the sea,
But all the time he was talking she had in mind
The notion of what his whiskers would feel like
On the back of her neck. She told me later on
That after a while she got to looking out
At the lights across the channel, and really felt sad,
Thinking of all the wine and enormous beds
And blandishments in French and the perfumes.
And then she got really angry. To have been brought
All the way down from London, and then be addressed
As a sort of mournful cosmic last resort
Is really tough on a girl, and she was pretty.
Anyway, she watched him pace the room
And finger his watch-chain and seem to sweat a bit,
And then she said one or two unprintable things.
But you mustn't judge her by that. What I mean to say is,
She's really all right. I still see her once in a while
And she always treats me right. We have a drink
And I give her a good time, and perhaps it's a year
Before I see her again, but there she is,
Running to fat, but dependable as they come.
And sometimes I bring her a bottle of Nuit d' Amour.

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