9.11.07

Cultura Sushi-matemática

En quinto año del secundario tuvimos un profesor de matemáticas bastante particular. El tipo era gordo, medio petiso, pelado, desprolijo y con facha de bohemio que claramente estaba en otra. Su uniforme habitual eran pantalones sport un talle y medio más grandes, camisas medio salidas, saco. Se notaba de a cinco cuadras que daba clases porque tenía ganas, porque le gustaban las matemáticas (o las chicas de quinto año) o porque no tenía nada mejor que hacer. Faltaba seguido.

Sus clases eran despelotadas. Hablaba del tema con más pasión que otra cosa, y si no lo seguían, bueno, qué le vas a hacer. Tres veces por hora se iba por las ramas y nos contaba de sus días en el Colegio, de cuando militaba en el centro de estudiantes, o simplemente se colgaba. Era ingeniero, eso nos dijo alguna vez. No entendí nada de lo que enseñó (algo de matrices y operaciones y sistemas de números, las matemáticas me habían dejado atrás mucho antes de que llegara él), pero aprobé la materia, cosa que habla más de sus ganas de hacer la vista gorda que de mis conocimientos.

Un día una compañera cayó con una revista "Pronto" que tenía en tapa a Soledad Silveyra. En lka nota estaba él: la nota, en realidad, hablaba de él. Con la misma pinta de schleper con la que venía a dar clases salía en las fotos al lado de "Solita". El tipo era pareja de ella, y además era dueño de una constructora y estaba forrado en guita. Cuando le mostramos la revista y le preguntamos si era él nos preguntó si no teníamos cosas más interesantes para leer y siguió hablando de los sistemas de ecuaciones.

Pero se le debe haber pasado rápido el sonrojo, porque unos años después (ya separado de Solita) fue funcionario de De La Rúa en la municipalidad, y en la presidencia, en la parte de turismo. Era un gran amigo de Aíto o de Antonito o de los dos, en las reuniones de los sushi era algo así como la salsa de soja.

Y cayó en desgracia como todos ellos, y la recicladora política del Pro le desenvolvió las gasas a su momia. Y hoy resulta que vendría a ser el sucesor de la "silla caliente" de la Secretaría de Cultura, después del bochazo eclesiástico a Liprandi y el bochorno mediático de Rodríguez Felder. Lombardi, peinate de lo que quieras, sacate la Franja y hacete sushi para terminar con Macri, largala a Solita, hacé lo que quieras, pero desde acá (yo y todos los de quinto novena) te tenemos la ficha. Y cuando tengas un rato libre, explicame de vuelta matrices, que no entendí una goma.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bueno, Pablo.