14.4.08

Releyendo

Hace unos años había una propaganda en la que una adolescente tribulada dudaba frente al armario al grito de "¿qué me pongo?": a mí me agarró un ataque de "¿Y ahora qué carajo leo?" (como el Cuarteto de Nos en Ya no sé qué hacer conmigo, uno de mis nuevos temas de cabecera)... y me puse a releer libros que en su momento me habían cambiado la cabeza pero que nunca había agarrado para relecturas. O sea, cuando no hay ideas nuevas saco un greatest hits.

Cuestión que llevo dos libros y voy empatado. Agarré El mal menor, de Charlie Feiling, y me gustó menos que la primera vez, cuando lo había devorado en dos días corridos - sigo comprando, y más que antes, el proyecto de hacer novelas de género, de hacer una novela de terror en Buenos Aires, en San Telmo, y que, leída a las 2 de la mañana con las luces de la casa apagadas, dé miedo. No me gusta tanto la ejecución - tiene frases poco felices, párrafos y hasta capítulos desprolijos, tiende al chiste malo, tiene referencias tópicas de esas que pasan de moda en seis meses. La sigo recomendando y me sigue pareciendo un momento muy original de la novela argentina, sobre todo en el contexto del "plan Feiling" de ir agotando géneros junto con El agua electrizada y Un poeta nacional (no leí en el "obras completas" que se publicó el año pasado el fragmento de La tierra púrpura, una novela de fantasía que quedó inconclusa cuando murió Feiling y que seguramente me hubiera fascinado si hubiera estado completa, porque me resisto a comprar tres libros que ya tengo para leer uno que va a quedar para siempre en el borrador de un par de capítulos) un guante que hasta ahora nadie levantó.

Ahora estoy reincidiendo con los 9 Stories de Salinger, y ahí es al revés: hace 10 años hubo algo ahí que me atrajo pero que no terminé de apreciar; ahora lo leo y no puedo creer lo bien que están esos cuentos. Hay algunos mejores que otros, pero la manera en la que arma conclusiones desde lo que la historia no cuenta es el patrón de los cuentos norteamericanos que vinieron después, y es milagroso ver como pone una manzana, un melón, dos sandías y una rueda de auxilio y logra que sumen una heladera con palanca al piso - parece que se saca los finales de la galera, pero son finales perfectos para cuentos perfectos. Es de esos que se bancan la tercera, décima y quincuagésima lecturas y siguen brillando, los que cada vez cantan mejor.

Y, ya que lo mencioné, acá pego el video del Cuarteto de Nos:

2 comentarios:

Vale Sorin dijo...

Cuarteto de Nós es lo más... coincido.
Y Feiling era un gran tipo y un creativo escritor.
Vale Sorin

Pedro Paso dijo...

Conozcan a Pedro Paso