12.2.09

¿Quién levantó estas cuatro paredes de mierda?

La frase del título, para los que no recuerden, es de Guevarita en Campeones, y hablaba del gimnasio en el que trabajaba. Pues bien, el Herald se muda de edificio tras un nuevo pasamanos empresarial, lo que significa dejar el lugar en el que estuvimos los últimos 30 años (8 en mi caso, pero varios de los que están en la redacción pasaron casi todo ese tiempo laburando).

Es extraño: la mudanza moviliza por más que no se trate de la casa de ninguno de nosotros (en definitiva, los dueños siempre fueron los patrones...). Aparecen cosas enterradas en cajones hace años, fotos de archivo, discos viejos, anotadores de hace siglos, casettes usados para entrevistas, papeles, libros, revistas, los cachivaches que nadie tira pero tampoco usa.

El edificio, aclaremos, es feote, un monumento a la arquitectura horrible y deprimente de los 70 mal mantenido y sin actualizar. Pero igual, con el tiempo, hasta con eso uno se encariña, y hasta de eso uno se siente parte - mal o bien, quién puede decirlo, pero parte al fin. Adios Azopardo 455, entonces, y a los tiempos inciertos que se vienen les pondremos el pecho desde otro lado. Y antes de irme ya se me ocurrirá algún lugar del edificio en el que estampar una firma o algún souvenir por el estilo, para seguir rondando los pasillos como de costumbre.

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