3.9.08

Obsesión ataca de nuevo

La obsesión persiste, y ahora caí en el lugar común: cansado de leer comentarios en foros y sitios de fanáticos que la señalaban como la "mejor lapicera jamás fabricada", y mientras espero la oportunidad de hacerme de una Lamy 2000 (ya va a venir, pero por ahora me gasté parte el presupuesto estilográfico en la compra que acabo de hacer), me hice de una Parker 51. Más específicamente, de una Parker 51 de fabricación argentina de la década del 60, sin capuchón de oro ni piripipíes de ninguna especie. Una lapicera para usar, para meter en el bolsillo y escribir y ya.

Se ve así:
Las Parker 51 fueron el modelo más vendido de Parker, y la primera reacción de la gente a la que se la mostré hasta ahora es "mi viejo/tío/abuelo tenía una igual". Carga tinta de botella con la famosa bomba "apriete 4 veces" (hasta ahora no terminé la carga con la que me la dio el vendedor: una ventaja de estas lapiceras es que cargan mucha más tinta que un cartucho promedio), que para los interesados se llama "sistema aerométrico".

Párrafo aparte para el vendedor: la compré por un sitio de remates en Internet a un fanático de las lapiceras, coleccionista de Parker 51 en particular, y pasar a buscar la lapicera fue la excusa para una charla en la que aprendí toneladas de cosas. Los fanas de las lapiceras son gente interesante.

¿Veredicto? Una maravilla. Es como escribir con nada: flota sobre el papel, el peso y el balance en la mano son perfectos (ni demasiado liviana ni demasiado pesada, no tira para la pluma o para el capuchón, no cansa la mano), la tinta no falla. Dan ganas de escribir - cuando llegué a casa me puse a probarla en el cuaderno donde esoy escribiendo una novela, y escribí cinco carillas de un tirón (después taché dos, pero no es culpa de la lapicera).

Y la mejor parte es que es una lapicera "vivida": tiene un par de marcas de uso en el capuchón, tiene 40 y pico de años de carrera (y tira 40 más por lo menos), tiene una historia atrás. Tiene mística - boludeces, dirán los desocupados lectores, pero en algún lugar remoto de la cabeza esas boludeces hacen que escribir con esa lapicera tenga un ritual, una carga, algo distinto.

Y conste que yo era de los que decían que esas cosas eran todas boludeces.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

cuanto pagaste la p51?

Anónimo dijo...

Muy buena compra, Tengo varias de esas lapiceras y tal como vos decis hay quienes les dicen boludeces, pero tambien hay quienes les contramos condimentos magicos a ese tipo de hechos que le adjudicamos por el simple paso del tiempo. Y justamente en eso reside el valor de lo antiguo, a diferencia de lo coleccionable. Lo antiguo, a mi forma de ver, es aquello que puede transmitir alguna sensacion generando la fantasia emotiva de su historia vivida. Lo coleccionable es aquello que posee valor, en el sentido que se le quiera dar, por el paso del tiempo, el estado en el que se encuentra, la mayor o menor cantidad de el objeto en el mercado, etc. Prefiero lo antiguo, la caracteristica de "junton", dicese de quien reune objetos diversos sin orientación especifica, es una particularidad de aquellos que valoran las cosas, los objetos, tal como son.