30.4.07

Más uruguayeces

Venimos de Jaime Roos, así que otro comentario de músicos uruguayos.
El último disco de Jorge Drexler, primero post-Oscar, es, quizás más que los anteriores, de los que llegan en la segunda o tercera escucha (los ingleses tienen una gran frase, it grows on you). Siempre hay en Drexler algún tema que no llama la atención pero que de a poco se mete en la cabeza y que finalmente termina siendo el preferido del disco, pero suele haber temas de los que uno se enamora a primera vista, sobre todo cuando logra la combinación justa entre una sensibilidad muy especial y una musicalidad interesante. También hay intentos descarados de hacer un hit, temas que casi salen, temas que no por más que lo intente, y así sucesivamente, pero es un músico para seguir.
En 12 segundos de oscuridad no está a la altura de, digamos, Llueve, Frontera o Sea (como discos que, completos, son más redondos), pero deliberadamente intenta explorar lados más oscuros del sentimiento y transitar el fino balance entre lamentar la separación de su ex y celebrar las virtudes de su actual chica, cosa que no es simple. Logra lo primero (casi todo el disco) y hasta se le atreve a lo segundo (Inoportuna, Transoceánica con un floreo casi obsceno de esdrújulas y una frase Drexler patentada, "extraño método de ahogar la sed aquí, lejos de tu lágrima"). Pega un cover genial (High and Dry de Radiohead en clave milonga) y uno hasta ahí (Disneylandia, para el rapper melódico desganado me quedo mil veces con Guitarra y vos de Eco), juega con orquestaciones más comerciales que no siempre le quedan bien (cierta grasitud en El otro engranaje, un tema que no es gran cosa pero que podría haber sido mejor en otro arreglo). No hay temas de esos que hacen que por lo menos yo me rinda a los pies (Antes, Nada menos, Frontera de punta a punta, Llueve casi de punta a punta, El pianista del ghetto de Varsovia, Sea, De amor y de casualidad, etc.) pero La vida es más compleja de lo que parece, Sanar y Hermana duda tienen el sello.
El punto al que quería llegar es que Drexler es un músico sin pretensiones, original como letrista y bien asesorado en lo musical, con buen gusto. Justamente por eso, muchas de sus mejores versiones las hace solo con la guitarra: las veces que lo escuché así (recitales gloriosos en radio en las épocas delarruistas de FM Supernova, sets solos en los primeros conciertos de La trastienda, etc.) fueron las que más me gustaron, en las que lso temas brillaban más.
Hasta que hoy vi en CM un recital solo con su guitarrita y su sampler grabado frente a una audiencia pequeña en un estudio. Estaba mejor lookeado que nunca (o sea, estaba lookeado, con ropas modernosas bien elegidas y una barbita canchera y un peinado cool), con mejor producción, en un set bien armado, con un sonido decente y todo lo necesario. Lo mismo que en otros momentos era su fuerte se convirtió en una performance absolutamente desangelada. Nunca lo vi tocar con menos onda. Faltó todo. Los temas sonaron pobres, cantó con desgano (algunos dirán que es lo único que sabe hacer, pero Drexler hace lo que mejor le queda a su música, su temática y sus letras - Jaime Roos asesinó No pienses de más en su disco de covers porque no entendió, precisamente, esto), no tuvo contacto con la gente, el repertorio no era el mejor y sonaba como si él lo supiera.
En fin, que no me arrepiento tanto de no tener entradas para el teatro en el que toca mañana. Y que tanto juntarse con el palermogólico de Kevin Johansen le pegó duro. Drexler se la re banca (sin ir más lejos, su "minirrecital" en la ceremonia de los Oscar) y es uno de esos tipos con los que realmente querría sentarme a charlar, pero algo cambió.
O tenía una mala noche, cosa que le pasa a cualquiera.

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