2.8.07

Federación

El fin de semana pasado estuve en la ciudad de Federación, Entre Ríos. El viaje fue muy especial, sobre todo porque parte de la historia que estoy escribiendo en este momento tiene que ver con la muy particular historia del pueblo de Federación, un lugar al que se mudó por la fuerza dos veces.

La última mudanza fue forzada por la construcción de la represa de Salto Grande, y ocurrió en 1979. El embalse de la represa inundó un 30% del pueblo, exactamente en el centro (la plaza, la basílica, los edificios públicos y las casas más importantes). La decisión de construir la represa e inundar el pueblo se tomó en 1947, cuando se firmó el acuerdo con Uruguay para construir la represa, pero las cosas no empezaron a moverse hasta 1974 y todo el proceso de relocación se hizo entre 1977 y 1979.

Las marcas de esa época están en todas partes: con espíritu propiamente milico, se reubicó a la gente a la fuerza, se aniquiló por completo cualquier forma de relación o tejido social que pudiera existir, se ignoró la historia del pueblo y de su gente y se abrieron heridas que, para los protagonistas, difícilmente vayan a cerrarse. Del anterior pueblo no quedó absolutamente nada, lo fueron tirando abajo con topadoras a medida que mudaban a la gente. De noche los camiones de la mudancera dejaban canastos en la puerta de una casa de la ciudad vieja. A la mañana pasaban a buscar los canastos llenos. Al mediodía las topadoras tiraban abajo las casas.

Las casas se repartieron por sorteo, dentro de "categorías" que tenían que ver con el tamaño y la calidad de las casas de la Vieja Federación. Había casas de 2, 3 y 4 dormitorios en categoría A, B, C y D. Todas demasiado pequeñas: los muebles no les entraban en las casas nuevas, no había patio. Todas las casas eran iguales, y hasta fines de 1982 estuvieron prohibidas todas las reformas. La gente no sabía a qué casa meterse: a dos cuadras del hotel donde paramos, todavía hay un ladrillo pegado con cemento a un medidor de luz; lo puso el dueño para reconocer cuál casa era la suya.

Cuando se hizo la mudanza, la ciudad nueva no tenía calles ni alumbrado público. La escuela y el hospital no se mudaron hasta varios meses después. No se construyó un puente entre las dos ciudades sino hasta varios años después por lo que habúia que dar un rodeo de 20 kilómetros para llegar de un lado a otro. En la Nueva Federación no se construyeron espacios públicos ni centros de participación (clubes, plazas, parques, bibliotecas, cines, centros culturales: obviamente, a los militares no les importaba nada de eso).

Es conmovedor caminar por las calles de la Nueva Federación conociendo la historia y viendo los rastros a cada paso. La mayoría de las casas están reformadas (apropiadas) de alguna manera: cambios en el frente, espacios agregados, pintura de todos los colores imaginables. Los espacios de reunión se dan en los intersticios (en 1990 se habilitó la Plaza Libertad, en una casa en la avenida comercial -evidentemente se llama San Martín- se abrió un centro cultural independiente). Las calles tienen nombres claramente militares: todas las calles que dan al río tienen nombre de flores, las transversales tienen nombre de héroes militares o personajes "intachables" de la historia argentina. La única referencia a la historia del pueblo es la Avenida 25 de marzo, el día en el que se inauguró oficialmente la Nueva Federación.

Voy a ir posteando algunas fotos del viaje en los próximos días, a medida que vaya digiriendo todo lo que aprendí de manos de mis guías de lujo (Elbita y Mario, gracias al contacto que me hizo Carolina S, y Gisela Santiago, del Museo de los Asentamientos, presentada por Elbita). El viaje me cambió la cabeza, antes que nada: no es lo mismo ver fotos y leer testimonios que caminar por las calles, hablar con la gente, ver las marcas de la historia. No es lo mismo volver a la pantalla de la computadora después de eso - la página en blanco está manchada, tiene la forma de esa otra historia, da pelea.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Pablo, mucho gusto mi nombre es Emilce. Hace muy poquito yo también fui a Federación a conocer Las Termas y me encontré con una historia del pueblo por demás conmovedora…

Me di cuenta que la gente que va a las Termas no conoce la historia de la antigua ciudad y si la conocen es muy superficial o lo nombran al pasar como "la ciudad que quedó bajo el agua" sin saber que no quedó ciudad alguna bajo el agua...ya que las topadoras arrasaron con todas las casas al ras de las veredas, tal cual como contas….

El descubriemiento de las Termas también fue un suceso importante para los habitantes de Federación, ya que les devolvió la esperanza que habían perdido. Como ellos dicen “Lo que el agua se llevó…nos lo devuelve el agua”….Hoy en día Las Termas son la principal fuente económica del pueblo.

Te cuento que el cineasta Néstor Frenkel hizo una version de documental- película sobre esta historia. Espero que se estrene en algún momento para poder ir a verla.

Saludos!
Emilce.