9.4.10

Más amor a DK/Penguin

En todo el revuelo por el tema de los lectores de libros electrónicos, se perdió el foco sobre dos cuestiones que me parecen fundamentales:

- Si se trata de reemplazar el libro en papel, sonamos. Como tecnología, el libro en papel es imbatible. Barato, sin baterías, portable, sensual, bonito, anotable. Claro, está el tema de la distribución. Pero ahí me planto firme en mi fe (compartida por Caro Sborovsky y todo el equipo de El fin de la noche, que no por nada es la editorial de Los destierrados) en la impresión sobre demanda y las Espresso Book Machines: distribución digital para libros de papel. El contenido llega gratis y en un segundo desde la Conchinchina, y a mi ejemplar lo fabrican en 15 minutos a la vuelta de mi casa. En cuestión de minutos tengo mi ejemplar disponible de lo que quiera, no se agota nunca, al editor no le costó nada enviarmelo, no se talan árboles de más porque sólo se imprimen los ejemplares que se venden. Pero el mercado optó por vender a 250 dólares (Kindle, Sony Reader y la mayoría de los demás) aparatos que replican lo que el códice hace desde hace un par de miles de años, y no sirve de mucho cuánto discuta yo las 250 razones para hacerlo.

- No se trata del futuro de los textos que conocemos, sino de lo que hoy no es posible y que estas herramientas habilitan. Lo revolucionario de estos aparatejos, sobre todo del iPad como aparato de contenidos digitales pequeño, táctil y prácticamente invisible (el aparato no se pone en el medio del usuario y la información, es una pantalla de vidrio manipulable con los dedos), está en las formas de contenido que antes no existen y que permiten modos de contar nuevos, narraciones o desarrollos imposibles sólo en papel y que son los lenguajes nativos de estos aparatejos. ¿No se entiende? Pues para eso está este video en los que los muchachos de Penguin y DK (a quienes ya declaré amor dos posts debajo de este) muestran ejemplos de colecciones y proyectos 100% editoriales que sólo son posibles en estos aparatos. El tema del LiveChat me parece una gansada a menos que se desarrolle a full (una narración multimedial que sea a la vez su red social-fan club y su wikipedia-universo de fanficción con contenidos generados por lectores, por ejemplo, sería un golazo en colecciones o sagas para adolescentes o experiencias envolventes tipo Lost o Heroes 360, si algún escritor y alguna editorial se le atreven) y los libros para bebés se parecen más a videojuegos educativos con buen diseño, pero el resto de las cosas dan ganas de poner ya mismo una editorial digital, o conseguir un programador y afilar el ingenio para algunas ideas que me andan flotando en la cabeza.


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