27.10.07

Lo prometido es deuda: sexo posta posta

Cumpliendo con la promesa, aquí está el texto que leí en la presentación de ayer. Como dije antes, chusco y chabacano, así que están prevenidos.

- ¿Te queda de la crema que me prestaste el otro día?

- ¿El desmaquillador?

- No, esa de las lastimaduras. Tengo el culo a la miseria.

- Fijate en la cartera.

- A Ocampo hoy se le ocurrió hacerse el director, y nos hizo repetir una escena como cuatro veces.

- Hay días que no se aguanta ni él. ¿Con Adolfo?

- No, peor: con Jorge Luis. ¿Viste cómo le gusta agarrarse fuerte y bombear? Imaginate eso cuatro veces, y Ocampo que gritaba instrucciones todo el tiempo.

- A veces parece que lo hicieran a propósito. No hay derecho. A mí la semana pasada me hicieron una parecida con una doble penetración: empezaba con Pepe y después entraba Manucho, pero a Manucho, pobre, no se le paraba.

- Es que también…

- Sí, cuando largábamos Manucho debía fijarse en el culo de Pepe y eso sí que lo calentaba, pero cuando Pepe se movía para el costado y yo se la tenía que empezar a chupar mientras Pepe me la daba por atrás, a Manucho le quedaba muerta como un gusano. Parecía una babosa, yo no sé cómo lo contratan.

- Sí sabés: es el único que consigue actores para las películas de trolos. Ocampo no los puede ni ver, si fuera por él esas películas no las haría, pero Manucho le armó todo el negocio y con esas parece que gana muy bien.

- Ocampo no querrá saber nada con los trolos pero bien que a nosotras nos pone a trabajar juntas todos los días: si fuéramos pareja de verdad nos chuparíamos la concha menos seguido.

- En las películas de afuera es lo mismo.

- Sí, pero a esas minas después las tratan como reinas.

- Y cobran. En Estados Unidos se llenan de plata, pero acá…

- Acordate el año pasado cuando cayó el inspector del sindicato de tramoyistas por no sé qué cuestión del contrato de Abelardo, el iluminador, y estuvimos una semana entera sin trabajar hasta que arreglaron. Si a Ocampo le hacemos un paro vas a ver que no nos jode más.

- Seguro, el paro hay que hacerlo con Manucho.

- Reíte todo lo que quieras, pero igual no tenemos ni obra social ni vacaciones ni aportes ni nada. Hasta nuestras propias cremas tenemos que traer, si fuera por ellos no pagarían ni el lubricante: si te lastimás, o cuando no podés trabajar porque estás indispuesta, ¿quién te lo paga? Ni Ocampo ni César ni Ricardo ni nadie.

- ¿Y César y Ricardo qué tienen que ver?

- Todo, mi amor. Si no fuera por Ricardo y César esto se cae a pedazos. La plata para los canas la pone César, los contactos con los negocios que venden las películas son todos de Ricardo. Y fijate vos ahora cómo estás: ¿si mañana no podés trabajar qué pasa?

- Qué mañana ni mañana, si no puedo trabajar esta noche voy a la casa de Jorge Luis y lo castro.

- Mirá que vas a necesitar un cuchillo grande… Pero es lo que te digo, ponemos el cuerpo y nos tratan como basura.

- Sí, nos rompemos el culo trabajando.

- Mirá que sos boluda, vos.

- Para vos que decías del sindicato: esta noche tengo a uno de no sé qué gremio.

- ¿Ocampo te pidió comisión?

- Lo de siempre.

- Hijo de puta.

- Che, vos todo el tiempo te quejás y me llenás la cabeza pero bien que después te quedás calladita.

- No mientas: el otro día con Abelardo qué pasó.

- Abelardo es una cosa, pero agarrate con Ocampo y fijate qué hacés el día en que te diga que no vengas nunca más.

- Juicio, eso le hago. Sabés la de abogados que conozco, le meto un juicio y se termina todo. Esto es un laburo.

- Justamente: hay una fila de pendejas que quieren hacer nuestro laburo por menos guita, y lo único que les interesa es salir en las películas y si no les pagan les da lo mismo. ¿Te parece que Ocampo te va a dar mucha pelota si le vas con estas historias?

- Que vea cuántas de esas pendejas hacen lo que hacemos nosotras.

- Alguna seguro que hay, y hasta seguro tiene tetas más grandes y la cola más parada que nosotras.

- En este negocio no se trata de lo que tengas: lo importante es cómo lo movés.

- Un culo caído no hay como moverlo, querida...

- No estés tan segura. ¿Estuviste la semana pasada, cuando hicieron la película con la gorda? Trajeron una gorda de 300 kilos y la pusieron con Alan y Rodrigo, casi los aplasta. Así que si hay gente que se calienta con eso, nosotras podemos hacer cualquier cosa.

- Es que los tipos vienen cada vez más enfermos, te digo que no sé qué mierda se les metió en la cabeza. Decí que Ocampo en el fondo es bien tradicional, pero el otro día los chicos que hacen la edición me mostraron unas cosas que se bajaron de Internet y están todos muy rayados: los que no se cagan a palos están con gordas, enanas, disfrazados de cuero, veinte tipos con una sola chica.

- ¿Y la chica qué hace?

- Nada: les chupa un poco y después le acaban encima, hacen fila para cojérsela, y te digo que si lo pensás es más fácil que trabajar bien con uno solo.

- Decí lo que quieras, yo eso ni loca. Yo le dije a Ocampo después de la última vez que me puso en una escena con Jorge Luis y Adolfo, que yo esas cosas las cobro bien o no las hago. Ya no somos pendejas de dieciocho: cuando estaba con los dos adentro todo bien, pero a la noche cuando llegué a casa quisimos cojer con Pepe y pensé que me moría. Si te ponés a mirar las películas de afuera, hay cosas que las ves y no entendés cómo las hacen.

- Lo mismo le dije yo la última vez que trabajé con Rodolfo, es una bestia. Para que se le ponga dura tiene que estar duro él, y ni sabe lo que hace. Es peor que un borracho.

- Pero en cámara da bien: los tipos se ponen como locos.

- Ves, vos muy sindicalista pero si los tipos se calientan justificás cualquier cosa. Sos igual que ellos.

- No digas pavadas.

- Pavadas no, verdades: te ponen la plata en la mesa, te pagan vacaciones y aguinaldo, y te dejás hacer cualquier cosa. Y después me criticás a mí. Yo al menos pongo límites.

- Claro, vos sos digna y hacés cualquier cosa, esto es todo por amor. No me vengas con idioteces, que las dos sabemos bien de qué se trata. Yo reclamo lo que me corresponde porque trabajo bien. Es una cuestión de orgullo, hay que ser profesional.

- Se nota que trabajabas en un departamento del Centro: entre polvo y polvo se te contagió el chamuyo de los abogados…

- Las mujeres de los tipos que vienen con nosotras nunca en la puta vida van a hacer lo que nosotras les hacemos en quince minutos. Si los tipos tuvieran eso en la cama, ¿vos te creés que prenderían la tele? Miran nuestras películas para hacerse una paja o para ver si a las muertas de las esposas se les ocurre algo. No cualquiera hace lo que hacemos nosotras…

- Ubicate, nena: nosotras cojemos, no hacemos cirugía. Cualquiera puede cojer.

- ¿Y por qué nos pagan, entonces?

- Porque a Ocampo le conviene: cojemos como él dice, cuando dice, con los tipos que nos pone enfrente. Si Ocampo quiere gordas viene, filma con una gorda y listo. El día en que las gordas se pongan de moda vos y yo no vemos más un peso. Y los tipos lo mismo…

- En la tapa de las películas salimos nosotras, o te creés que los que ven las películas saben quién es Ocampo.

- No les importa, pero sin Ocampo a vos y a mí no nos conocería nadie. ¿Y vos qué preferís, seguirle la corriente a Ocampo o volver a hacer la calle? Acá los tipos están en la misma que nosotras, y al menos nadie te va a salir con algo que no esté en el libreto.

- Y al final del día sabemos que hay cheques para todos.

- Y entonces qué.

- Y entonces nada. Que acá el guión dice que ahora yo estoy en casa y vos entrás con un sobre lleno de papeles, yo te miro y te empiezo a apretar y vos tirás los papeles y nos chupamos las dos encima de los papeles que están todos escritos, acá dice que lo que está escrito en los papeles es importante pero si importara tanto no nos pondríamos a franelear encima.

- ¿Y después viene alguien más?

- ¿Importa?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno, Pablo. Felicitaciones. Me gustó mucho pero me engañaste. No es de sexo. Es una charla sobre explotación laboral, derechos laborales en un "contexto sexualizado".

Ahora, ¿cómo se te ocurrió la idea?

Anónimo dijo...

Me gustó mucho. Muy divertido, verosímil. Aunque me lo hacía más sutil a Jorge Luis.

[Che, tengo problemas con Blogger; ya había dejado este comentario antes. A ver si ahora se queda.]

Fernando dijo...

Sexo o problemas laborales. A la larga, también en los laburos nos terminan garchando a todos. Felicitaciones. Me encantó.

Fatalistah dijo...

Felicidades de parte de alguien que llegó de casualidad y se quedó y volverá!