12.11.06

chick lit à la gaucho

Gran alboroto en pasillos editoriales y los suplementos culturales STOP Descubrimos pólvora STOP Libros de chicas lindas que den bien en tapa se buscan STOP


Pues bien, la chick lit llegó a la Argentina. Digamos que las sugerencias de que a nivel internacional el asunto paga no tenían ningún grado de sutileza: si no entró por el lado de los libros y sus traducciones, por lo menos las películas de Bridget Jones y Sex and the City tendrían que haber avivado a alguien. Hasta ahora, los universos femeninos eran trajinados por esa profunda y conmovedora literatura de mujeres latinoamericanas despeinadas por la vida, o la variante folletinesca del best seller o la novela romántica, pero el target pre-menopáusico quedaba a manos de las colecciones para madres modernas y amas de casa desaprensivas.

Aparentemente, nuestras escritoras jóvenes mujeres creían (con gran tino de su parte) que es más interesante escribir para alguien más que para las mujeres jóvenes sobre algo más que las mujeres jóvenes, o en todo caso que se puede escribir sobre mujeres jóvenes más variopintas que chicas Cosmo à la Elle Woods en un ataque hiperestrogénico o versiones universitarias de Carrie Bradshaw que cambiaran los Manolo Blahniks por un mate. Y lo bien que hacen, y lo bien que les sale.

Pero ahora una editorial hizo el dosmásdossoncuatro (si funciona afuera intentémoslo acá, generemos la literatura cool para los palermitanos con ADD que no ven el mundo más allá de sí mismos, la prensa va a ser más fácil con gente que dé bien en cámara y no con esa colección de carcamanes mal peinados y pasados de kilos con los que solemos lidiar), y comenzaron "tímidamente" con las confesiones de una anoréxica para pasar ahora a lo que sólo puede ser, pavorosamente, el primero de una chorrera de libros blogueriles de niñas cool. A decir de Maxi Tomas, lo más probable es que esta nueva apuesta por convertir a bloggers en autores se deba a una moda, o al desoncierto actual de los editores (no es casualidad que, salvo en el caso de Casciari, que es muy anterior y viene acompañado de un premio internacional, no se trate de hombres-con-blog sino de chicas-lindas-con-blog; de hecho, el mandato interno que más se escucha por estos días en los pasillos de las editoriales es "queremos libros escritos por mujeres jóvenes sobre mujeres jóvenes").

Una advertencia y una sugerencia, entonces:
- advertencia: tengan en cuenta que las capitales mundiales del género son Londres y Nueva York, donde ya existe el affair Bucay del Chick Lit. Se llama Kaavya Viswanathan, chica de 19 años pega contrato supermillones con editorial firma adaptación a película antes de lanzamiento boom prensa hit pesos dólares yenes BANG, resulta que chica milagrosa en realidad era ladrona prodigiosa y le había robado no sólo a otras chicklitters sino al mismísimo Salman Rushdie (que está casado con una supermodelo y se afeita prolijo, pero es lo menos parecido a una niña cool que hay). En un par de años, cuando descubran que el libro de Celeste Cid o de Chiquita Bananera la Bloggera de Turdera es un afano de las obras selectas de Silvina Bullrich, recuerden que yo les había avisado.

- sugerencia: si lo van a hacer, háganlo bien. No se conflictúen con la búsqueda. Consigan a la modelo menos conocida de Pancho Dotto o a la chica más producida de la UBA, hagan una sesión de fotos y endílguenle el trabajo de algun ghost writer. El guión perfecto para esa puesta en escena es, por supuesto, el insuperable La pequeña vendedora de prosa, el tercer libro de la saga de Belleville del maestro Daniel Pennac: a Benjamin Malaussènne lo contratan para representar a JLB, el megaproducto hiperexitoso superguachiautor de los recontrarequetebestsellers que hace de sus lanzamientos manifestaciones masivas (como todos los libros de Belleville, -La felicidad de los ogros, El hada carabina, etc.- , lectura obligatoria). Digo, para qué gastarse buscando chicas lindas que además escriban cancheras y cool si tenemos las dos cosas por separado y las podemos juntar sin que nadie se dé demasiada cuenta, ¿no? (para el caso, hay tanto libro escrito por ghost writers dando vuelta que ni siquiera sería un escándalo el tema...).

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