21.9.07

Fútbol, con F de Forro (parte II)

Un comentario al post anterior hace algunas observaciones largas que merecen respuestas


existen pocas expresiones tan populares como el fascismo o el nacionalsocialismo, quiero decir que habitualmente lo neonazi responde a clamores populares y justamente eso es lo más peligroso de esos terroríficos movimientos. Esto, por supuesto, no quiere decir que lo popular sea necesariamente nazi, pero bueno, esa es otra discusión.
Cierto (de otra forma caemos en el razonamiento de que los fascismos/nazismos o cualquier expresión que consideremos "políticamente incorrecta" o reprobable son un lavado de cerebro de los marcianos a un pueblo inocente, bueno y pacífico, o sea que Hitler y Mussolini tenían millones de clones de sí mismos que pelearon guerras, llenaron manifestaciones y salieron a romper vidrieras mientras milones de alemanes/italianos pacifistas estaban encerrados en prisiones subterráneas), pero justamente por eso es que la prensa popular tiene una responsabilidad ética de hacer lo suyo sin recurrir a este tipo de "humoradas". No digo "censura", digo "responsabilidad" en el sentido de "si lo hacen se exponen a que tipos como yo hagan comentarios como este".

Entrando puntualmente al comentario sobre Olé, demás está decir que el comentario de el lamentable cronista es por demás repudiable, pero más allá de eso y aclarando que nunca en mi vida compré el diario Olé, tengo que decir que me resulta desafortunado el comentario de suponer que todos los consumidores de ese producto adhieren al espíritu cargado de misoginia que se presenta en la nota.
Doy por sentado que la lectura regular de una publicación implica normalmente que uno adhiere a lo que esa publicación dice (salvo que uno la compre para completar la colección, para estudiarla académicamente, o compre Playboy para leer las entrevistas), y en el caso de Olé no se trata de una nota aislada en un mar de felicidad: es una más de una sarta de notas, comentarios, tapas, posters con "las hinchas de X cuadro" (para cuándo, grita la platea femenina/gay, "los chongos bosteros") y una "filosofía del deporte" que engloba todas estas cosas. Olé ha tenido denuncias en el INADI por tapas en las que llamaban "monos" al seleccionado de Brasil, sin ir más lejos, y han puesto en tapa en letras enormes comentarios como "Ahora voy a matar al hermano de ellos" con el caso del barra de Ríver asesinado hace un tiempo. Si alguien ve una tapa con "humoradas" tan revulsivas como esa y, en vez de repudiarlas, pone su billete para comprar el número, no me queda otra que pensar que adhieren a eso. Insisto, no a un comentario aislado sino a la identidad editorial de Olé, que insistentemente y en todos los niveles posibles (empezando, diría Chilisoup, por cuántos y cuáles espacios se asignan al deporte femenino, a los deportes que no sean fútbol, a las mujeres que tienen algo que mostrar que no sea un par de pechugas apenas cubiertas por los colores de un cuadro de fútbol).

Me parece que tu, por momentos exagerada, reacción cae en un error parecido en algún punto, aunque mucho más leve, al del cronista. Quiero decir, encasillar a un deportista por su género me parece tan arbitrario como encasillar a un periodista por donde escribe. Grandes autores quisieran esconder lugares donde han tenido que escribir para llenar la olla a fin de mes.

Soy más que proclive a las reacciones exageradas, pero en este caso hay dos cosas que puedo observar:

- No ENCASILLO al periodista pensando en DONDE escribe, lo CRITICO por LO QUE escribe. Me parece que Olé es una bosta, no trabajaría allí y mucho menos lo compraría y tengo una opinión bastante baja de sus lectores (o, para ser precisos, del hecho de que X persona lo compre y lo lea, no como una condena general de esa persona sino como desacuerdo con ese "hábito" en particular), pero más allá de eso el infeliz que hizo esta nota la pensó, la escribió, la firmó y la publicó. Su editor la leyó, la aprobó y la puso en la diagramación. Y así sigue la cadena hasta el tipo que puso su moneda, compró el diario y se rió del "chiste".

- El cronista lo hace para parar la olla... yo trabajo en un diario, tengo familia y tengo necesidades: hay cosas que no escribiría, y a las que mucho menos les pondría mi firma. Cada acción tiene una implicación ética que no se limpia por la necesidad: si yo mato a un tipo porque tienen amenazada de muerte a mi hija (cosa que haría sin pensarlo media vez), eso no quita que lo que yo haya hecho sea moralmente condenable, y yo puedo explicar pero no defender mi acto por esa circunstancia extrema. Yo debería ir a la cárcel por haber matado: quizás se considere como atenuante la circunstancia, pero hice lo que hice. En este caso, el tipo escribió lo que escribió y tiene que hacerse cargo de eso. Las cuentas no me las rinde a mí ni a nadie, sino a su conciencia, a su almohada y en todo caso a su reputación profesional, pero si justificamos "porque hay que parar la olla" cualquier motivación justifica cualquier acto y todo da lo mismo mientras se pueda esgrimir una razón por el acto. No estoy de acuerdo.

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