20.9.07

Humille, maestro

En esta semana el New York Times decidió que era hora de dejar de remar contra la corriente en las Cataratas del Iguazú y dio de baja Times Select, ese engendro en el que sus mejores firmas sólo eran accesibles para suscriptores pagos. En Wimbledon me entero de que una es esas firmas, parte de una larga y gloriosa lista de bloggers invitados que participaban en promedio un mes, era Douglas Coupland. Y hacia allí me dirigí, raudo cual flecha.

Douglas Coupland se hizo obscenamente famoso con Generatio X, y se ganó la reputación de chico pop que escribe gansadas y acuña frases de moda.

Y sin embargo es un escritor de aquellos: amante del pop y enfermo del zeitgeist (en una de sus novelas aprendí justamente la palabra), pero con un ojo de microscopio nuclear, una obsesión por el dato que explota a las diez mil maravillas, un estilo que siempre rinde para una vuelta de tuerca más y ese toque que no tienen muchos (Nick Hornby es otro, aunque al lado de Coupland Hornby tiene el estilo de un filósofo alemán existencialista). Y los libros de Coupland siempre corroen la superficie de la que están enamorados, siempre dan ese salto. El tipo es un dotado. Generation X es un buen punto de partida, a mí me gustó más Microserfs (la vida de programadores quemados ex Microsoft en plena burbuja punto com), a veces es desparejo pero en algún momento siempre logra cuajar (y saca adelante cosas como páginas y páginas con dibujitos, números aleatorios, palabras sueltas, experimetnso tipográficos, notas al pie con definiciones y todas esas cosas que supuestamente son gimmicks pero que en las manos justas son geniales).

Y lo único que le faltaba era un manifiesto: lo hizo en este post de su blog, con más gracia, profundidad, fundamento y panache que las 25 millones de explicaciones de otros autores acerca de por qué escribir sobre la modernidad. Hay que sacarse el sombrero. Humille, maestro.

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